Quería creer que las sensaciones que me ha producido este “We The People” son fruto del calor o de una escucha apresurada pero no es así. En realidad, tenía ganas de ver cómo se las apañaban Adrenaline Mob en su tercer disco tras un “Men Of Honor” (2014) que no hizo justicia a “Omertá” (2012) cuya principal virtud no fue la innovación pero había buenas maneras y un sonido potente que respaldaba las canciones y, por qué no decirlo, un músico con tantísima personalidad como Portnoy que posee el mismo talento tras los parches como para saber cuándo hay que huir de un proyecto y la verdad es que a “We The People” le he dado muchas oportunidades pero siempre que he comenzado a escucharlo he sentido el mismo aburrimiento y la misma sensación de pesadez y empacho de una comida copiosa. Es cierto, “Men Of Honor” suponía un pequeño descenso, quise suponer que se debía a las constantes idas y venidas de sus músicos (a esa famosa inestabilidad de las formaciones a la que muchos críticos quieren achacar siempre los mismos patinazos) pero lo que me he encontrado en “We The People” es un auténtica aberración.
Intentaré explicarme, el talento en la ejecución sigue ahí, tanto Cannata como Zablidowsky forman una potentísima base rítmica y Mike Orlando no hace sino engrosar ese sonido tan exagerado con el que Adrenaline Mob nos golpean, como Russell Allen posee la fuerza pero algo falla y es la mezcla de todo ello o, mejor dicho, quizá sean las intenciones o la falta de inspiración. Adrenaline Mob se han convertido en una caricatura, una banda típicamente norteamericana (en el peor de los sentidos) que a fuerza de exagerar su propuesta parecen haberse salido del mapa asemejándose más a Kid Rock y un nu-metal de tan bajo octanaje que dudo mucho que conserve algo de la esencia del proyecto que comenzó Portnoy. Russell parece una parodia en sí mismo, tanto las letras como su voz parecen tan impostadas que el oyente sólo tiene dos opciones; ver cómo crece el vello de su pecho ante tanta masculinidad o descojonarse y parar el disco para no perder más tiempo en un álbum de tercera.
Tomemos como ejemplo, “King of the Ring” y esos riffs tan predecibles, ese fraseo, ese groove y ese estribillo tan cargante, es perfecta como introducción de cualquier luchador profesional de lucha libre pero, como diría Morrissey, no me dice nada sobre mi vida y no consigo entender como han sido capaces de plasmar tal falta de ideas en su nuevo álbum. ¿Hay fuerza? Por supuesto que la hay pero con el mismo descerebre del adolescente que se mata a hacer mancuernas. “We The People”, la canción, suena como unos Disturbed puestos de esteroides hasta las cejas y, sin embargo, es de las mejores de un álbum (como algún momento de “Blind Leading the Blind) en el que ni siquiera afirmar algo así podría entenderse como un piropo y en el que lo peor está por llegar, “The Killer’s Inside” suena tan corriente y anodina como “Bleeding Hands” nos recordará a la banda de Chad Kroeger (lo mismo que “What You’re Made Of”) que, a este paso, terminarán deambulando por el mismo corredor que Creed (mucho más inteligentes en su metamorfosis como Alter Bridge)
“Chasing Dragons” sube el nivel gracias a Mike Orlando y un buen estribillo mientras “Til the Head Explodes” roza unos niveles tan bajos que es imposible no sentirse engañado por la compra o menospreciado por una banda que entiende que semejantes composiciones podrían gustar a su público, como las pueriles “Ignorance & Greed” o “Violent State Of Mind”, canciones compuestas, sin duda, teniendo en la cabeza a un perfil muy bajo de oyentes en un álbum en el que ni siquiera la última, “Lords Of Thunder”, es capaz de noquearnos, hacernos sonreír o querer volver a escucharlo. Ni siquiera la versión de Billy Idol, “Rebel Yell”, consigue arreglar el desaguisado; lo que también podría venir a demostrar que la culpa no es de las musas sino del mal gusto de los músicos y la dirección tomada porque a los actuales Adrenaline Mob les regalas “More Than a Feeling” y son capaces de desgraciarla entre bíceps, sudor, oro y sombreros de fellas.
Si quieres ahorrarte los minutos de escucha pero tienes curiosidad por saber cómo suena “We The People” tan sólo echa, en partes iguales, una pizquita de Godsmack, Nickelback, P.O.D. algo de Kid Rock sin encanto sureño y mucho músculo pero del que ya se ha caído, convertido en grasa.
Un horror de álbum que aburrirá a los que nos gustó “Omertá” y supongo que divertirá al novio de tu madre cuando intente empatizar contigo a través de una banda de metal pero confirmará a los seguidores de Portnoy lo bien que hizo en desvincularse de la banda cuando esta debería haber muerto tras su primer álbum, quedando este como curiosidad y el típico anhelo de lo que podría haber sido un segundo o un tercero y no la clara evidencia de la ya naturaleza agónica del proyecto. A la papelera, da igual si es la de reciclaje de tu ordenador o la del punto limpio más cercano de tu barrio.
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