SETLIST: Take the Long Way Home/ School/ Lovers in the Wind/ Breakfast in America/ Hide in Your Shell/ Love Is a Thousand Times/ The Logical Song/ Teach Me to Love Again/ Lord Is It Mine/ Death and a Zoo/ The Awakening/ Only Because of You/ Had a Dream (Sleeping With the Enemy)/ Child of Vision/ Dreamer/ Fool's Overture/ Give a Little Bit/ It's Raining Again/
Parece que todos aquellos que decidieron no asistir al concierto de una leyenda como Steve Hackett debido al mal tiempo, se les ocurrió salir de casa la noche en la que otra leyenda como Roger Hodgson volvía a visitar nuestro país. No tengo nada en contra del público que habitualmente habita las noches del Jardín Botánico de la Complutense (un poco sí, para qué negarlo) pero creo que pocas veces (quizá con Robert Plant o Wilco) he visto tan lleno aquello. No es para menos, aunque Hodgson haga diecisiete años que no publica material nuevo desde aquel genial “Open The Door” (2000), puede vivir perfectamente de las rentas gracias a todo el material que compuso en Supertramp y, por supuesto, gracias a su simpatía y carisma en directo. No quiero pecar de fundamentalista ya que creo que Rick Davies es un músico magnífico pero es inevitable pensar que la carrera de la mítica banda se resintió cuando Hodgson decidió abandonar el barco y tras aquello no han sido capaces de grabar un álbum siquiera que iguale a aquellos por los que se hicieron mundialmente famosos, pequeños esfuerzos como “Free As A Bird” (1987), “Some Things never Change” (1997), quizá el más acertado, o “Slow Motion” (2002) son correctos pero palidecen frente a “Crime Of The Century” (1974) o “Breakfast In America” (1979), por no hablar de “”Even In The Quietest Moments” (1977) o los inicios de “Supertramp” (1970) e “Indelibly Stamped” (1971), incluso un disco de crisis como fue “…Famous Last Words…” (1982) es claramente superior a cualquiera de los que vinieron después. Por su parte, Hodgson, ha seguido demostrando su talento con el que fuera su debut con “In The Eye Of The Storm” (1984) o el citado “Open The Door” (2000) en una carrera en la que incluso “Hai Hai” (1987) tiene sus momentos y en la que se traduce de su escasa actividad en el estudio el poco interés de Hodgson por el circuito comercial, por apropiarse de un nombre o una fama que le vienen dados, quiera o no, cada vez que sube a un escenario y hace sonar perlas como las que amenizaron la veraniega noche madrileña del pasado martes.
Hodgson, sabedor de su repertorio inmortal, reconoce ante el público que, en su opinión, traen bajo el brazo un buen concierto y que, durante las próximas dos horas, tan sólo nos pide una cosa como público; que dejemos todas nuestras preocupaciones y problemas fuera, él promete hacer lo mismo y su forma de atraparte es con una bienvenida como “Take The Long Way Home” o la conocidísima “School”, dos señuelos en una noche marcada por la nostalgia y en la que tras “Lovers In The Wind”, interpretaría uno de los platos fuertes sin necesidad de esperar a los bises; “Breakfast In America”, cantada como si fuese un karaoke por todos los allí presentes. ¿Cómo describir lo que uno siente cuando escucha una canción así en directo? Además, honestamente, no tuve la sensación de, como le ocurre a muchos otros artistas del mismo calado, que la cantase en automático sino que disfrutó tanto como nosotros, da la sensación de que Hodgson hace tiempo que cerró sus heridas y vive a gusto con su pasado y presente, haciendo felices a su público.
“Hide In Your Shell” y “Love Is A Thousand Times” nos mostraron a una banda sólida y un público entregado que volvió a despertarse con “The Logical Song”. Hodgson intenta chapurrear algo de español y nos explica el gran dilema moral de “Death And A Zoo”; si fueses un animal salvaje y te capturasen, ¿preferirías que te matasen a vivir en un zoológico? “Dreamer” fue quizá la más celebrada y tardó en llegar tras “Child A Vision” mientras que la majestuosa “Fool’s Overture” nos recordó que tras la sensibilidad pop de Hodgson late la vena de un músico capaz de componer “It’s Raining Again” y convertir la noche en una fiesta pero también la impresionante y progresiva “Fool’s Overture” de “Even In The Quietest Moments”
El concierto de Hodgson podría definirse como un concierto tranquilo, sin sobresaltos, amable y que salió según lo previsto, no se desvío de su hoja de ruta, pero nada de esto deberá entenderse como una crítica negativa. Todo lo contrario, es un auténtico placer verle sobre un escenario y salir anímicamente reforzado tras dos horas de buena música. Como parte implicada, como público, intenté dejar todos mis problemas fuera y lo conseguí en gran medida, doy fe de que Hodgson sí lo logró o, por lo menos, transmitió esa maravillosa ilusión.
© 2017 Jim Tonic
Foto (© 2017 AGENCIA EFE)