SETLIST: I Am the Enemy/ Phantom Self/ Choke/ Desperate Cry/ Alethea/ Sworn Oath/ Inner Self/ Resistant Parasites/ Refuse/Resist/ Arise/ Ratamahatta/ Roots Bloody Roots/
Una vez entré en la sala La Riviera, lamenté haberme perdido a Aborted pero más en concreto a Soilwork porque los suecos, de la media docena de veces que les he visto en los últimos años, siempre me han dejado un gran sabor de boca. Descargaban los roadies su equipo por el lateral derecho del escenario mientras lo acomodaban para los brasileños más internacionales, Sepultura. Me resulta complicado intentar explicar la mezcla de sentimientos que me invade siempre que estoy a punto de verles en directo de nuevo. Para alguien que creció con su música, siempre es agradable reencontrarse con ellos pero entiendo que para muchos chavales no tenga sentido alguno estar lamentándose a estas alturas de la pérdida de Max e Igor porque mucho (no todo) del público que el pasado viernes poblaba la sala La Riviera, ha crecido e incluso alguno nacido con Derrick Green al frente y Max puede no llegar a parecerles más que otro oportunista con esa gira de celebración de “Roots” y las constante puyas a sus antiguos compañeros. Lamentablemente no es así, Sepultura pusieron a Brasil en el mapa internacional del metal, eran una corrosiva y brutal mezcla de thrash y death a partes iguales con un puntito underground que no les abandonó ni siquiera cuando publicaron “Chaos A. D.” (1993) o el étnico e icónico “Roots” (1996), últimos coletazos de una carrera sin igual que llegaba a un público más másivo tras auténticas joyas como “Arise” (1991), el glorioso “Beneath The Remains” (1989) o “Schizophrenia” (1987) con un Max en estado de gracia, Igor convertido en uno de los mejores baterías del mundo y Kisser en lucha de poder por el liderazgo mientras Gloria Cavalera aumentaba la brecha entre unos y otros.
Y después de todos aquellos álbumes, por mucha pena que me provoque, la nada con Green al frente hasta “The Mediator Between Head and Hands Must Be the Heart” (2013) con el cual firmaron su mayor esfuerzo tras seis discos que no han terminado de cuajar y ahora un ecléctico y progresivo “Machine Messiah” (2017) en el que se adivinan buenas formas pero tampoco parece haber calado como debiera entre el público. Y eso pareció cuando tomaron el escenario y todos pudimos verles de nuevo pisar las tablas, mientras descargaban “I Am The Enemy” con fallo incluído en el micro y un Derrick dejándose la voz sin que ninguno pudiésemos escucharle, duró unos segundos pero fue significativo de lo que nos esperaba durante los cuarenta y cinco minutos de actuación porque “I Am The Enemy” quizá sea la más directa de todo “Machine Messiah”, la ideal para abrir una gira como esta mientras que “Phantom Self” se hace especialmente pesada con sus densísimos arreglos orientales en algunos momentos o “Choke” del poco acertado “Against” palidecía en contraste con “Desperate Cry” del mágico “Arise”, retazos de un repertorio que a pesar de la habilidad de unos músicos cuya pericia está fuera de toda duda, orbita entre las glorias del pasado y las naderías de una segunda época que palidece frente a unos años que cada vez están más lejanos.
Todavía nos esperaba un cuerpo central basado plenamente en “Machine Messiah” con la mezcolanza por bandera en “Alethea” (y Derrick con serios problemas para que se le escuche), “Sworn Aoath” (magnífico el desarrollo central con Kisser como protagonista) e “Inner Self”. Mientras que de Paulo no puedo decir gran cosa (siempre me ha parecido un bajista correcto), de Green sí que puedo asegurar que cada año que pasa le veo más y más rígido, durante los últimos quince años he sido testigo de cómo el de Ohio parece haber ido perdiendo no solamente rango vocal sino también movilidad hasta convertirse en una enorme y hierática montaña en el escenario cuya presencia impresiona por su tamaño pero no por su actitud mientras que Kisser ha crecido como músico cargándose sobre sus hombros toda la orientación y dirección musical de la banda y si hay alguien por quien merece la pena ver los brasileños sobre el escenario actualmente es por esa fiera tras los parches que es Eloy Casagrande y es que es algo impresionante verle tocar con fiereza sin un sólo segundo de descanso con una pegada fortísima como la que tiene.
El fin de fiesta, como no podía ser de otra manera, con “Refuse/Resist” y uno de los mejores riffs de la década de los noventa, no apta para nostálgicos, y todo el público saltando y presionando contra las primeras filas, la mítica “Arise” y dos canciones que es inevitable que interpreten como son “Ratamahatta” o “Roots Bloody Roots” pero que acusan un desgaste enorme y es que ambas parecen interpretadas en automático y sin el alma que poseían dos décadas atrás. Basta escucharlas interpretradas por Max junto a Igor o en cualquiera de sus encarnaciones para entender que, sin ser de las mejores de la banda, son definitorias de un momento y marcaron un antes y un después tanto para el público como para ellos.
SETLIST: Hordes of Chaos (A Necrologue for the Elite)/ Phobia/ Satan Is Real/ Gods of Violence/ People of the Lie/ Total Death/ Phantom Antichrist/ Fallen Brother/ Enemy of God/ From Flood into Fire/ World War Now/ Hail to the Hordes/ Extreme Aggression/ Civilization Collapse/ Violent Revolution/ Flag of Hate/ Pleasure to Kill/
Y llegaba el gran momento de la noche, el de ver a Kreator una vez más sobre el escenario. Los alemanes no sólo atraviesan una dulce racha creativa que les ha visto confirmarse como una apuesta segura desde aquel traspiés con “Endorama” (1999) sino que es innegable la evolución que han sufrido como banda. Ver a Kreator actualmente es ser testigo de la historia del thrash con una banda veterana que literalmente devora al resto de artistas, con un sonido potente y creíble, lejos de los tics más evidentes del género, con unos músicos solventes y un Petrozza que parece atravesar su mejor momento. “Hordes of Chaos (A Necrologue for the Elite)” y “Phobia” de su “Outcast” (1997) nos sirvieron para que nos olvidasemos por completo de Sepultura, barriendo cualquier recuerdo. La más obvia “Satan Is Real” cobró vida en directo, siendo uno de los estribillos más coreados de la noche (mal que me pese porque sigo pensando que es una de las menos agraciadas de “Gods Of Violence”) y “People Of The Lie” o “Total Death” nos mostraron la madurez de los de Essen con un guitarrista como Sami Yli-Sirniö que aunque no llegará a la maestría de Tommy Vetterli (Coroner) siempre me ha gustado especialmente por su corte más clásico (no sólo en imagen porque la estampa del finlandés siempre me ha recordado a la de Bill Steer de Carcass).
“Phantom Antichrist” o la emotiva “Fallen Brother” con las sombras de Cliff Burton y Lemmy Kilmister sobrevolando muy por encima nuestra, nos adentraron en un concierto que Petrozza y los suyos habían ganado desde el primer riff. “Enemy Of God” nos remató antes de visitar de nuevo “Phantom Antichrist” con “From Flood Into Fire” y “World War Now” nos demostró la excelente salud del cuarteto. Un concierto que cerró con “Violent Revolution”, “Flag Of Hate” y “Pleasure To Kill” y en el que aunque eché de menos alguna que otra canción que me parece imperdonable que dejasen de lado, nos dibujó a todos una gran sonrisa cuando se encendieron las luces; Kreator han crecido de una manera monstruosa, ¡qué grande eres Petrozza!