Si no podía pedirle más a Trey Azagthoth con la publicación de “Kingdoms Disdained” (2017) de Morbid Angel, tras “Heretic” (2003) e “Illud Divinum Insanus" (2011), con un álbum que, si bien era todo lo sólido que podíamos esperar, su sonido no terminaba de convencernos. Sí que podía pedir y exigirle más a un David Vincent que sí parecía haber perdido el norte con su faceta más country y un proyecto como I Am Morbid (con el que no seré demasiado hipócrita, ya que tengo la entrada para verlos en directo en unos meses pero, ¿es que hay alguien sobre este mundo que ame el metal extremo y pueda resistirse a ver a Vincent interpretar las canciones más clásicas de Morbid Angel?) que huele bastante mal; pareciendo una venganza servida bien fría a Azagthoth y una forma de sacar algo de dinero, que una bonita y honesta forma de honrar el legado de auténticas obras maestras atemporales e históricas como "Altars of Madness" (1991), "Blessed Are the Sick" (1991) o "Covenant" (1993). Como decía, a mi amarga experiencia de conocer a Vincent en directo (ocurrió en el mítico Hellfest del 2013), se sumaba su forma de afrontar el concierto que tuvo lugar esa misma madrugada, la distancia de un Azagthoth y su madre acusando a su antiguo compañero y la pérdida de dirección de Vincent. ¿Qué podíamos esperar de él? Todo y nada, como suele ocurrir con los genios (porque Morbid Angel, por mucho que adore a Trey, era una bestia con varias cabezas y más de un cerebro). Y así llegaba el anuncio de VLTIMAS, una banda de nombre verdaderamente ridículo y pretencioso, con una V en lugar de una U, muy trve, pero una formación sólida con Blasphemer (Mayhem pero también Aura Noir, a quienes pude ver hace un par de años en directo, entre muchos otros), Flo Mounier de Cryptopsy y, por supuesto, David Vincent de maestro de ceremonias, la promesa de un álbum, publicado con Seasons Of Mist y unos adelantos que, he de ser sincero, me convencieron a la primera escucha, pero con los que me prometía a mí mismo mantener la templanza.
Tras una semana escuchando el promo y ahora el vinilo de VLTIMAS, “Something Wicked Marches In”, he de reconocer que no es un álbum tan personal como el de Trey, “Kingdoms Disdained”, pero es infinitamente más directo y accesible, igual de contundente y agresivo, mucho más definido y trabajado, gracias al enorme trabajo del productor Jaime Gomez Arellano y unas canciones que, en muchas ocasiones, son redondas, todo ello bajo una portada a la altura de las circunstancias, obra del genial Zbigniew Bielak. Es pronto todavía para asegurarlo, pero “Something Wicked Marches In” es el trabajo que deberían haber grabado Morbid Angel, es la reconciliación absoluta con Vincent y su legado, sus desmanes y su errática carrera en los últimos años; es uno de los mejores discos de death de este año y, aunque no sea una obra maestra, dejará más de una sonrisa en los seguidores de los de Tampa, eso seguro.
En la inicial “Something Wicked Marches In”, escucharás influencias de muchas otras bandas, tiene un toque industrial y Flo parece haber sido programado, en lugar de estar trabajando el doble pedal, Blasphemer suena más ácido que nunca y, aunque parezcan levemente industriales, la sorpresa de reencontrarnos con un Vincent más temible que nunca, devorando nuestras almas, es mayúscula; para colmo, posee un estribillo que se pega y no suena como una concesión, sencillamente brutal. Impresionante es “Praevalidus”, lejos de la comparación con el death, el trabajo de Mounier la convierte en una pieza infinitamente más compleja y Blasphemer hace un magnífico trabajo, completamente alejado de lo que hace en Aura Noir. La virtud de VLTIMAS se demuestra en estas tres canciones que abren como un verdadero cañonazo y es que “Total Destroy” es igual de mortífera que “Praevalidus”.
Vincent está absolutament espectacular y así canta "Monolilith" o esa apisonadora llamada “Truth and Consequence”, en un disco en el que no sobra ni un solo minuto de sus treinta y ocho, y se remonta el vuelo en su segunda cara con “Last Ones Alive Win Nothing”, cinco minutos de tremolo picking a cargo de Blackphemer y versos escupidos con rabia, ¿es death, es black? VLTIMAS tienen carácter propio y así son capaces de sacarse de la manga un single como “Everlasting” y la salvajada que es “Diabolus Est Sanguis” en la que Mounier parece al borde del colapso y Vincent haberse metido en la piel de Lucifer, sin darnos tregua alguna hasta “Marching On”, por si a alguno no le había quedado claro su currículo o tenía ganas de más, bonita forma de rompernos el cuello cinco minutos con un magnífico solo de Blasphemer.
No siendo un álbum completamente perfecto, “Something Wicked Marches In”, como he escrito más arriba, es uno de los grandes discos de death de este año, la constatación de que Vincent todavía tiene algo que decir y una forma de decirle a Azagthoth que debe ponerse las pilas si no quiere que Vincent le pase a toda velocidad. Sólo espero que haya continuidad y VLTIMAS sean una banda que publique regularmente y se prodigue por los escenarios. Cada vez entiendo menos a Vincent y ese I Am Morbid, con semejante bestia como la que ha parido, acojonante…
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