Me cuesta mucho tener que evaluar con la cabeza, la razón, una obra de Cronos con el logo de Venom estampado en su portada y sentir que no ha superado mis expectativas. A estas alturas de la película, creo que es más que justo no esperar nada de Venom y, sin embargo, esperarlo todo; entendiendo que, como seguidores, tan sólo necesitamos que mantengan el equilibrio y siga publicando discos como “From The Very Depths” (2015), esa dignidad por la cual muchas bandas veteranas siguen publicando discos con los que no pretenden inventar nada en absoluto, pero son tremendamente agradecidos en directo. De su amargo desencuentro con Abbadon y Mantas ya sólo parece quedar un odio enconado que no deja bien parado a un Cronos que, además de faltar a su amigo cuando este más lo necesitaba (célebre es la anécdota en la que la madre del guitarrista yacía en su lecho de muerte y Conrad únicamente llamó para preguntar por los derechos del nombre de la banda) se llevó el gato al agua y, desde entonces, ha publicado discos regulares, basados en un proto-thrash crudo pero poco extremo y en el que lo más maligno que podemos encontrar es, aparte de su todavía voz de cuchilla de afeitar, la obvia referencia como banda seminal de todo un subgénero como es el del black metal cuyas bandas le deben tanto como, seguramente, los miembros de Venom a ellos, a estas alturas. Y, sin embargo, pese a contar con la ayuda de dos músicos a la altura de las circunstancias, como son Stuart “La Rage” y Danny “Dante”, y haber publicado un álbum tan notable como es “From The Very Depths”, en los últimos años se ha visto reverdecer la polémica con la formación de Venom, Inc. con Mantas, Abbadon y Tony Dolan que publicaron un más que efectivo “Avé” (2017) al que una producción infinitamente más moderna que la que lucen los discos de Cronos, convirtió en un relativo éxito entre público y crítica, pese a ello, el reciente despido de Abbadon juega en su contra.
Habiendo disfrutado de ambas formaciones en directo, he de reconocer que todavía tengo el corazón dividido; la extraña sensación de escuchar en dos noches diferentes versiones legítimas de un clásico como “Black Metal”, puede romperle el cuello a cualquiera, tanto como llevarle aún más a la confusión. Y, sin embargo, cuando estreché la mano de Cronos y ofrecí mi copia de su célebre álbum, no pudo menos que torcer el gesto al ver la firma de Mantas y Abbadon y negarse a estampar la suya junto a la de sus antiguos compañeros, haciéndolo en la contraportada. Genio y figura, desde luego que sí…
Volviendo a “Storm The Gates”, a un album que suena como sólo Venom saben sonar y con ningún aderezo o arreglo excepto guitarra, bajo y batería, es de agradecer la firmeza en sus convicciones, la negativa a actualizar un sonido y sentir con ello que Cronos se traiciona a sí mismo pero lo que en “Avé” convence por el envoltorio, en “Stom The Gates” deja al descubierto unas composiciones poco efectistas, menos inspiradas que aquellas de “From The Very Depths” y en las que, precisamente por su falta de aderezo, terminan por cansar al oyente. Buenos momentos como “Bring Out Your Head” o el rock de “Notorius” y un desarrollo empozoñado, tan farragoso como para convertirse en un medio tiempo, se ven algo empañados por “I Dark Lord” o lo primitivo de “100 Miles To Hell”, descubriéndonos que Venom ganan cuando cabalgan a lomos de caballos infernales y su golpeteo contra el empedrado, “Dark Night (Of The Soul)”, cuando espolean y tienen más de rock ‘n’ roll o nos sacuden con un poderoso estribillo como “Beaten To A Pulp” y suenan más underground que muchas de las bandas que han influenciado.
Pero “Storm The Gates” cansa, a pesar de ser trece canciones, el sonido termina por agotar, no porque uno sea incapaz de degustar un disco tan poco hecho como un Steak Tartar, sino porque todas las canciones tienen el mismo tratamiento y momentos como “Destroyer” no aportan nada en absoluto. Por suerte, el álbum remonta en el vuelo tras una parte central excesivamente gris, “The Mighty Have Fallen”, la sucísima “Suffering Dictates” y la thrashy “We The Loud” son suficientes como para hacernos recuperar la fe y entender que Venom podrían haber creado un álbum muy superior. Clara demostración de ello es “Immortal” y su poderosa pegada o esa bomba que es “Storm The Gates” y el mejor riff de todo el álbum, evidenciando aún más que el dilema y la contradicción que forman parte de Cronos, sus luces y sus sombras, siguen siendo parte viva de Venom, por suerte o por desgracia…
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