Para empezar a escribir una crítica de un álbum de Max Cavalera hay que situarse en el justo contexto y conocer los antecedentes; entender que Max no es aquel de hace veinte o treinta años (sería una locura pedirle lo mismo) y esto no es Sepultura. Pero, para hablar de él muchos se tendrían que lavar la boca; esos mismos que critican a Lars Ulrich o aseguran que Max deberían no publicar más discos. Y es que no han sido pocos aquellos que me aseguran que Sepultura están sobrevalorados y que ni "Schizophrenia" (1987) ni "Beneath The Remains" (1989) son para tanto, que "Arise" (1991) no está mal y que "Chaos A.D." (1993) lo peor que firmaron antes del desastre definitivo con "Roots" (1996). Y a mí, lejos de la polémica, me entra la risa floja. Hace poco un lector se quejaba de la supuesta condescendencia hacia esos pobres chavales a los cuales suelo mencionar en mis críticas, pero es que, querido amigo, pocos son aquellos que sudaron la camiseta en Barcelona durante "Arise" o se dejaron la voz en Madrid durante la exclusivísima gira de "Roots" que se atrevan a mentar "Schizophrenia" o "Beneath The Remains" en vano. Por la misma razón que encontraré a pocos compañeros de armas que musicalmente no respeten a Phil Anselmo porque para nosotros será siempre parte de Pantera y su legado forma ya parte de la historia de la música.
Pero, si en algo he de darle la razón a todos esos que critican y critican pero luego son capaces de vender un riñón por asistir a un concierto que luego despellejarán es que Max no siempre ha estado acertado y ha publicado mucho disco prescindible o se ha enfrascado en proyectos que poco o nada han aportado a su currículm. "Psychosis" no es lo mejor de su carrera, pero es quizá el esfuerzo más sólido de esa aventura con su hermano Igor, llamada Cavalera Conspiracy (de la que únicamente podría salvar "Inflikted", 2008) o "Archangel" (2015) de Soulfly, disco que disfruto escuchando pero que soy consciente que no supera a "Enslaved" (2012). Pero vayamos más lejos, porque "Pyschosis" me parece infinitamente mejor que "Machine Messiah" (2017), "The Mediator Between Head and Hands Must Be the Heart" (2013), "Kairos" (2011), "A-Lex" (2009), "Dante XXI" (2006), "Roorback" (2003), "Nation" (2001) y "Against" (1998) de sus compañeros en Sepultura y no, no estoy exagerando. Pero sí le pido al lector que considere que "Psychosis", no siendo una maravilla, muestra el deplorable estado creativo de los de São Paulo. Y "Roots"…. Antes de continuar con esta crítica, reconoceré que fue un error artístico, pero no comercial; la idea era buena, el mestizaje entre la música étnica brasileña y el thrash, su problema fue que no respetaron la naturaleza del álbum y terminaron "norteamericanizando" el producto, estandarizándolo hasta convertir la idea en un juguete más de Roadrunner. Pero si aquel fallaba como disco, como producto triunfó; es verdad que aquello no eran los Sepultura de los que nos habíamos enamorado, pero en plenos noventa, pocos fueron los que no se dejaron seducir por "Roots Bloody Roots" y, por supuesto, "Ratamahatta". Nos guste o no, pese a que es el peor disco de la formación original, se convirtió en influencia para cientos de músicos y resulta icónico.
Con Marc Rizzo echando una mano en las guitarras, Igor abre fuego y de qué manera… "Insane" es trepidante, la voz de Max hace mucho que cambió, no tengo pega alguna y la canción es tan efectiva como un disparo a bocajarro. Será Rizzo el que intente seguir a Igor en la rapidísima "Terror Tactics", otra canción que funciona maravillosamente bien y nos muestra a un batería musculoso como es Igor (su instrumento suena espectacular por obra y gracia de Arthur Rizk)
Como inevitable es pensar en Sepultura cuando uno escucha "Impalement Execution" o "Spectral War". "Crom" nos trae ecos de batalla, metal contra metal, y un solo de Rizzo que sirve de introducción en la composición más épica de todo el álbum. Sin embargo, "Hellfire" cuenta con la participación de Justin Broadrick de Godflesh pero la canción, como tal, es totalmente desconcertante y hace que el disco pierda fuerza y nosotros interés. Tanto que ni siquiera un auténtico cañonazo como "Judas Pariah" conseguirá engancharnos en un álbum tocado de muerte que no hace más que confirmarlo en la innecesaria instrumental o la pesadísima "Excruciating" con el recitado de Jose Mangin de SiriusXM.
Harto de las eternas comparaciones de Max con Sepultura, de los viejos debates sobre su voz o su actitud en directo, la única verdad es que "Psychosis" es mínimamente digno y deja buen sabor de boca a pesar de no poseer una sola canción que podamos considerar representativa de Cavalera Conspiracy, de Max y Igor en cualquiera de sus encarnaciones, y pierda fuelle en su segunda cara, más siendo un álbum tan breve. No le pido más a los hermanos Cavalera, quizá porque el que no ha perdido el norte soy yo y no tengo ninguna añoranza o frustración, lo viví y ahora, como ellos, estoy en otra aventura y este álbum no me hará cambiar de opinión, ni para bien; ni para mal, pero tampoco me inventaré el pasado o menospreciaré las obras que les hicieron grandes y sigo disfrutando, porque eso -lejos de reforzar la innecesaria certeza de que el tiempo pasa para todos- dice más de la cultura musical de aquellos que les critican que de ellos como músicos.
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