Cuando Marko Palmén asegura que en este disco de Evocation hay sangre, sudor y lágrimas no nos queda más remedio que creérnoslo cuando escuchamos las canciones de “The Shadow Archetype” porque no es solamente que hayan transcurrido cinco años desde el anterior “Illusions Of Grandeur” (2012), el cambio de sello (han firmado con la mítica Metal Blade Records) y el abandono de Janne Kenttäkumpu Bodén y Vesa Kenttäkumpu (cuya separación parece que fue amistosa ya que les echa una mano con el solo de “Survival of the Sickest” y el propio Marko asegura que el guitarrista no desea más que lo mejor para la banda) sino que las composiciones exudan más oscuridad, desolación e intensidad que sus anteriores trabajos que, aunque siempre contenían, nunca en tales dosis. Y es que, según Palmén, a las canciones de “The Shadow Archetype” han querido darle más de una vuelta y trabajarlas al detalle, con mimo, volcándose también en la producción, buscando un sonido que les ha costado grabar una y otra vez las mismas partes y pistas hasta quedar satisfechos con el sonido de las guitarras y la voz de Thomas Josefsson.
Tras la batería y por casualidad (ya que estaban trabajando con otro músico) les ayuda Per Möller Jensen (ex-The Haunted), cuyas pistas han sido grabadas en los Crehate Studios de Gotemburgo. No exagero si digo que otra banda, perdiendo dos músicos que eran esenciales no sólo en la ejecución sino en el proceso de composición, quizá habría tirado la toalla, sin embargo Palmén y Simon Exner decidieron echarse a las espaldas todo el trabajo de “The Shadow Archetype” en un álbum en el que, aunque no sea el colmo de la originalidad, no es difícil adivinar buenas intenciones y ganas de lograr un sonido aún más oscuro, frío y melancólico en unas letras plagadas de tópicos que encajan a la perfección como un puzle en ese cocktail de negrura, muerte, política y drogas en el que la banda ha decidido sumergirse.
Tras la ya clásica introducción “Into Ruins” (de la que cientos de miles de bandas deberían ya olvidarse de ella, por favor), Evocation no dudan en golpearnos con “Condemned To The Grave” (magnífico vídeo de Carlo Oppermann, por cierto) con una canción que nos engancha gracias a su cadencia y estribillo pero no será hasta “Modus operandi” que abriremos bien los ojos para examinar la portada del vinilo (magnífica la edición con el acetato trasparente de color salmón) y es que su riff resuena tan poderoso como la profunda voz de Thomas con ese puntito roto y tan amargo. Como grande es “Children Of Stone” o una de mis favoritas, “The Coroner”, canciones que tras su apariencia sencilla en cuanto a construcción (no le busquemos más pies al gato porque esto es, fundamentalmente, death metal) encierran un alma tan oscura y melancólica como el mejor black metal.
Aquella que da nombre al álbum, “The Shadow Archetype” es buen ejemplo de esa mezcla equilibrada (magnífico trabajo de Möller Jensen a lo largo de todo el álbum, es justo reseñarlo porque no habrá ni un solo minuto en el que no deje de sorprendernos si prestamos atención). “Blind Obedience” y su toque acústico nos servirá para afrontar una segunda cara repleta de canciones que como “Survival Of The Sickest”, están repletas de actitud aunque no lleguen a la altura de aquellas que abren el álbum pero Evocation sí que se guardan un as en la manga y es el brillante final de “Dark Day Sunrise”
Es muy común que cuando reseñamos un disco que nos deja un gran sabor de boca, nuestros lectores se confundan y crean que estamos refiriéndonos a una obra maestra cuando no es así. En este caso, Evocation han grabado un álbum que nos ha agradado por sus canciones y la gran labor de fondo que desprenden, quizá no sea su mejor disco pero estamos hablando de una discografía breve (tan sólo cinco títulos en diez años) en la que, sin embargo, no hay ningún álbum que baje del notable y “The Shadow Archetype” no siendo perfecto, cumple nuestras expectativas y nos deja con ganas de más. El único punto negativo que podemos encontrar es la gran diferencia que hay entre las canciones más brillantes y aquellas repletas de fuerza pero carentes de chispa, además de una producción muy bruta; tanto que parecen haberse cargado el rango dinámico y la compresión hará imposible su escucha si lo que buscamos son matices y canciones que ofrezcan un sonido variado además de contundencia.
Tan sólo nos queda esperar que se lancen a la carretera y demuestren su poderío sobre el escenario y, por favor, que su formación se estabilice y nos permita disfrutar de material nuevo sin que tengan que pasar otros cinco años entre un trabajo y otro, así lo ha prometido Marko y creemos en su palabra.
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