Al final, decepciona un poco ser testigos de que ni siquiera aquellos a los que uno considera, se salvan de la condena vital de cumplir ciclo. En el caso de Patrick Carney, decepciona el hecho de que la inteligencia, el instinto natural que se le presuponía al batería de The Black Keys, se quede en tan sólo un inmaduro efecto ‘flaming’ cuando se sienta en el cómodo salón de su casa de Akron y ahí es donde se queda toda su rabia, creatividad y mordacidad cuando trastea en redes sociales; que tras el desaliñado Dan Auerbach no hay el suficiente buen gusto por la producción añeja y los arreglos repletos de sabor o no lo necesario entre ambos músicos para continuar lo mostrado en el ya lejano "El Camino" (2011) y administrado con cuentagotas, en rácanas dosis, hasta “Brothers” (2010), pasando por "Attack And Release" (2008) pero también "Magic Potion" (2006) y, claro, "Thickfreakness" (2003), todo un disco a descubrir. A un auténtico petardazo como supuso "El Camino" (2011) le llegó la prueba definitiva en su continuación, "Turn Blue" (2014) que, pese a todo, me gustó; sabedores quizá de que no tenían las canciones, en un forzadísimo intento por salvar el tipo, decidieron abandonar el rock low-fi de "El Camino" y mirar hacia otro tipo de registro, evitando así la comparación con el anterior. La genialidad compositiva de "El Camino" se había perdido, pero había canciones que aprobaban justitas. Sin embargo, la opinión general y los resultados no fueron los esperados por lo que han dejado pasar cinco largos años (ocho, ni más ni menos desde “El Camino”, siendo la espera más larga entre disco y disco de The Black Keys) para publicar un álbum en el que The Black Keys “regresan al rock” en una de esas maniobras tan antiguas como el girar del mundo, cuando como tal es vendido ese retorno. La decepción a primer golpe de vista se transforma en algo mucho peor cuando uno escucha las canciones de "Let's Rock" (2019) y se encuentra un disco justito, con canciones de poca altura y menos riesgo, riffs con sabor a sobras, evocando el sonido de lo que un día fueron, pero sin tanto atrevimiento, menos genuino y fresco.
Puede ser la ausencia de Danger Mouse (seguro que sí), el fin de un ciclo, el propio cansancio de la banda, el aburrimiento de lo encorsetado de su planteamiento o, simplemente, la desgana de Auerbach y Carney, que "Let's Rock" – sin ser un álbum funesto, conteniendo canciones que convencen tras muchas escuchas y sabe Dios que lo he escuchado hasta la saciedad- carece de cualquier cosa remotamente parecida a un single y hay que convencerse a uno mismo para creer haber encontrado uno. Los riffs respiran el aire de una habitación adolescente sin ventilar, las letras son quizá lo más genérico que hayan escrito en toda su carrera, los caminos comunes son tan evidentes que parece que las estrofas hubiesen sido escritas con una aplicación llamada “apalabrados del rock” o compuestas por una banda tributo de The Black Keys y el arrojo, el puto arrojo, de "Brothers" (2010) y "El Camino" (2011) parece precisamente eso, perdido en el camino.
El sonido setentero está garantizado cuando suena "Shine a Little Light" y sabes que son The Black Keys, pero le falta la misma pegada que a la ligeramente groovie, "Eagle Birds", si la escuchas lo suficiente, sentirás que quieres engancharte pero resulta difícil, tanto o más que en "Lo/Hi" en la cual Carney y Auerbach intentan emularse a sí mismos, antes de entrar en las farragosas aguas del aburrimiento en "Walk Across the Water" o "Tell Me Lies" (en la cual me gusta mucho el tono de la guitarra pero siento que le falta algo). Algo parecido a lo que me ocurre en "Every Little Thing", dándome cuenta de lo suave, lo flojitas, que suenan las voces cuando deberían sentirse con algo más de energía.
"Get Yourself Together" continúa el tono lánguido, sin fuerza, Carey imprime algo de gracia a su golpe tras los platos y lo mejor de toda la canción pueden ser, fácilmente, los coros femeninos como la evocación a unos Stealers Wheel, aunque sin gas, en "Sit Around and Miss You", siendo lo mejor de esta segunda cara “Go”, jugando con ventaja en "Breaking Down" o "Under the Gun", antes despedir el álbum con la sensación de esa comida que se repite en "Fire Walk with Me", convirtiéndose además en una indigna referencia -por poco atrevida- al mundo de Lynch.
Pese a todo, "Let's Rock" es un álbum que se disfruta tanto como el oyente espere o no de ellos; los que estuvimos en giras anteriores, no encontraremos apenas nada por lo que mover los pies, los que no soportaban a The Black Keys seguirán sin poder aguantar su música y planteamiento pero lo peor, como en todas elecciones, no somos unos y otros sino ese voto perdido; el que es capaz de hacer que llenes un pabellón en lugar de una sala, y que pueden haberse dejado (como bien podrás intuir), en efecto, por el camino. Lo más excitante de los de Akron en años siguen siendo los tweets de Carney y eso, más que de su ingenio, dice bastante poco de la actual música del dúo…
© 2019 Piero Bambini