Parece que fue ayer cuando Life Of Agony publicaron “River Runs Red” (1993) en unos años, como fueron los noventa, en los que los grandes discos se sucedían y publicaban por doquier, además siguieron en racha con “Ugly” (1995), aún cargando sobre sus espaldas la tan terrible y denostada etiqueta de post-grunge cuando lo suyo era otra cosa muy diferente. A partir de ahí, nada fue lo mismo y “Soul Searching Sun” (1997) siendo un buen disco no estaba a la altura, dimes y diretes, crisis internas y fantasmas acechaban a una banda con un todavía Keith Caputo que abandonaba el barco alegando razones artísticas y una enorme decepción con una industria musical que parecía querer controlar la dirección de la banda sin entender su naturaleza y, ocho años más tarde, con “Broken Valley” (2005) parecieron firmar su epitafio. Life Of Agony siempre han sido ese tipo de formación que despierta pasiones de auténtico culto entre sus seguidores pero la más absoluta indiferencia entre aquellos que equivocadamente creen que eran tan sólo una agrupación de hardcore. Craso error porque como músicos siempre han sabido conjugar la gracia de diversos géneros con un único punto en común y es la visión más oscura de la vida. Y ese es mi principal problema con “A Place Where There’s No More Pain”, producido por Matt Brown, porque que debo dejar enfriar el entusiasmo inicial por su regreso tras doce años en los que honestamente creía que Life Of Agony eran cosa del pasado para escuchar, sentir sus canciones e intentar adivinar por qué estas nuevas composiciones no me llegan al corazón de la misma manera que las que integraban “River Runs Red” a “Ugly”.
Entiendo que el tiempo pasa para todos, los músicos y su audiencia; que es imposible pedirle a alguien que no cambie porque estamos en constante evolución personal y veinticuatro años son muchos pero si lo analizo de una forma más fría, ciñéndome a lo estrictamente musical, “A Place Where There’s No More Pain” tiene sus inconvenientes. Lo primero que nos golpea es el sonido de Robert, Joey Z y Sal Abruscato (¿volverá algún día A Pale Horse Named Death?) con fiereza bajo el manto de Brown. Life Of Agony comienzan el álbum de manera incandescente con “Meet My Maker” y “Right This Wrong”, de hecho la primera mitad del disco será más fiera que la segunda sumergiéndonos en su segunda parte en un extraño estado de ánimo tras la descarga inicial.
Tampoco me termina de convencer la voz de Mina Caputo, es cierto que está bien mezclada y su interpretación está a la altura, se la siente cómoda pero hay algo en su tono que no me termina de convencer y es que, por momentos, se siente más descarnado como en otros más bronco lo que me hace dudar que más allá de la versatilidad de su garganta se trata de un problema de identidad como vocalista. Lo que también me lleva a no entender por qué sigue siendo noticia su valiente decisión de afrontar su nueva identidad como transgénero y no hace otra cosa que recordarme lo conservador que sigue siendo un mundillo tan supuestamente abierto como es el de la música, el problema de Mina (antes Keith) no es su decisión personal (y creo a Alan cuando asegura que entre las causas que originaron la segunda desbandada no estaba la decisión de Mina de emprender una nueva vida con su auténtico género) el problema de Mina es su inestabilidad como artista, el permanente cambio en su visión artística e intereses o búsqueda -que dirá ella misma- pero que ha provocado que tanto la carrera de la banda como la suya sea tan extraña e intermitente.
Otra cosa que tampoco me convence de este “A Place Where There’s No More Pain” es que es un álbum que, sonando tan actual como suena, llega veinticuatro años tarde. A pesar de la producción y la fuerza de la banda, el disco hunde sus raíces en el sonido de los noventa mezclado, eso sí, con una buena dosis de hard rock (pero hard rock, al fin y al cabo) y una pizca de glam que le sienta muy bien pero que descompensa la receta por completo. Además, no serán pocas las veces que escuchándolo vengan a nuestra cabeza referencias como Alice In Chains en esas melodías vocales o incluso los Stone Temple Pilots menos tenebrosos (esos que sabían aunar lo mejor del rock alternativo más clásico con ese puntito de lentejuela y rímel de un Scott Weiland tan irreverente como único). Una experiencia que desdibujará por completo la identidad de la banda y gustará, como es mi caso, a todos aquellos que vivimos aquella década pero que no llegaremos a entender tampoco por qué Life Of Agony han decidido hacer, imagino que de manera inconsciente, tal acto de nostalgia.
“Meet My Maker” nos muestra a Sal y Alan en perfecta comunión y un riff lleno de groove (más bruto de lo que podríamos esperar en un principio) con la voz de Mina sonando estupenda, como ocurre en “Right This Wrong”, ambas son canciones repletas de sabor hard y si resulta así es por esa voz ya que la base musical es bastante más gruesa, algo que constata “A Place Where There’s No More Pain”, una de las más accesibles y aquella que da título al álbum, más cercana que nunca al espíritu de Alice In Chains, como “Dead Speak Only” en la que las voces se distorsionarán al más puro estilo doblado entre Staley y Cantrell.
“A New Low” muestra de nuevo una estupenda base rítmica y unos cambios adictivos mientras que en “World Gone Mad” nos recordarán a Velvet Revolver, pena que con “Bag Of Bones” todo parezca cambiar y nos sumergimos en lo que parece otro disco con “Walking Catastrophe” o una previsible y aburrida “Song For The Abused” mientras que “Little Spots Of You” es mucho más efectiva para cerrar el álbum ya que rompe por completo su tónica entre confetti pegado, maquillaje corrido y la soledad de una letra que parece escrita por Mina para un joven Keith, magistral.
Me alegro profundamente de su regreso, me encantaría creer que significará la continuidad de la banda y que Mina Caputo no sólo ha encontrado su naturaleza y sexualidad sino también ha recobrado su visión artística y vuelve más centrada que nunca, me gustaría verles de nuevo en directo y entiendo “A Place Where There’s No More Pain” como el álbum necesario para tal fin pero que nadie me lo sitúe a la altura de “River Runs Red” o “Ugly” (en todo caso a la de “Broken Valley” en cuanto a inspiración que no a sonido) porque siendo digno de Life Of Agony, no termina de gustarme como debiera. Imagino que lo que necesitábamos de ellos era su regreso y lo que ellos necesitan es rodaje, una continuidad, tras doce años de ausencia discográfica. Para evaluar la salud creativa de la banda en el estudio habrá que esperar a la continuación de este “A Place Where There’s No More Pain” y a ser posible antes de otra década porque los interruptus nunca han sido buenos.
© 2017 Jim Tonic