Siempre defenderé que, como muchas otras bandas, la cara y la cruz de Shining es Niklas Kvarforth. Un artista auténticamente impredecible, capaz de grabar algunos de los mejores discos de los últimos diez años pero cuya actitud es la que cada vez le aleja más del gran público y, a la vez, es completamente innegable que su forma de sea también la que le ha abierto infinitas puertas, pero seguramente menos de las que se le han cerrado. Tras la publicación de “IX - Everyone, Everything, Everywhere, Ends” (2015), la cancelación de su gira por nuestro país (seguramente por la escasa venta de entradas), alguna que otra ciudad europea, y la publicación del irregular EP, “Fiende” (2017), Niklas parece haberse desquitado de cualquier crítica con “X - Varg utan flock”. No es de extrañar que este álbum tampoco sea el que le sitúe en su lugar, no nos engañemos, ninguno que vaya a publicar lo hará. Un tipo que reparte cuchillas de afeitar entre su público y anima al suicidio, les escupe, vomita y se ríe de ellos, es una apuesta difícil incluso para el circuito underground, no digamos para festivales, en los políticamente correctos tiempos que corren en los que la opinión pública es capaz de dilapidar a Josh Homme por darle una patada a una fotógrafa y obligarle a pedir perdón ante su familia; padres, esposa e hijos. Tras ello, no surgirán aquellos que se nieguen a acudir a un concierto de Queens Of The Stone Age, como para pedirles que asistan a uno de Shining (los suecos, no los pretenciosos noruegos, por favor) y disfruten de Niklas en primera fila.
Lástima que sea así porque Kvarforth siempre corre el peligro de que música no sea tomada en serio, de que su actitud parezca un chiste y sus constantes depresiones y consiguientes momentos de euforia creativa sean tan sólo una mala broma. Pero hay algo irrefutable y es que dentro de poco llegará a las dos décadas de carrera con su proyecto Shining y una discografía que muchas otras bandas, corpse paint y carneros empalados ya querrían para sí (se me ocurren decenas de nombres, de verdad, pero le dejo al lector el placer de nominar su propia lista). De ella podemos destacar los sobresalientes “III - Angst - Självdestruktivitetens Emissarie” (2002) y “IV - The Eerie Cold” (2005), la obra maestra que es “V - Halmstad” (2007) -que Niklas parece haber querido homenajear en este disco- y, desde entonces, cinco álbumes notables como “VI - Klagopsalmer” (2009), “VII - Född förlorare” (2011), “Redefining Darkness” (2012), “8 ½ - Feberdrömmar i vaket tillstånd” (2013) y “IX - Everyone, Everything, Everywhere, Ends” (2015) que dan buena fe de su talento y entrega.
“X - Varg utan flock” no plantea ninguna sorpresa, seis canciones (ocho, si contamos “In The Cold Light Of Morning” y “Cry Little Sister”), una instrumental y cuatro de ellas generosas en su duración. Con Peter Huss a la guitarra, Markus Hammarström al bajo y Jarle "Uruz" Byberg tras los parches. Pero en él hay algunas diferencias frente a sus predecesores y es que a Niklas se le siente infinitamente más cómodo cantando en su idioma natal que en inglés (más creíble también en su interpretación), como Huss ha abandonado la pirotecnia y se ha centrado más en estar al servicio de las canciones que de demostrar su habilidad con las seis cuerdas.
El sencillo riff con el que se abre “Svart ostoppbar eld” es quizá uno de los más adictivos y potentes, primarios, que he escuchado en mucho tiempo. Sin complicaciones y al hueso, el descorche de la canción corre de la garganta del propio Niklas, al más puro estilo de Tom Warrior pero más abierto. Una canción que es una auténtica salvajada y nos trae a los Shining más oscuro, desgarrados y dolientes de los últimos años. No faltará el puente central acústico en el que Niklas parece arrodillarse para ser levantado con un solo de Huss más funcional que en otras ocasiones. Lo que más me gusta de “Svart ostoppbar eld” es que a pesar de poseer un riff que vale su peso en oro, no vuelven a él tras el clímax, para despedir la canción y esa manera de evitar los recursos más fáciles, les honra.
“Gyllene portarnas bro” es una delicia de sonido crepuscular gracias al slide de Huss, tan desoladora que parece marchitar con cada segundo de su escucha. Un sentimiento tan amargo como sólo Niklas es capaz de transmitir con su voz y su música en una canción que se transforma en una bonita balada hasta que su entrecortado alarido nos lleva a un invernal y helador blast beat.
“Jag är din fiende” ya la pudimos escuchar en “Fiende”, de ella me gusta su ritmo atropellado y sus disonantes guitarras, es verdad que marca en cierta manera la dirección de este álbum, incorporando algunos de sus elementos, pero en aquel single o EP era francamante difícil adivinar lo que Niklas nos reservaba en este “X - Varg utan flock”, además la versión de The Coffinshakers, “No Rest for the Wicked”, no era suficiente y la portada directamente horrible. “Jag är din fiende” contiene quizá el solo más elaborado de Huss, guitarras dobladas, y primer plano para el músico mientras la mezcla se empasta ligeramente.
La intensísima “Han som lurar inom” no darán tregua a ningún oyente, por muy avezado y experimentado que este pueda ser (el trabajo de “Uruz” es para elevarlo a los cielos), mientras que la instrumental “Tolvtusenfyrtioett” nos dará un respiro, despidiendo el disco dándonos una pequeña tregua que pronto será rota con la épica de “Mot Aokigahara”, seis minutos de ensoñación y tres de furia salvaje y desbocada que, sin embargo, encajan a la perfección.
Del álbum me sobran las curiosidades que son “In The Cold Light Of Morning” y que me hace agradecer que Niklas se haya decidido por su idioma, como la prescindible y aborrecible “Cry Little Sister” pero entiendo que no forman parte de la naturaleza de “X - Varg utan flock” y son tan sólo apertitivos para aquellos que prefieran rascarse los bolsillos con alguna de sus ediciones especiales. Por lo pronto, al César lo que es del César, Niklas sigue atravesando un gran momento artístico y posee un talento desbordante que sigue sabiendo plasmar a su peculiar manera de entender la música. No sólo no defrauda sino que engancha.
© 2018 James Tonic