SETLIST: Procreation (of the Wicked) /Visions of Mortality /Circle of the Tyrants /The Usurper /Ain Elohim /Necromantical Screams /Dawn of Megiddo /Os Abysmi vel Daath /Mesmerized /Return To The Eve /Morbid Tales /Synagoga Satanae/
Hay que tener muchos cojones para recibir ofertas económicas de lo más tentadoras por reformar Celtic Frost y negarte a ello pero es que, claro, estamos refiriéndonos a todo un mito como Thomas Gabriel Fisher, Tom G. Warrior, y Celtic Frost siempre ha supuesto las dos caras de la misma moneda para el músico suizo; por un lado, su verdadero pasaje a la historia de la música y su nombre escrito por siempre como creador indirecto, influencia, de un subgénero como el black metal, junto a otros músicos inmortales. Y, por otro lado, la frustración que todavía sigue sintiendo con la mácula en una carrera casi perfecta y la publicación de “Cold Lake” (1988), la primera y última vez que Warrior cederá a la presión de terceros, el agridulce éxito de un álbum como “Monotheist” (2006) y las amargas tensiones con Franco Sesa como dinamitador absoluto del renacimiento de la banda, la poca implicación de un Martin Eric Ain (más interesado en la gestión de sus propios restaurantes y clubs en Zurich) y, por último, la inesperada pérdida de este, las lágrimas y la frustración por la definitiva defunción de Celtic Frost, un gigante que permanecerá dormido por los siglos de los siglos.
Con todo, hay que tener mucho valor para negarse a despertar a Celtic Frost en los grandes festivales europeos o ceder al refrito de músicos y, por consiguiente, perder la credibilidad ganada a lo largo de todos estos años y, sin embargo, interpretar todas esas canciones con otro nombre y otra carrera como es la de Triptykon, en la que la gente espera de verdad con ganas su próximo lanzamiento, a la mitad del caché del que atraería un nombre eterno como Celtic Frost, aunque quizá con la misma repercusión, como evidencia su última gira por salas.
Así, tras una prueba de sonido y un cambio de equipo que se hizo eterno y demoró el concierto de Triptykon, privándonos de dos canciones, resonaban las siniestras notas de “Totengott” con ese toque industrial y sus satánicas invocaciones, para dar paso a sospechosos habituales como la bajista Vanja Slajh y el alargado guitarrista V.Santura, junto al recién incorporado Hannes Grossmann de Hate Eternal, al que no podría parar de elogiar por su fortísima pegada y buen gusto tras los parches. Cantidades exageradas de humo recibían entre sus tripas a Warrior, maquillado y con su sempiterno gorro calado, ambos músicos armados con Ibanez Iceman y Santura, en particular, maquillado como como Martin Eric Ain, en claro homenaje y respeto al repertorio que interpretaría.
Así, tras una prueba de sonido y un cambio de equipo que se hizo eterno y demoró el concierto de Triptykon, privándonos de dos canciones, resonaban las siniestras notas de “Totengott” con ese toque industrial y sus satánicas invocaciones, para dar paso a sospechosos habituales como la bajista Vanja Slajh y el alargado guitarrista V.Santura, junto al recién incorporado Hannes Grossmann de Hate Eternal, al que no podría parar de elogiar por su fortísima pegada y buen gusto tras los parches. Cantidades exageradas de humo recibían entre sus tripas a Warrior, maquillado y con su sempiterno gorro calado, ambos músicos armados con Ibanez Iceman y Santura, en particular, maquillado como como Martin Eric Ain, en claro homenaje y respeto al repertorio que interpretaría.
La machacona y monolítica “Procreation (of the Wicked)” trajo consigo el primer “ugh!” de la noche, que fue el pistoletazo de salida para los apretujones y avalanchas de las primeras filas. “Visions Of Mortality” de “Morbid Tales” (1984) y su violentísimo cambio de ritmo o el galope de “Circle of the Tyrants” fueron las que terminaron por demostrar el porqué de su leyenda hasta que Warrior mencionó “To Mega Therion” (1985) y el clamor fue unívoco en una noche de celebración en la que no nos dieron tregua, como la mención y el recuerdo a Martin en la interpretación de la larga “Ain Elohim”. De nuevo a “To Mega Therion” con “Necromantical Screams” y la épica “Dawn Of Meggido” fueron más que suficientes para dibujarnos a todos una sonrisa en un escenario en el que no solo se estaba invocando a Celtic Frost sino a todo un universo de bandas que beben de su música y a todos los demonios internos de Warrior. “Os Abysmi vel Daath” nos llevó a “Monotheist”, como en una oración, demostrando que el álbum de regreso, el último de los suizos, da muchísimo de sí y sus composiciones están a la altura de las más grandes. El recuerdo a “Into The Pandemonium” (1987) vino con “Mesmerized” y el auténtico regalo que fue escuchar “Return To The Eve” interpretada por Triptykon, por primera vez en directo. Y es que, si no me falla la memoria, Warrior nunca la ha tocado en directo con su actual formación, siempre con Celtic Frost.
Para despedirse, por el contrario, el caramelo envenado de escuchar la mítica “Morbid Tales” y Warrior preguntarnos “Are you morbid?” repetidas veces y la decisión de despedirse con “Synagoga Satanae”, después de habernos perdido "Into the Crypts of Rays" o "Dethroned Emperor". Sonaba “Winter” por los altavoces y no podía ser más feliz, tras asistir a la gira de “Melana Chasmata” (2014), conocer en persona a Coroner, verles de nuevo en directo y escuchar los clásicos de Celtic Frost de la mano de Warrior, este próximo verano tendré el placer de volver a coincidir con él y escuchar las canciones de Hellhammer en la próxima edición del inmejorable Hellfest en Nantes. A veces, la vida, en efecto, puede ser maravillosa…
© 2018 Blogofénico Supremo
"To Mega Therion" firmado por Tom Warrior y Martin Eric Ain (© Blogofenia)
Video © 2018 Raúl García
"To Mega Therion" firmado por Tom Warrior y Martin Eric Ain (© Blogofenia)
Video © 2018 Raúl García