Cada vez que charlo con alguien sobre death metal, inevitablemente terminamos hablando de At The Gates y los piropos infinitos a su regreso discográfico, el notable “At War With Reality” (2014). Admiro a Tomas Lindberg y, por supuesto, a At The Gates pero, ¿cómo decirles a todos esos chavales que su último álbum hasta la fecha es tan sólo una copia -bien hecha, eso sí- de “Slaughter Of The Soul” (1995)? Me encantó “At War With Reality” y en su gira estuvieron magníficos pero no era más que las ideas remozadas del anterior, hasta tal punto que nunca he llegado a descifrar -tampoco me importa demasiado- si lo disfruto porque me gusta o porque me recuerda tantísimo al citado “Slaughter Of The Soul”. Con The Lurking Fear me pasa algo parecido, tengo la misma duda pero también algunas más. Antes de nada, no me gustan demasiado los denominados supergrupos, en este caso Jonas Stålhammar (The Crown), Fredrik Wallenberg (Skitsystem), Andreas Axelsson (Disfear, Tormented…), Adrian Erlandsson (no hace falta presentación; At The Gates, The Haunted) y, por supuesto, Tomas Lindberg. Y no me gustan este tipo de formaciones porque rara vez poseen un fuerte sentimiento de unión que cale a las canciones y, por el contrario, suelen carecer de una continuidad discográfica a lo largo de los años. Tampoco me gustaba demasiado la presentación y las influencias citadas porque, tal y como me temía, una vez escuchado este disco de debut, poco o nada tienen que ver con las canciones. No hay ni una sola canción de “Out Of The Voiceless Fear” que me recuerde a Bathory, por ejemplo, y sí mucho a At The Gates. Tampoco me gusta la constante reivindicación de la autenticidad del death metal que facturan porque tan sólo me parece una copia de sus mejores momentos y parece una excusa, una argucia empleada a modo de defensa por la cantidad de bandas infumables que la escena sueca de los noventa terminó generando (que nadie me lo discuta que nada más que hay que echarle un vistazo a todas esas bandas de metal melódico y sus consiguientes mutaciones…)
Por tanto, escucho a The Lurking Fear y me gusta, claro que me gusta, toco la portada de su vinilo y hago girar el acetato en mi plato y me encanta su sonido pero, si en vez de escucharlo con las tripas, lo intelectualizo me encuentro con que The Lurking Fear me gustan porque es tan sólo una copia de todo lo que me gusta en el death y parece una banda ensamblada como un meccano y con una finalidad muy concreta. Suena bien, muy bien, pero le falta ese alma que, por ejemplo, sí tienen Possessed o Autopsy, Repulsion o Death y que ellos citan como referentes, esos nombres con los que simplemente entrar en cualquier comparación hace que un proyecto como The Lurking Fear se empequeñezca. Aseguran amar “Seven Churches” o “Mental Funeral”, además de echar en falta el sentimiento de urgencia de aquellas producciones en el death metal moderno pero nada de eso parece haber calado en “Out Of The Voiceless Fear”.
Tras la ya clásica y sempiterna introducción (algo que me agota profundamente, de verdad de la buena), The Lurking Fear abren fuego con “Vortex Spawn” que nos recodará, claro, a At The Gates (no sólo porque estén presentes la voz, Tomas, y la batería, Erlandsson) sino porque aparte de volverla ligeramente más agresiva y pesada, el esquema de la canción es prácticamente el mismo del que hacen gala los suecos en su proyecto principal. “The Starving Gods Of Gold” es más desgarrada y acelerada, me gusta el tono de Lindberg (ese ligeramente afónico, tan clásico suyo) y el trabajo de Erlandsson, golpeando sin piedad, “The Infernal Dread” nos recordará a Dismember como en “With Dead Engraved in Their Bones” se hace patente la magnífica unión entre Jonas Stålhammar y Fredrik Wallenberg, esa misma que en “Upon Black Winds” es la que lleva todo el peso de la composición, quizá en estas tres últimas somos testigos de lo que The Lurking Fear trataban de lograr y se ha quedado a medio gas al final en este primer álbum.
Quizá sea “Tongued With Foul Flames” la mejor de todo “Out Of The Voiceless Fear”, el problema es que hasta llegar a ella pagamos el pequeño peaje de escuchar la potente “Teeth Of The Dark Plains” (en la que lo mejor quizá sea el solo) y ”The Cold Jaws Of Death” (magnífico comienzo), sin duda, canciones con gancho y pegada pero demasiado genéricas, parece que las hemos escuchado ya antes hasta la saciedad.
“Winged Death” es una de las más potentes y una de las que más me convencen como “Tentacles Of Blackened Horror” (un título más que apropiado para una banda como esta que parece beber de fuentes lovecraftnianas) habría sido una forma más apropiada de cerrar el disco que “Beneath Menacing Sands” en la que queda patente la poca originalidad de este debut en el que, a pesar de las buenas maneras, se vislumbran pocas ganas de llevar todas esas influencias a un nivel superior en el que se diferencien de esas producciones de metal moderno que ellos tanto detestan.
Disfruto de “Out Of The Voiceless Fear” pero sabiendo que son un sucedáneo, una buena imitación con cierta fortuna y un resultado aceptable, grandes músicos y quiero presuponer que la buena intención de agradar a los fans del género -que no engañarlos- pero no puedo tomarme este debut más en serio por mucho que Lindberg me caiga simpático y reconozca su alargada sombra pero siempre modesta actitud en el mundo del metal. At The Gates son vitales para entender el género, sus discos son geniales pero con cada año que pasa su importancia crece a la par que la sensación de que tanta loa y atención es tan sólo el claro síntoma también de lo sobreestimado. Entretenido pero poco más…
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