Produce mucha satisfacción cuando uno descubre a una banda en su primer álbum y es testigo de su crecimiento. En el caso de Mantar, creo que fuimos una de las primeras webs en hacernos eco de “Death by Burning” (2014), entrevistarles y asistir regularmente a sus conciertos, cuando todavía no habían publicado su segundo álbum, ese con el que muchos les descubrieron, “Ode to the Flame” (2016) y otros aseguraban conocerles en profundidad, como ocurre con Bolzer (con quien, por cierto, compartieron cartel en su gira europea, hace unos años). Pero sería injusto pensar que todo el mérito de los alemanes reside en la suerte del estudio ya que, si bien acertados, su fórmula (esa que mezcla punk con black, dosis de doom y sludge) resulta poco original a pesar de que su sonido sea tan impresionante como sorprendente cuando uno descubre que son tan sólo dos amigos los artífices de todo (Hanno a la guitarra y Erinc a la batería, como si de unos modernos Darkthrone se tratasen), sin llegar a ser testigo de sus directos; en los cuales Hanno se deja la voz y la espalda mientras Erinc golpea su batería como si la matase cada noche. Como digo, nada resulta original en Mantar y, a pesar de ello, todo suena fresco: quizá por la ilusión, el trabajo y, sin duda, el talento.
Al éxito que fue “Death by Burning” (2014) le siguió “Ode to the Flame” (2016) que cumple perfectamente el clásico papel del segundo álbum de toda banda que llama la atención con su primer trabajo; un disco continuista en el que Mantar seguían teniendo más pasado que futuro (y con ello me refiero al peaje que toda banda novel paga cuando publica un segundo álbum y no son más que descartes del anterior y exitoso debut) y con el que seré sincero; nada más que por “Era Borealis” merece la pena su compra; su estribillo todavía resuena en mi cabeza…
Es por eso que tenía muchísimas ganas de escuchar “The Modern Art of Setting Ablaze” (2018) y confirmar si Mantar ya habían pagado sus deudas con el material de “Death by Burning” y “Ode to the Flame” y, a pesar del continuo machaque que suponen sus giras (deberíais ver lo precario de cómo se mueven por toda Europa y reírte de esas bandas que viajan a todo lujo), además de una agenda verdaderamente estresante, un ritmo de trabajo sólo al alcance de muy pocos, de aquellos que de verdad sienten pasión por lo que hacen. En ese aspecto, “The Modern Art of Setting Ablaze”, cumple las expectativas, aunque no resulte todo lo pulido que debería.
Es por eso que tenía muchísimas ganas de escuchar “The Modern Art of Setting Ablaze” (2018) y confirmar si Mantar ya habían pagado sus deudas con el material de “Death by Burning” y “Ode to the Flame” y, a pesar del continuo machaque que suponen sus giras (deberíais ver lo precario de cómo se mueven por toda Europa y reírte de esas bandas que viajan a todo lujo), además de una agenda verdaderamente estresante, un ritmo de trabajo sólo al alcance de muy pocos, de aquellos que de verdad sienten pasión por lo que hacen. En ese aspecto, “The Modern Art of Setting Ablaze”, cumple las expectativas, aunque no resulte todo lo pulido que debería.
“The Knowing” y esa maldita manía de las introducciones que poco o nada aportan, sirve de puente a la canción que de verdad abre el álbum, “Age Of The Absurd”, en la que nos reencontramos con uno de los riffs clásicos de Hanno y el ataque de Erinc, el músculo y la fuerza es propia de Mantar en ese, a veces extraño equilibrio que comparten con Kvelertak, en el que prima el protagonismo de las guitarras sobre las voces. ”Seek + Forget” es puro groove roto por los agudos de Hanno y sí; es únicamente una guitarra, pero en esta canción Mantar ya dan señas del crecimiento de un sonido más rico pero igual de brutal. La agresión sigue siendo la misma en “Taurus”, aunque bajen la intensidad y Erinc levante el pie del pedal de su batería, y prueben con un ritmo más abierto en “Midgard Serpent (Seasons of Failure)” y, por consiguiente, acierten logrando que su propuesta suene más accesible, hasta ese gruesísimo medio tiempo que es “Dynasty Of Nails” o la punky “Eternal Return” hasta la gran “Obey the Obscene” en la que al groove hay que sumarle el viciadísimo y cargado ambiente que Hanno (al que la voz le está cambiando considerablemente y cada vez suena más rasposay rota) es capaz de imprimirle, además de los arreglos y las voces sampleadas, demostrando que a Mantar -aunque se basten y se sobren, además de conformar su identidad- no les faltan las ideas y agradecerían la inclusión de más elementos u otro compañero de viaje. “Anti Eternia” o “The Formation Of Night” logran que la recta final sorprenda gracias a la parte central de una y el angustioso tempo de la segunda, mientras que la ruidosa “Teeth Of The Sea” les acerca a ese trepidante slude-punky que sirve para despedir el álbum con la pesadísima losa doom que es “The Funeral”.
Y es aquí, en este punto, en el que me gustaría explicar ese “pero” por el que antes aseguraba que “The Modern Art of Setting Ablaze” creo que cumple las expectativas, pero no del todo y debería haber resultado más pulido. Esa labor que echo en falta está en la composición, las canciones del álbum son notables, todas a un gran nivel, pero falta un estribillo como el de “Era Borealis” o un riff como el de “Cult Witness” (y todo el sabor a “Immigrant Song” de Led Zeppelin, no lo digo yo; nos lo contaron ellos mismos) que hagan de “The Modern Art of Setting Ablaze” algo más que un álbum sólido; uno al que queramos regresar, más allá de por su calidad, porque no podamos sacarnos de su cabeza algunas de sus canciones. Como aseguro, todas sus canciones merecen la pena y hasta aquellas menos agraciadas están a un gran nivel, pero falta esa que toda banda busca y ellos sabemos que son capaces de escribir. Por lo pronto, Hanno y Enric siguen labrándose una carrera tan sólida como sus guitarrazos, seguiremos informando desde la fría y húmeda Hamburgo…
© 2018 James Tonic