Crítica: Abbath "Outsrider"

Esperaba muy poco de este álbum, no porque “Abbath” (2016) no me hubiese gustado (que sí, mucho…), sino porque tras verlo de gira en solitario, me sentí decepcionado por su errática actitud, sus problemas de sonido, su incapacidad para mantener el ritmo del concierto, completamente convertido en un meme viviente. Además, la réplica de Immortal no se hizo esperar, "Northern Chaos Gods" (2018) fue uno de los mejores discos del año pasado, demostrando que Demonaz sigue siendo el auténtico Rey del Norte y Olve Eikemo quizá debía había dado ya lo mejor de sí mismo. Craso error, el black metal es un floreciente vergel en el que no sólo aparecen constantemente grandes bandas sino que algunas más veteranas reverdecen su legado. Tras los consabidos adelantos y la consecuente campaña de mercadotecnia para promocionar el álbum (que en su edición deluxe, incluye maquillaje para tu propio ‘corpse paint’), se esconde un álbum como “Outstrider” que, sin llegar a exagerar, es claramente superior al debut del noruego y, aunque todo sea una cuestión de gustos, rivaliza y en algunos momentos supera a "Northern Chaos Gods" de Immortal. La receta es sencilla, black verdaderamente helador, con tintes hard en algunos momentos, una versión de Bathory, "Pace 'Till Death" de su "Blood Fire Death" (1988) y ocho canciones que nos muestran a un Eikemo en estado de gracia a pesar de las bromas, de los dichosos memes, del alcohol y de sus problemas con sus antiguos compañeros y esos otros más recientes que le acompañaban en solitario (King Ov Hell, Silmaeth y los dos Creature tras la batería), siendo reemplazados por Ole André Farstad a las guitarras, Ukri Suvilehto en la batería y la bajista Mia Wallace (a quien he tenido la suerte de ver en directo hace poco menos de un mes, acompañando a Tom Warrior en la reencarnación de Hellhammer).

“Calm in Ire (of Hurricane)” sirve de épica introducción, arreglos tras la batería de Ukri y la voz rasposa de Abbath, como maestro de ceremonias, la guitarra de Ole suena a hard rock pero, al poco, cambian de tempo y nos llevan a la fría Noruega, así es la magia de la música y su poder evocador. Black y más black, “Bridge of Spasms” posee las señas de identidad de un subgénero en el que Abbath no innova, realmente nunca lo ha hecho, pero en el que se le siente cómodo, tanto como para carburar en “The Artifex” y hacer que toda la banda corra siguiéndole. El adelanto que fue “Harvest Pyre” posee la urgencia, qué demonios; lo tiene todo y dentro del álbum es una pieza magnífica que nos hace mantener el interés hasta “Land Of Khem”. Eikemo no se complica, coge prestado de "All Shall Fall" (2009) y toma lo que le interesa de “Abbath”, además disfruta cantando en “Land Of Khem”, saliéndose por la tangente del típico croar que utilizaba en Immortal, sonando más espontáneo y fresco que nunca.

“Outsrider” se inicia con una bonita introducción y tira de nuevo de épica y emoción, un compás sencillo, nada de blast beats y Abbath narrando. Pero, sabedor de lo que queremos, manejando el orden como nadie, sitúa “Scythewinder”, como un brutal cruce entre sus queridos Motörhead e Immortal, y recupera la emoción de su primer álbum (“Ashes Of The Damned”) en “Hecate” o rindiendo homenaje a Quorthon en la mencionada "Pace 'Till Death", en la que no aportan nada nuevo, pero muestra sus respetos con mucha dignidad, sin queja alguna cuando la versión es tan honesta, como en este caso.

Grabado en los estudios Dub Studios de Kristiansand (Noruega) por Endre Kirkesola, “Outstrider” suena magnífico, exuberante, una superproducción de black metal propia de nuestro tiempo y, aunque no contenga los evidentes singles de su debut, muestra un trabajo aún mayor o quizá, mucho más apropiado en él, unas ganas de revancha propias de Eikemo. Recuerdo que durante su primera gira pude compartir unos segundos con él y cuando le dije lo genial que me parecía el primer álbum, él me respondió un escueto pero divertido; “Lo sé…”. Y yo lo único que sé es que su salida de Immortal nos ha beneficiado a sus seguidores, por un lado tenemos a Demonaz y Horgh con un álbum como “Northern Chaos Gods” y, por otro, a Abbath con “Outstrider”, somos afortunados…


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