Siempre he sentido gran simpatía por Marco Aro, quizá porque me parece un artista que, como muchos, necesitan seguir manteniendo sus respectivos trabajos al margen de la música para poder subsistir en una industria en la que la crisis e Internet tan sólo ha hecho aumentar las diferencias entre aquellos que pueden dedicarse a su pasión por completo y esos otros que necesitan dejarse la espalda dentro y fuera del escenario. Quizá también porque es un vocalista sólido y en el que se puede confiar pero, sintiéndolo mucho por él, siempre preferiré el registro de Peter Dolving (con una voz mucho más versatil, con capacidad para la melancolía en las partes más melódicas y, al segundo, cambiar a un registro más desquiciado, más cercano a su personalidad, pero sin perder agresión) aún con todos sus problemas de inestabilidad y su aparente retiro de la música. El criticado “Unseen” (2011) me sigue pareciendo un grandísimo disco al que, seis años más tarde, el único problema que puedo verle si tengo en cuenta la agria respuesta de los seguidores más reaccionarios es que fue publicado bajo la marca de The Haunted; un álbum más melódico, con más groove y más accesible para todo tipo de públicos que les encumbró en las listas suecas (siendo quizá el más exitoso en cuanto a ventas) pero que directamente no tenía nada que ver con obras más sólidas como “The Haunted” (1998), “The Haunted Made Me Do It” (2000) o algunos de mis preferidos como “One Kill Wonder” (2003), “rEVOLVEr” (2004) o “The Dead Eye” (2006) y que originó el último cisma en el seno de la banda con cantidad de fechas canceladas (entre ellas las de nuestro país), la salida de Peter Dolving y su errática carrera tras ella, además de la escapada de Anders Björler y Per Möller Jensen con la incorporación de Marco y un guitarrista tan espectacular y accesible como Ola Englund al que pudimos entrevistar hace ya muchos años cuando aún estaba embarcado en la publicación de su segundo álbum en solitario, bajo el nombre de Feared, antes de incorporarse fugazmente a Six Feet Under. En lo personal, he de reconocer que disfruto de cada disco de The Haunted independientemente de su naturaleza o su vocalista, desde el clásico “The Haunted” o “The Haunted Made Me Do It” hasta el polémico “Unseen”.
Pero inevitablemente ello nos lleva al eterno dilema, ¿cuándo una banda decide hacer algo diferente debería cambiar de nombre? Si, por ejemplo, una banda de death decide hacer speed, black, groove o cualquier otro subgénero, ¿no sería más sencillo cambiar de nombre, músicos, productores y estética en sus discos para no generar polémica entre unos seguidores que habitualmente presumen de apertura de miras musicales pero a los que siempre e invariablemente les chirria cuando no se les da lo que piden?
De cualquier forma, “Exit Wounds” (2014) nos trajo a la nueva versión remozada de The Haunted con un disco correcto, como este “Strength in Numbers” en el que veo una mayor cohesión en la banda, puede sonar estúpido pero así es. Ola suena magnífico a lo largo de todo el álbum y Marco con una energía apabullante. “Fill The Darkness With Black” es un comienzo dramático, tras la guitarra acústica todo parece estallar en un torbellino hasta que es precisamente Adrian Erlandsson el que nos hace cambiar brutalmente de tempo en “Brute Force” con Aro más virulento que nunca o la directa “Spark” (de nuevo, Marco está magnífico) en la que, a pesar de la pesadez, no me terminan de convencer esos armónicos artificiales, tan de moda pero con los que no asocio a una banda como The Haunted.
“Preachers Of Death” nos recordará a “Exit Wounds”, además el trabajo de Englund y Jensen es soberbio, una canción que, como “Strength in Numbers”, se acercan a la melodía pero sin concesión, siempre desde la agresión y ese clásico sonido de los suecos. Cambio de tempo con las guitarras apuntalando el bajo de Björler y la batería de Erlandsson en una melodía más inmediata hasta que Marco nos devore en “Tighten the Noose” en un álbum en el cual todo parece cambiar con ella y es que con “This Is The End” parece cambiar todo por completo y cuesta imaginarse a un seguidor de The Haunted -e incluso At The Gates- defraudado con una canción como “The Fall” o “Means To An End” (que podría haber formado parte de “rEVOLVEr”) y en la que Aro parece querer cambiar de registro con una más cercana al groove en las estrofas. Pero, por favor, antes de seguir; escuchad y prestad atención a cómo suenan las guitarras de Jensen y Englund, magistrales…
“Monuments” es quizá un final de fiesta mucho más comedido, una canción completamente emparentada con el aparente dramatismo de la inicial “Fill The Darkness With Black” y que da sensación de continuidad si escuchamos el álbum de manera continúa y se agradece en la propia narración de este. No sólo no me ha defraudado sino que me deja con ganas de más y de querer volver a verles en gira. Es verdad que hace muchos años que quizá firmaron sus obras maestras pero The Haunted siguen siendo toda una apuesta segura…
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