El cisma prosigue y Bartłomiej Krysiuk publica el ansiado “Hospodi”, ansiado por llegar a entender, por escuchar, por conocer de primera mano si lo dicho por Krzysztof Drabikowski era cierto y, por desgracia, comprobar que quizá, lejos de la calidad del álbum que nos ocupa, lo más triste sea comprobar que ni siquiera el propio Krzysztof ha sido todo lo sincero que debiera con nosotros, ya que la supuesta incapacidad para cantar, interpretar y, en última, instancia; componer por parte de Krysiuk, se ve más que colmada en “Hospodi”, confirmando aquello de que “ni los buenos son tan buenos, ni los malos lo son tanto” o eso mucho más de andar por casa de que cuando una pareja rompe, lo ideal es escuchar a ambas partes. Sin embargo, vivimos los peligrosos y turbulentos tiempos de la gran y enorme red social en los que, tal y como indiqué en mi humilde crítica a "Панихида" ("Panihida"), tan sólo hace falta alzar la voz en la acusación para que se proceda a la lapidación pública; y la parte acusadora no tenga siquiera que demostrar su acusación mientras que el acusado no dispone siquiera de la presunción de inocencia y yo, que ya empiezo a peinar canas, prefiero no pelear guerras ajenas y olvidarme del infantil “nosotros y ellos” (“us and them”, que dicen los anglófilos en este tipo de asuntos) y posicionarme en algo que es tan distante en mi día a día, como el planeta Dagobah. Podrá parecer una postura poco auténtica pero lo único cierto es que, como seguidores, ahora mismo disponemos de "Панихида" ("Panihida") y “Hospodi”, ración doble de Bathuska en pocos meses.
Pero, volviendo al asunto que nos interesa, tal y como le indicaba a mi buen amigo Carlos (mi querido Emeritus), lo que más me molesta es escuchar “Hospodi” y descubrir que, aunque no sea un álbum notable, hay canciones que me gustan, hay riffs que me encantan y descubro que Krzysztof, aquel por el que sentía la simpatía propia del damnificado, no ha sido del todo honesto con su público, nosotros. La justicia polaca le ha dado la razón a Krysiuk, ¿por qué? Artistas de renombre en el mundo del metal, están apoyando a Krysiuk, ¿por qué si ha robado a Krzysztof y conocen a ambos de primera mano? Mientras que Krysiuk ya tiene contrato con la mítica Metal Blade Records y el odio de miles de aficionados, pero también el apoyo de otros tantos miles, ¿por qué Krzysztof todavía no puede presumir de una pequeña discográfica que distribuya físicamente "Панихида", siendo fiel a sus principios? ¿Qué está ocurriendo de verdad en el universo de Batushka? Parafraseando al Guillermo más universal, algo huele a podrido en la fría Polonia…
Pese a ello, el lector más sagaz mirará el título de esta crítica y comprobará que tan sólo la coronan dos estrellas, ¿qué está ocurriendo si acabas de decir que te gusta?, me dirá de manera inquisitoria, buscando el revolcón en la arena o acusando la poca conexión entre el texto y la nota final del álbum. Nada de eso, es muy sencillo; “Hospodi” es una buena colección de ideas, hay un poco de la esencia de los Batushka de “Литургия” (Litourgiya) de 2015, esos cantos ortodoxos con los que abre “Wozglas” y el toque ritual, por supuesto, además los Batushka de Krysiuk poseen los riffs, como el de "Dziewiatyj Czas" pero, en general, la sensación es de poca cohesión; Krysiuk tiene las ideas y las lleva a cabo, el disco suena maravillosamente bien, pero los ‘hooks’ (que dicen los entendidos para denominar a los estribillos pero también a esas partes que nos noquean cuando escuchamos una canción) son previsibles y forzados. Mientras que los Batushka de Krzysztof enganchan en su totalidad, los de Krysiuk parecen construidos de retazos perfectamente ensamblados, el ejemplo de "Dziewiatyj Czas" es claro; buen riff, coros, voces rasgadas, más coros, un “Hallelujah” aquí y allá y la sensación de que estos Batushka tienen más que ver con los Ghost de “Opus Eponymous” (2010) que con el encanto underground de los de “Литургия” (Litourgiya).
Los singles “Wieczernia” o "Polunosznica" salen mejor parados en el contexto del álbum que como adelanto, uno entiende su naturaleza y se disfrutan mucho más; el crescendo de "Polunosznica" es mágico, mientras que “Wieczernia” es black sin ambages. ¿Estamos seguros de que “Hospodi” habría recibido tanto odio y descarnadas críticas si lo hubiese firmado una banda desconocida o sin el culebrón previo de Batushka? Estoy convencido de que estaríamos hablando de una de las grandes revelaciones del metal. Canciones como "Powieczerje" podrían haber sido incluidas en “Литургия” (Litourgiya) y lo único que a veces me chirria en algunas es la sensación de poca autenticidad (“Utrenia”, por ejemplo) en unos coros que la primera vez que escuchamos en su debut, todos hicieron que nos preguntásemos qué estábamos presenciando; no porque fuese la primera vez, sino porque aquello parecía real y aquí, en “Hospodi”, simplemente parece decoración de Halloween.
"Pierwyj Czas" posee la furia y "Tretij Czas" la mística, esa que intentan apaciguar en "Szestoj Czas", tres piezas estupendas -a modo de tríptico- que se alejan de Batushka e internan el black metal más clásico, pero también más anodino, antes de cerrar con “Liturgiya” para que Krysiuk, Jaroszewicz y Rumiński dejen claro que ellos son Batrveshka y lo de Krzysztof el despecho de un adolescente. “Hospodi” es un álbum que plantea más interrogantes que respuestas y que deja aún más abierta la herida entre Krzysztof y Krysiuk, entre los seguidores más auténticos que hasta ahora no habían escuchado siquiera “Литургия” (Litourgiya) y ahora, a los postres, entran a jugar tirando de fundamentalismo y “reconcome” moral por el pobre Krzysztof pero lo único cierto es que parece que seguiremos teniendo ración doble de Batushka para largo, "Панихида" ("Panihida") se perfila como el digno sucesor de “Литургия” (Litourgiya) y “Hospodi” un disco de metal correcto, con buenos momentos, me basta.
© 2019 James Tonic