Perdóneme el lector si sonrío con malicia ante todos aquellos chavales que lloraban con cada crítica de un álbum que he escrito pero, en el caso de Machine Head, la sonrisa se convierte en carcajada cuando recuerdo sus airados comentarios y amenazas encubiertas (porque aquí recibimos de todo y habitualmente son furibundas quejas sobre aquello que parece haber quedado escrito en piedra, por parte de enojadísimos lectores que no entienden que opiniones las hay de todos los colores). Recuerdo que cuando la banda publicó "Unto The Locust" o "Bloodstone And Diamonds" aseguré que Robb Flynn encarnaba lo mejor y lo peor de Machine Head, un tipo que es capaz de grabar "Burn My Eyes" (si te parece que no es para tanto es porque lo estás escuchando con la mentalidad y los oídos "de ahora") o el inconmensurable "The Blackening" pero también de grabar "The Burning Red" (que nadie se olvide jamás de los jamases de semejante paso en falso de Flynn con el pelo teñido de rubio, gomina y chándal, mostrando tan poquita inspiración como dirección) o "Supercharger" ante los que un disco tan tibio como "Through The Ashes Of Empires" parecía todo un repunte y un acto de enmienda que se concretó en "The Blackening".
Pero Flynn parece tener problemas para entender lo que está bien de lo que está mal (menos cuando son los demás los que se equivocan, claro), para cerrar la boca y ahorrarnos comentarios innecesarios porque Flynn, estoy seguro de que todo el mundo lo sabe, opina de todo incluso cuando Flynn (repetición como ironía) no tiene razón o necesidad y disfruta generando polémica mientras promociona tan mal un álbum como "Catharsis" que él, mejor que nadie, sabía que no iba a funcionar y todos sus titulares han sonado y siguen sonando a excusa, a tirita y mercromina antes de la herida.
Pero Flynn parece tener problemas para entender lo que está bien de lo que está mal (menos cuando son los demás los que se equivocan, claro), para cerrar la boca y ahorrarnos comentarios innecesarios porque Flynn, estoy seguro de que todo el mundo lo sabe, opina de todo incluso cuando Flynn (repetición como ironía) no tiene razón o necesidad y disfruta generando polémica mientras promociona tan mal un álbum como "Catharsis" que él, mejor que nadie, sabía que no iba a funcionar y todos sus titulares han sonado y siguen sonando a excusa, a tirita y mercromina antes de la herida.
Y es que lo que sorprende es el ansia de Flynn por salirse del camino correcto, "The Blackening", con obras menores o ese empeño por mentar y regresar a "The Burning Red", cuando debería tener claro que aquel disco, como tal, encarna lo peor de sí mismo. Lo que me hace entender que esto quizá lo que enmascare sea un problema de inspiración y actitud, Flynn parece incapaz de definir el camino de Machine Head, de encontrar la orientación. La verdad es que si "Unto The Locust" o "Bloodstone And Diamonds" (dos discos pésimos a lo que mucha gente quiere encontrarles el puntito, intentando justificar lo injustificable) ya mostraban señas de agotamiento, el oportunista single, "Is There Anybody Out There?", planteaba aún más dudas sobre el futuro de Machine Head. Por lo tanto, no hay sorpresa alguna con "Catharsis", un álbum en el que, qué queréis que os diga; sigo echando de menos a Adam Duce porque, aunque sé que no es la solución ante un egomaníaco como Flynn, me da la sensación de que este encontraba algo más de oposición y sentido común en él.
De "Catharsis" se podrán decir muchas cosas y habrá quien lo defienda porque, en efecto, en él hay dinero invertido (lógicamente suena aunque su sonido no nos guste) y grandes músicos (como Phil Demmel o McClain), hay de todo en la viña del Señor, pero es un disco incoherente, desnortado y falto de inspiración y ganas, pretendidamente polémico y rematadamente absurdo en su resultado. Tiene tanto de metal o groove como de pop o hard del malo. Hay riffs ejecutados sin sentido alguno, puentes metidos a calzador y estribillos repetitivos cuando los recursos parecen haberse agotado, con tanto azúcar y pocas ganas que amargan la escucha. Hay arreglos de cuerda y viento ("magnífica" la flauta en un disco de estas características, muy acertada, sin duda), guitarras acústicas y el doble bombo del pobre de McClain que parece no saber muy bien en qué álbum se encuentra, si en uno de una banda de groove, thrash metal o en una de nu-metal. Una cosa hay que reconocerle a Flynn y es la puesta a la venta de entradas para la gira mucho antes de escuchar semejante desaguisado, pobres de aquellos que las hayan comprado y se encuentren con canciones como "Beyond The Pale" o "Bastards", porque a la gira de este álbum sólo es posible acudir con la certeza del forense que confirma la presencia de insectos en un cuerpo ya corrompido.
Me sorprende que su voz tan característica parezca haber perdido toda su identidad en "Volatile", una canción de la que no me gusta su riff porque me suena excesivamente a los noventa y ni siquiera la guitarra de Demmel parece sonar como debería mientras Flynn se muestra especialmente ramplón en la letra, infantil como poco. Pero lo peor de "Volatile" es que parece mejor de lo que es cuando uno escucha "Catharsis" con esos arreglos de cuerda enlatados del principio, esa percusión y ese riff, la voz melódica de Flynn y ese estribillo, por no hablar del horrendo puente que no añade intensidad alguna. "Beyond The Pale" con un poco más de groove es directamente insoportable, aparte de que al solo le falta más presencia del bajo de Jared, el estribillo es tan irritante como cargante.
Pero lo más grande de "Catharsis" es el auténtico descenso a los infiernos de la mediocridad de la mano de Flynn porque cada canción parece peor y más inconsistente que la anterior, "California Bleeding" es buen ejemplo de ello o el auténtico coñazo de "Triple Beam" en la que debemos aguantar el fraseo de Flynn o las palmas de "Kaleidoscope", lo que parece una canción de campamento interpretada por una banda de metal.
La polémica de "Bastards" es justificada y sé de gente a la que no le ha terminado de disgustar del todo. Veréis, el problema de escuchar a Flynn cantando como Steve Earle una americanada sin sentido mientras Demmel parece interpretar la sintonía de un videojuego de 8bits de los ochenta es que cuando la canción despega, Machine Head parecen convertirse en una mala copia de The Pogues. No es que "Bastards" sea mala, que lo es; es que no es una canción de Machine Head y causa vergüenza ajena escuchar a Flynn cantar semejante bodrio con un acompañamiento folkie-metal en una banda que debería estar destinada a lo más grande y no a las medianías.
"Catharsis", como álbum, muere en "Bastards"; habrá alguno que me quiera hacer ver las bondades en la segunda cara, en "esa canción a la que nadie presta atención y encierra la esencia del grupo" pero no. "Hope Begets Hope" o "Screaming At The Sun" siguen la misma senda de la primera parte del disco; bombásticos pero perdidísimos riffs, armónicos artificiales tan forzados que despeinarían incluso a Zakk Wylde y una forzadísima rotundidad con Flynn cantando de manera rasgada hasta el dislate definitivo en "Behind A Mask" (que sí, que habrá quien llore) como estoy seguro de que acabará en alguna superproducción adolescente de Hollywood.
Once canciones que se hacen eternas y en las que uno deseará, en más de una ocasión, acabar como el modelo de la portada de "Catharsis" cuando hay que lidiar con engendros como "Heavy Lies The Crown" (por favor, que alguien la escuche) o la vuelta al ruedo de las malas intenciones con "Psychotic" en la que, si en la anterior escuchábamos a un Flynn susurrante, debemos escucharle en un tono más parecido al de Fafara en Coal Chamber, mostrándose "todo lo psicótico" que su título indica.
"Grind You Down" por Jonathan Davis hará las delicias de Korn como a los más veteranos nos recordará la introducción de Dave McClain a la de Davidian y "Eulogy" es puro relleno en la línea de "Hope Begets Hope", una manera triste y aburrida, muy aburrida, de despedir un álbum que nunca debería haber sido publicado.
Flynn, sé fuerte. Acabas de grabar el peor álbum de Machine Head, para el que no tienes justificación alguna porque no estamos en los noventa todavía y no hay Fred Durst en lo alto de las listas al que echarle la culpa, la noche ya no debería confundirte a tu edad. La crítica se te echará encima y los fans aceptan que tu carrera es una auténtica tómbola. Ya puedes seguir hablando de Dimebag o Phil Anselmo. Lo bueno de "Catharsis" es que cualquier disco que venga tras él será recibido como el mejor de Machine Head en mucho tiempo y creeremos que has vuelto a recuperar la cordura, cuando tu talento sólo ha despuntado en dos ocasiones en veinte años.
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