Siempre he tenido la amarga sensación de que Belphegor suelen ser ninguneados por crítica y público; mientras que los primeros suelen afirmar no sentirse nunca decepcionados, tampoco les prestan demasiada atención o les toman demasiado en serio. El público que suele acudir a verles en festivales es siempre como segundo plato para luego ignorarles cuando pasan por salas y así ocurre; que uno acude a sus conciertos y se encuentra un panorama desolador. Es por eso que existen los carteles dobles para muchos artistas. Es esa situación, la del menosprecio, la que me sienta especialmente mal porque siempre he creído que los austríacos no tienen un solo álbum mediocre y en directo siguen sin decepcionar. “Totenritual” continúa esa senda, la de unos trabajadores que quizá no sorprendan demasiado a propios y extraños pero dejarán una sonrisa de satisfacción en la cara de todos sus fans.
No es el colmo de la originalidad, es verdad, ya que “Totenritual” sigue la misma dinámica que “Conjuring the Dead”, ese black mezclado con death metal, mala leche y oscuridad. Un álbum en el que tan sólo tengo una queja y es la mezcla de la batería; ni me gusta su sonido (algo parecido me ocurre con la bestialidad de disco que se han marcado Archspire con “Relentless Mutation” en el que, a veces, tengo la sensación de estar escuchando un martillo hidráulico en vez de un instrumento interpretado por un ser humano) ni el volumen de la mezcla, en “Totenritual” tiene un papel demasiado protagonista y entiendo que lo que han querido es brutalizar su sonido black hasta, como así ha pasado, convertirlo estéticamente en death (además de otros elementos) pero hay momentos en los que cuesta mucho identificar uno u otro riff y Belphegor los tiene muy grandes (los riffs) como para ser tapados por la batería (si antes ponía como ejemplo a Archspire, hay que tener en cuenta que el sonido de una y otra batería es muy diferente, aunque logre esa abstracción que mencionaba, y es que la de “Relentless Mutation” es brillante y afilada mientras que la de Belphegor suena ligeramente empastada y opaca).
No es el colmo de la originalidad, es verdad, ya que “Totenritual” sigue la misma dinámica que “Conjuring the Dead”, ese black mezclado con death metal, mala leche y oscuridad. Un álbum en el que tan sólo tengo una queja y es la mezcla de la batería; ni me gusta su sonido (algo parecido me ocurre con la bestialidad de disco que se han marcado Archspire con “Relentless Mutation” en el que, a veces, tengo la sensación de estar escuchando un martillo hidráulico en vez de un instrumento interpretado por un ser humano) ni el volumen de la mezcla, en “Totenritual” tiene un papel demasiado protagonista y entiendo que lo que han querido es brutalizar su sonido black hasta, como así ha pasado, convertirlo estéticamente en death (además de otros elementos) pero hay momentos en los que cuesta mucho identificar uno u otro riff y Belphegor los tiene muy grandes (los riffs) como para ser tapados por la batería (si antes ponía como ejemplo a Archspire, hay que tener en cuenta que el sonido de una y otra batería es muy diferente, aunque logre esa abstracción que mencionaba, y es que la de “Relentless Mutation” es brillante y afilada mientras que la de Belphegor suena ligeramente empastada y opaca).
Canciones escritas con un sentimiento de trascendencia y un desarrollo épico, con el que parecen querer contar una historia o invocar al malentendido “Baphomet”, con tal desgarrro y mala leche que parecen lograrlo, una base rítmica puramente death y una sensación de estar escuchando el ruidismo del industrial en vez de guitarras más propias del black. Algo que solucionan en la oscurísima “The Devil’s Son”, con la ayuda de Simon "BloodHammer" Schilling o en esa más directa, “Swinefever - Regent Of Pigs”. Como curioso resulta el cambio en “Apophis - Black Dragon”, más cercanos al influjo oriental de los Nile de Karl Sanders.
Algo que ayuda a entrar en el mundo de las canciones de “Totenritual” son los samplers que inteligentemente han situado en algunas de sus canciones, como ejemplo; “Totenkult - Exegesis Of Deterioration”, antes de que Helmuth, completamente brutalizado y con la garganta más death que nunca, nos devore. Sobra la instrumental “Totenbeschwörer”, que sí que es verdad que nos da algo de tregua, pero rompe por la mitad la tónica general de un álbum tan contundente. Pero Serpenth y Helmuth rápidamente recuperaran tono muscular con “Spell Of Reflection”, la más épica de todo el álbum, o la compleja y emocionalmente intensa “Embracing A Star”, antes de acabar la jugada con “Totenritual” y esos versos escupidos, casi regurgitados; “Totenritual. Der Ziegenbock, er schwebt über Dir. Totenritual. Wahrhaftiger feuriger Lucifer. Totenritual. Erscheine! Im brennenden Schwefel!”
Sin sorpresas, sin sobresaltos, Belphegor funcionan como una precisa maquinaría de death y black. No es verdad que Helmuth no arriesgue, es que en los tiempos que corren seguir siendo fiel a sí mismo ya es toda una apuesta. Un álbum notable que, por desgracia, pasará desapercibido y del que pudimos escuchar algunas de sus canciones ya en directo en la pasada edición del mejor festival de Europa, el tremendo Hellfest. Qué verdad es que el trabajo y el debido reconocimiento no siempre van de la mano…
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