Escucho otra vez la versión de Paul Simon y Art Garfunkel, en la voz de David Draiman y únicamente me conmueve la sensibilidad de aquellos dos chavales que la escribieron en 1965 y, junto con muchas otras, hicieron historia tocando el corazón de cientos de miles de personas. De la versión que Disturbed han querido incluir en su último álbum no entiendo apenas nada; la impostada voz de Draiman parece de chiste y el bonito tono de Myles Kennedy queda oculto tras la del vocalista de los de Nevada. Y la entiendo aún menos porque no supone nada diferente; para mí, las versiones deben ofrecer otra visión de la misma obra, conservar la esencia de la original, pero mostrar una nueva perspectiva de la composición y esta versión de Disturbed, al margen del fingido apasionamiento en la voz, no cambia absolutamente nada respecto a la original que Simon y Garfunkel interpretasen con una instrumentación mínima. Además, la versión de Disturbed rompe amargamante el intimismo que derrocha la original, sé que el propio Simon ha felicitado a Draiman pero, ¿cómo no darle las gracias a aquel que ha sumado algunos ceros a tu cuenta bancaria?
Y escribo todo esto porque me da la sensación -y es más que probable- que el éxito de aquella versión haya condicionado un álbum, tan inapropiadamente bautizado como “Evolution”, que parece haber nacido de composiciones descartadas anteriormente y cuatro baladas metidas con calzador que son el verdadero anticlímax. ¿Con tanta canción acústica, ha querido Draiman seguir agradando a ese público que una versión como “The Sound Of Silence” ha traído a Disturbed? Posiblemente, pero de lo que estoy seguro es que el álbum que él mismo ha anunciado como su propio “Black Album” suena tan poco inspirado, artificial y forzado que cualquier comparación con aquel de Metallica -por muy aperturista al gran público que fuese y todo lo que queramos criticar a la banda y el trabajo de Bob Rock, como antesala de lo que estaba por venir- es poco menos que una herejía.
Nacidos del ya agotado nu metal a finales de los noventa, “Disturbed” tuvieron su gran momento con “Ten Thousand Fists” (2005) e “Indestructible” (2008) con dos trabajos como presentación, su debut “The Sickness” (2000) y “Believe” (2002). A partir de ahí, con la publicación de “Asylum” (2010) las cosas parecieron torcerse con un álbum que dividió a sus seguidores y devino en un descanso de cinco años hasta “Immortalized” (2015), quizá su obra más floja hasta la fecha, a la que “Evolution” ha convertido en obra maestra. El acabado sobreproducido, a pesar del trabajo de Kevin Churko, la voz de Draiman en primerísimo primer plano, cantando unas melodías demasiado manidas, sobre unos riffs de Dan Donegan que, sí es verdad, son concisos pero por fáciles; tan efectistas, como poco trabajados, son algunas de los puntos débiles de un álbum erróneamente titulado “Evolution” que ahonda en los ya consabidos defectos de Disturbed, pero magnificándolos cuando escuchamos que ninguna de sus canciones es realmente memorable, como para querer ser todo los rupturistas que cacareaban y, para colmo, servir de homenaje a Chester Bennington de Linkin Park y Vinnie Paul de Pantera.
“Are You Ready” está tan procesada que pierde frescura, la idea de la canción viene de lejos, pero Disturbed han decidido, incomprensiblemente, utilizarla como primer cartucho de “Evolution”. El clásico fraseo de Draiman al cantar, Donegan sonando completamente sintético y una verdadera masilla de John Moyer y Mike Wengren cuya aportación bien podría haber sido sustituida por cualquier software de estudio.
“No More” suena sospechosamente similar a una versión descafeinada de “Disposable Teens” de Marilyn Manson, seguramente fuese escrita hace quince o veinte años y Disturbed hayan aprovechado el tupper que la inspiración les dejó en la despensa, hace más de una década. ¡Y comienzan las baladas! “A Reason To Fight”, “Hold On To Your Memories”, “Watch You Burn” y “Already Gone”. Es sorprendentemente fácil cantar “Four Seasons In One Day” de Crowded House en la primera estrofa de “A Reason To Fight”, mientras que “Hold On To Your Memories” habría sonado infinitamente mejor en la garganta de Eddie Vedder y Pearl Jam, “Watch You Burn” en la de Cornell o Myles Kennedy y “Already Gone” en la de Jarvis Cocker o Matt Berninger pero no en la forzada voz de Draiman, ya puestos. Con todo esto quiero decir que no tengo ningún problema con las baladas, las canciones lentas, mientras sean conmovedoras e inolvidables, mientras transmitan, no es el caso de estas cuatro que ralentizan innecesariamente el álbum de una banda de hard rock, metal alternativo o como queramos etiquetarles actualmente…
Para colmo, “Saviour Of Nothing”, “In Another Time” o “Stronger On Your Own” son un medio tiempo (aunque esta última quiera engañarnos con el riff inicial de Donegan) y tan sólo “The Best One Lie” tenga un poquito (he escrito “un poquito”) de fuerza antes de cerrar el álbum con la ya mencionada versión en directo de “The Sound of Silence”, un remix de “Are You Ready”. La aburrida “This Venom” y la “colaboración definitiva”, otra balada; "Uninvited Guest", esta vez con Diane Warren.
Nos reímos de Nickelback, hemos conseguido olvidarnos de Creed gracias a Alter Bridge y algunos todavía quieren tomarse en serio a Five Finger Death Punch pero que no se nos olvide meter en el mismo saco a Disturbed. Otra de esas bandas, típicamente norteamericanas, que han engañado a muchos seguidores del metal o el hard con algunas canciones, pero no encierran más misterio que un sonido completamente comercial, domesticado y digerible, para sonar en todas las radios posibles. No es un crimen, pero casi…
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