Siempre recordaré la primera vez que vi a Aura Noir en directo; no es que sean una banda precisamente fácil de ver, creo y seguramente no me equivoque que todavía no han pisado nuestro país. Bajo una luz roja como el fuego y tres cruces invertidas, u enorme y alargado Apollyon parecía devorarnos mientras Blasphemer escupía riffs repletos de pura maldad y mala leche desde su guitarra, una experiencia única al alcance de pocos. Para aquellos que no estén debidamente familiarizados con ellos, tengamos en cuenta que se trata de todo un supergrupo (aunque odie tal denomincación), formado por Aggressor (Carl-Michael Eide) de Satyricon, Ulver, Dødheimsgard o Cadaver; Apollyon (Ole Jørgen Moe) de Immortal, Lamented Souls, Cadaver, Dødheimsgard o Waklevören; y Blasphemer (Rune Eriksen) de Mayhem, Nader Sadek, Mezzerschmitt o Ava Inferi. Un trío con semejante currículum que, además, bajo el nombre de Aura Noir, han sido incapaces de firmar un solo álbum que desmerezca su leyenda, uno más inspirados que otros pero siempre a un gran nivel; “Black Thrash Attack” (1996) es quizá mi favorito, “Deep Tracts of Hell” (1998), “The Merciless” (2004), “Hades Rise” (2008) u “Out to Die” (2012), todos son magnífico ejemplos de ese black-thrash que tan bien practican.
En “Aura Noire” esa se vuelve a abrir con la infecciosa “Dark Lung of the Storm" y una introducción en la que reconocemos plenamente las señas de identidad de Aura Noir, antes de que siquiera entren las voces de Apollyon o Agressor, tres minutos y medio de voraz thrash ennegrecido durante años de maduración en la fría Noruega. El crudísimo riff de “Grave Dweller” vale oro, tanto como la rabia con la que parece cantada, aunque la canción pierda comba en su desarrollo, igual que me parece una pena que “Hells Lost Chamber” haga decaer el ritmo del álbum con una guitarra tan trotona y esa innecesaria reverb en la voz. “The Obscuration” introduce la pizca de caos necesaria en el momento apropiado; sucia e infecta, con un magnífico riff, obra de Blasphemer, como la traqueteante “Demoniac Flow” en la que el trío parece convertirse en una versión más agresiva y negra de Motörhead.
Pero si al diablo conocerás por sus cuernos, a Aura Noir les identificarás por canciones como “Shades Ablaze” o “Mordant Wind”, en un terreno propio allá donde se crecen y suenan tan primitivos, tan brutos como genuinos. Mientras que en “Cold Boen Grasp” parecen robarle las intenciones a Fenriz y Nocturno Culto, y “Outro” sea completamente innecesaria; además de no añadir gran cosa al conjunto de este “Aura Noire”. Un álbum demasiado breve pero que no desmerece en absoluto a sus predecesores, puede que no se ganen a una legión de nuevos seguidores, ni hayan grabado otro “Black Thrash Attack” pero tampoco creo que ese sea ya el objetivo de Aura Noir. Apollyon, Agressor y Blasphemer siguen gozando de una excelente salud creativa y poseen la maldad necesaria como para seguir siendo considerados uno de los secretos mejor guardados de toda Noruega. Desde luego que sí.
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