Crítica: Legion Of The Damned “Slaves of the Shadow Realm"

Cualquiera que haya escuchado a Legion Of The Damned desde hace unos años, sabrá que son tan fiables como predecibles en una escena que ha reverdecido y en la que ahora, más que nunca, tienen gran competencia, de manos de veteranos y chavales que se quieren comer el mundo a golpe de thrash. Sin embargo, los holandeses pueden sentirse orgullosos ya que no hay muchas formaciones ahí fuera que sean capaces de mezclar thrash y death a partes iguales con el mismo éxito. Pese a ello, he de reconocer que “Slaves Of The Shadow Realm” me ha decepcionado, de la misma manera que “Ravenous Plague” (2014) me parecía una copia literal a “Descend Into Chaos” (2011) y tenía que acudir a refugiarme en “Cult Of The Dead” (2008), “Feel The Blade” (2008) y, por supuesto, “Sons Of The Jackal” (2007), aunque no me olvido tampoco de “Malevolent Rapture” (2007), en este último álbum parecen no haberse complicado demasiado y tirado, de nuevo, por la calle de en medio. Sí, Legion Of The Damned suenan como una apisonadora y el trabajo de Andy Classen tras los mandos es tan magistral como siempre: su relación viene de largo y productor y banda se conocen a la perfección. Pero hay algo que no me convence de canciones como “Charnel Confession” o “Nocturnal Commando” en un álbum breve como pocos, nueve canciones y dos regalos, a modo de contenido extra, tras cinco años de espera en los cuales la banda parecía completamente desaparecida o aletargada.

Como también es cierto que cuando suena “The Widows Breed”, es verdad que tanto Van Geel, como Giele o Fleuren parecen haber crecido como músicos, mientras la voz de Maurice sigue tan sucia y rasposa como siempre. Por desgracia, la canción es igual de floja que las de “Ravenous Plague” o “Descend Into Chaos”. La guitarra de Van Geel cruje y Fleuren se lanza como poseído en “Nocturnal Commando”, si escribo sobre este trabajo es por su magnífica labor, pero no terminan de cuajar, de convencer o de romper. Algo que termino de confirmar en “Charnel Confession”, un single en potencia, pero al que le falta fondo y garra, atrevimiento y agresividad. Que nadie me malinterprete, disfruto del disco y me sigue pareciendo que están a un gran nivel, pero no al de la banda que firmó “Cult of the Dead” (2008) y en “Charnel Confession”, lejos de la épica, me encuentro partes prescindibles, tanto como un horrible solo, indigno de Van Geel.

Hay momentos muy interesantes, como “Slaves of the Southern Cross”, en la que levantan el pie del acelerador y, lejos de jugar con el groove, la convierten en un medio tiempo pesadote que les sienta fabulosamente bien, con la que sí aprecio diferencia entre ella y el thrash menos arriesgado de “Warhounds Of Hades”, más cercanos de Sodom que de ellos mismos, (que, a pesar de todo, es una de las mejores de todo el álbum) o “Black Banners In Flames”. De “Shadow Realm of the Demonic Mind” me gustan los coros y dobles voces de Maurice, así como la sensación de estar cabalgando que logra la guitarra de Van Geel, de una recta final en la que Legion Of The Damned parecen querer apretar e introducen canciones sensiblemente mejores que las de su primera cara; “Palace Of Sin” es un auténtico terremoto sónico, como épica “Priest Hunt” y violenta y rápida, “Azazel’s Crown”, con algunos de los mejores riffs de Van Geel, antes de poner la directa y volver a sonar predecibles y totalmente genéricos en “Dark Coronation / Outro”, despidiendo el álbum con un amargo sabor de boca, algo inconcebible

Un disco correcto, en el que muchos creerán ver algo más a causa de su ataque sonoro y el oficio de Maurice Swinkels y Erik Fleuren, pero que no encierra más que otra colección de canciones más, nada nuevo bajo el sol de Holanda.


© 2019 Jack Ermeister