Tal y como escribía hace un par de años; Nervosa no lo tienen fácil y, a pesar de ello, lo tienen más sencillo que nadie. Esto, que puede parecer un contrasentido (y, en efecto, lo es, pero no deja de ser un divertido juego de palabras…) se debe a su denominación de origen brasileña que evoca el nombre de grandes bandas de culto y hace que el oyente casual entre en la comparación fácil y de baja profundidad de análisis pero, en cambio, si lo tienen sencillo es por su duro trabajo y la frescura que también derrochan. Sin embargo, Nervosa tienen tanto del thrash actual como de aquel de los ochenta, del proto-death metal y también ese thrash teutón defendido por Destruction o Sodom desde hace ya tres décadas, pudiendo presumir de un excelente gusto. El trío liderado por la bajista Fernanda Lira debutó con “Victim of Yourself” (2014) y venció el tan temido síndrome del segundo álbum con “Agony” (2016) y una enorme gira por todo el mundo que las ha mantenido ocupadas durante los dos últimos años sin que ello haya sido obstáculo para la grabación de su tercer álbum, “Downfall of Mankind” (2018) y la incorporación de Luana Dametto tras los parches. Afirmar que este, su tercer álbum, es el más maduro no deja de ser un recurso de aquellos que nos gusta escribir de música porque lo cierto es que, a pesar de la experiencia, poco ha ocurrido entre el anterior “Agony” y este pero si “Downfall of Mankind” me parece más redondo es porque, en efecto, el trabajo de composición de Fernanda y Prika ha mejorado sustancialmente y, si en su segundo álbum podían tomar algunas ideas de aquel debut con sabor juvenil, desde aquel ya han mediado cuatro años en los cuales parecen haber crecido de manera exagerada gracias a haber sido curtidas en mil y una actuaciones.
Tras la consiguiente introducción, el single “Horrordome” abre “Downfall of Mankind” con el grito de Lira y la voz aún más rasgada (recordándome a Schmier), un auténtico directo a la mandíbula en el que ya se aprecian algunos cambios; a pesar de la influencia de Slayer (clara desde el inicio por Araya, el riff y, fundamentalmente, el solo de Prika por Hanneman), el estribillo le debe al thrash alemán y de ahí el papel aún más protagonista del bajo de Lira o ese híbrido entre thrash y death con tan buen resultado en la contestataria “Never Forget, Never Repeat”, un collage de influencias de un maravilloso gusto que se siente a lo largo de todo el álbum y que dejará pistas, más o menos claras, de su evidencia, como ocurre en el riff de apertura de “Enslave”; en el que Prika suena más que nunca a At The Gates antes de que Lira se calce las botas de Petrozza y nos contagie con su estribillo. Lo bueno de Nervosa es que lo que en otras bandas sería algo negativo a criticar, en las brasileñas no es así ya que se siente un trabajo de fondo; ansias de crecer y de mejorar lo mostrado por bandas ahora ya clásicas. Lo que muchos criticamos es el plagio o la falta de ideas, no cuando el trabajo de una banda joven muestra su amor y deuda con algunos artistas y sus obras…
Lira muestra su versatilidad en “Bleeding”, alternando su voz más thrashy con la brutalidad death del estribillo mientras Luana demuestra ser bastante más completa que Pitchu Ferraz. “...and Justice for Whom?” marca el punto de inflexión del álbum, siendo quizá la más compleja o aquella que se beneficia del desarrollo para acabar construyendo una canción que marca la diferencia frente al resto y también el inicio de la segunda mitad. El medio tiempo de “Vultures” encuentra alivio en “Kill The Silence” o la aceleradísima “No Mercy”, hasta “Raise Your Fist!”, otro de los grandes momentos del álbum, en el que abren con Luther King y Lira arenga al levantamiento frente a las diferencias raciales o cualquier injusticia social (algo recurrente en “Downfall of Mankind” y con lo que, a pesar de coincidir, como recurso artístico y, más aún en los tiempos que corren, suena algo rancio, todo hay que decirlo…)
“Fear, Violence and Massacre” o “Conflict” suenan más a Destruction que nunca hasta la contundente “Cultura do Estupro”, cantada en su propio idioma, beneficiándose de ello ya que Nervosa adquieren ese mestizaje tan rico que resuena en el metal cuando es mezclado con la cultura brasileña (todos sabemos de quién hablamos, pero también de otros grandes quizá no tan conocidos por el gran público; Ratos de Porão) con la ayuda de João Gordo. Todo un regalo que deja en nada al “bonus track” que es “Selfish Battle” con Michael Gilbert de Flotsam and Jetsam y Rodrigo Oliveira a la batería que sí, que hay que entenderlo como un extra, pero desdibuja a Nervosa y el excelente sabor thrashy-death de “Downfall of Mankind” hasta ese auténtico final con “Cultura do Estupro”.
Con todo, resulta muy difícil no concederle el notable a “Downfall of Mankind” y entender que Nervosa han venido para quedarse y, por primera vez, su futuro pinta tan bien como su presente, van camino de convertirse en una apuesta segura para abandonar la de las promesas y eso siempre es bueno…
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