Me costará olvidar la sensación que With The Dead me causaron en su primera gira, presentando su álbum de debut. Como todo los que allí nos reunimos, las canciones de aquel me habían gustado y quería comprobar cómo lo defendían en directo, además, siendo seguidor de Napalm Death y Cathedral, reencontrarme con Lee Dorrian era un añadido importante. La impresión no pudo ser mejor, un concierto auténticamente mágico, sobrio y muy pesado (todo un piropo si hablamos de cuarenta y cinco minutos de doom). Así que, cuando Dorrian anunció la continuidad del proyecto y la intención de grabar un segundo álbum no pude menos que celebrarlo, With The Dead tampoco tenína otra opción; la crítica se deshizo en elogios y los seguidores lo recibimos con entusiasmo. Pero la duda existía y Dorrian lo sabía, si aquel fue un disco increíblemente contundente, ¿qué podría hacer para superarlo? Aumentar la pesadez en las guitarras y subir el volumen de la angustia y oscuridad, algo tan sencillo como eso. Con la incorporación de Alex Thomas, reemplazando a Mark greening, Tim Bagshaw (Electric Wizard) y Leo Smee, puedo asegurar que "Love From With The Dead" es aún más denso, más oscuro y opresivo que el anterior.
Dorrian se justifica asegurando que no estaba tan desilusionado con la vida desde los tiempos de Cathedral en un momento como el que vivimos en el cual los valores parecen derrumbarse y la perspectiva de futuro es más pesimista que nunca. Y puede ser que este sea el caldo de cultivo perfecto para un álbum como el que nos ocupa pero lo que lo hace realmente grande es que sus canciones, su sonido, rejuvenecen el concepto de doom en unos años en los que estamos viviendo un auténtico resurgimiento del género pero de manera caricaturesca; así, nos encontramos producciones actuales que, en su intento por emular el sonido, suenan como si hubiesen sido grabadas en los setenta e incluso a bandas que se visten de aquella manera. Lo bueno de With The Dead es que su propuesta es auténtica y su estética también pero su sonido es actual, las guitarras de "Love From With The Dead" suenan densísimas pero no opacas, el bajo y la batería son como una losa pero no como si el máster hubiese sido guardado en el sótano más húmedo de la discográfica de turno. Aquí no hay imitaciones, no hay nada falso, lo que suena es lo que sienten los músicos y procediendo de Electric Wizard o Cathedral no es de extrañar que With The Dead suenen tan aterradores.
Grabado en dos sesiones con Jaime Gómez Arellano, hay que creer a Dorrian cuando canta “To love I surrendered. Thus my heart has died” en la inicial “Isolation” y un lamento parece salir de la mismísima tumba cuando Bagshaw abre con su guitarra. Una atmósfera asfixiante pero no menos que “Egyptian Tomb” en la que parece que accedemos a un mausoleo cerrado por siglos, una de las más accesibles con un gran trabajo en las guitarras o ese verdadero mazazo que es “Reincarnation of Yesterday” en la que las cuerdas de Bagshaw parecen literalmente crujir con Thomas marcando un tempo más acelerado. Pero si lo que te gusta es la pesadez, sentir como la banda parece arrastrarse por el suelo como si fuesen un enorme ofidio, “Cocaine Phantoms” es todo lo lenta que un álbum de estas características necesita y seguro que enamorará a aquellos que disfrutan de la calma y la lentitud pero también la sobriedad. Diez minutos más, “Watching the Ward Go By” y bajamos aún más las revoluciones para aumentar la desesperación, unirse con “Anemia” y prepararnos para esa barbaridad de casi veinte minutos que es “CV1”, una manera épica y majestuosa de despedir un segundo álbum y que parece prepararnos para lo que pueda llegar en un posible tercer álbum, siendo lo más parecido a un punto de inflexión.
Puede que aquellos a los que les entusiasme poco el doom o tengan menos paciencia con la duración de las canciones, este “Love From With The Dead” les desespere y no le den la oportunidad que bien merece. Como canta Dorrian, “No love. No joy. No hope. No life...”, imposible reflejar mejor todo el nihilismo del mundo en tan sólo un verso o contenido en los surcos de un vinilo pero así es Dorrian, aquel que todavía ha sido incapaz de defraudarnos y siente de verdad lo que canta, sus quejidos suenen auténticos pero es porque parece enterrado en vida…
© 2017 Jack Ermeister