Crítica: Dark Tranquility "Atoma"

Pocas bandas respeto más y espero con ganas un nuevo lanzamiento como me ocurre con Dark Tranquility que con el lento gotear de noticias relacionadas con este, su nuevo lanzamiento, no hacían otra cosa que abrirnos el apetito de lo que estaba por llegar. Y no es que los suecos lo tengan precisamente fácil, su discografía me parece notable con algunos picos auténticamente sobresalientes y aunque “Atoma” no llegue a la altura de un clásico como “the Gallery” (1995), “The Mind’s I” (1997) o “Projector” (1999) como tanto le gusta cacarear a muchos promotores y críticos, sí que me parece un disco superior a los últimos “We Are The Void” (2010) o “Construct” (2013) y es precisamente este último con el que más similaritudes encuentro porque si bien “Atoma” es superior, tampoco es un punto de ruptura tan vibrante como muchos podrían esperar. Para que nos entendamos, “Atoma” posee todas las señas de identidad de Dark Tranquility, las suficientes como para que no sintamos que han perdido el norte como muchos de sus compañeros (y no quiero mirar a nadie pero es inevitable pensar en In Flames) pero perfectamente equilibrado para que, sin grandes concesiones, tampoco sintamos un estancamiento; hay death, claro que sí, pero también hay melancolía a raudales, grandes estribillos y una atmósfera gótica y densa magnífica. En definitiva, opodemos respirar aliviados. En definitiva; la esencia de Dark Tranquility no se ha perdido por el camino pero sí que se nota que Stanne, Sundin, Brändström y Jivarp han invertido tiempo en la composición y el mimo que las nuevas canciones requieren, además de ser el primer álbum en el que participa Anders Iwers (Tiamat, Avatarium) tras la ausencia de Martin Henriksson y su inexplicable pérdida de pasión por la música, como él mismo se encargó de aclarar.

Producido por la propia banda y Jens Bogren, posee belleza pero ello no quiere decir que a lo largo de sus casi cincuenta minutos haya uno sólo que sobre o sintamos que el álbum flaquea. “Encircled”, por ejemplo, suena clásica pero con unos riffs cortantes y oscuros que nos llevarán a lomos de los teclados de Martin mientras Stanne se deja literalmente a garganta; sé que la comparación a muchos les parecerá forzada por lo poco que tienen actualmente que ver la dos bandas pero escuchar un arranque así con Stanne en plena forma hace que me acuerde de lo vivido en la última gira de Katatonia con Renkse (cuyo tono me parece precioso pero parece haberse dejado la agresividad y la pasión en la interpretación en su casa de Hägersten) y aprecie el esfuerzo de Stanne. Como la propia “Atoma” nos recordará a Paradise Lost y será una muestra clara de ese toque gótico perfectamente fusionado con la melodía del death y de nuevo la potente voz de Stanne.

Me encanta el riff de “Forward Momentum” y la mezcla de las guitarras con el teclado, me gusta la textura que crean sin ceder ni un ápice a sus principios estéticos, me gusta el toque depresivo y la belleza que exuda sin caer en lo patético o en lo cursi, en lo relamido de muchas bandas melódicas de death que tienden a la oscuridad más impostada. “Neutrality” es una pequeña obra de arte que se encabrita tras las primeras notas y nos recordará a At The Gates pero serán esos arreglos futuristas los que hilvanarán la canción con la futurista “Force of Hand” en la que el trabajo de Niklas Sundin es para quitarse el sombrero (no extraña leer los créditos y saber que ha participado en la composición) como también en la oscura “Faithless by Default” junto a Martin.

“The Pitiless”, de Jivarp, es una de las más directas de todo “Atoma” y ese comienzo de Stanne con ese inquisitivo “Right now! Right here! We stand alone!” es una auténtica gozada, de nuevo una mezcla perfecta entre los teclados de Martin y la mala ralea de las guitarras de Sundin como en “Our Proof of Life” parecen de nuevo retomar el espíritu de los de Halifax (hasta que Stanne se encabrona, claro) sin caer en la parodia y con excelentes resultados. “Clearing Skies” (obra de Brändström) es una de las más accesibles del disco, quizá una de las más pegadizas con ese riff tan contagioso mientras que “When the World Screams” vuelve a hacer coger cuerpo a la recta final de “Atoma” que Dark Tranquility resolverán de manera magistral con la oscurísima “Merciless Fate” (de nuevo inconmensurable Stanne) y ese sabor de los Cavanagh (antes de perder los reaños y convertirse en una banda tan lamiosa…) en “Caves and Embers” para cerrar el disco por todo lo alto con Niklas secundando a Martin en el riff principal.

Uno de los grandes discos de un año en el que muchas bandas parecen estar apurando para regalarnos los oídos y un alegato de la buena salud que todavía poseen los suecos mientras muchos de sus paisanos han perdido fuelle o confunden la evolución con la sacarina. Produce verdadero placer escuchar discos así de trabajados…


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