Es verdad que las últimas entregas en las carreras de My Dying Bride y Paradise Lost no han sido todo lo excitantes que deberían (a excepción del magnífico “The Plague Within” que sólo ha hecho acrecentar las ganas del próximo “Medusa”) y también que “Fear Those Who Fear Him” de Mackintosh tampoco va a suponer un hito para la carrera de ambas bandas o el universo del death metal pero hay que reconocerle su mérito y el espacio que se merece. Estoy seguro de que cuando Mackintosh comenzó esta singular andadura tras el fallecimiento de su padre y como válvula de escape nunca se imaginó llegar a un tercer disco que, honradamente, quizá sea el menos inspirado de la triada formada con “A Fragile King” (2011) y “Splinters” (2014), ambos excelentes, pero tampoco nos olvidemos de los artistas implicados en este proyecto y la calidad de sus obras. Regreso de Kurt Ballou y las lógicas dudas generadas por la partida del batería Adrian Erlandsson y el bajista Scoot, Mackintosh sabía lo que se hacía cuando fichó a su compañero de Paradise Lost, Waltteri Väyrynen, y a Hamish Hamilton de My Dying Bride en un cambio que deberemos esperar a la continuación del trabajo que nos ocupa para ver realmente cómo fragua y si afecta o no a la personalidad de una banda con unos rasgos estéticos tan marcados como para llegar a ser entendida como el proyecto personal de Mackintosh (sin desmerecer, por supuesto, al resto de implicados)
Si las canciones de “Fear Those Who Fear Him” podrían haber formado parte del anteriormente citado nuevo trabajo de Paradise Lost y por su naturaleza han quedado fuera o si, por el contrario, son composiciones escritas expresamente para Vallenfyre que Mackintosh necesitaba sacar a la luz para librarse de ese lastre emocional nunca lo sabremos, lo que sí es cierto es que tras el éxito de público y crítica que ha supuesto “The Plague Within”, el universo de la banda parece haber entrado de nuevo en combustión.
Tras la introducción “Born To Decay”, “Messiah” producirá la sensación de estar en un concierto de Vallenfyre con ese comienzo en el que parecen calentar, mirarse entre ellos y arrancar la canción; más cercana al death de toda la vida e incluso al grind que al género al que comúnmente asociaríamos a Mackintosh; dos minutos de rabia e inmediatez que desembocarán en “Degeneration”, más rodada y con las guitarras llevando todo el peso, no solamente en la brutalidad de su ritmo sino en el dramatismo que confieren a la composición.
El doom hace inevitable acto de presencia por primera vez en “An Apathetic Grave” en la que se siente a Mackintosh especialmente cómodo y evidencia aún más el contraste en esa mezcla punk/grind que es “Nihilist”. Quizá “Amongst The Filth” y la aún más cafre “Kill Al Your Masters” sean las menos inspiradas del conjunto pero también es verdad que mantienen con dignidad la tensión de un álbum que recobrará toda la mala leche en los cuarenta segundos de “Dead World Breathes” o la afilada “Soldier Of Christ”.
Una de mis favoritas es “Cursed From The Womb” con Mackintosh especialmente brutal, tanto en forma (voz) como en fondo (letra y filosofía de la canción, que además contiene el mensaje principal del álbum y ese miedo a los que teman Satanás) y en la que nos recordará levemente a Behemoth por su tono elegíaco y de nuevo contrasta con una más prescindible “Temple Of Rats” que sirve como despedida y en la que se echa en falta algo más especial para cerrar este “Fear Those Who Fear Him”.
Un álbum perfectamente estructurado con un orden de canciones que sabe manejar las emociones del oyente y guiarle a través de todos sus minutos de una manera fluida, dejando un gran sabor de boca por su rotundidad y solidez, con una magnífica producción ideal para la negrura de Vallenfyre en un envoltorio tan atractivo como alejado de cualquier pretensión comercial. Puede que este disco de Mackintosh no pase a la historia del metal como tal pero es la clara evidencia de que el trabajo y el talento pueden ir de la mano alejados de los focos.
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