El 28 de diciembre del 2015 nos dejaba Lemmy Kilmister, como si de una broma pesada se tratase, en semejante día y tan sólo cuatro más tarde desde la celebración de su setenta cumpleaños; a nadie le sorprendió dado su estado de salud y los constantes achaques que sufrió durante los últimos años pero a todos se nos hacía un nudo en la garganta pensando que nunca más veríamos su estampa sobre un escenario o podríamos escuchar más canciones de Motörhead y nunca más nos reiríamos con su inteligente sentido del humor y su actitud ante la vida porque, permitidme que os diga, el mundo (para todos aquellos que de verdad amamos a Motörhead) es un lugar mucho más triste sin Lemmy, sin duda alguna…
No soy quien para valorar o escribir sobre la vida de alguien a quien tanto admiro y quien ha conseguido más que la mayor parte de los que escuchamos su música, no creo estar a la altura de juzgar las carreras de artistas como Dio, Lemmy, Ozzy o Bowie y tampoco lo pretendo pero es inevitable preguntarse, ¿por qué era tan grande Lemmy, por qué causaba esa simpatía a todo tipo de público, cómo llegó a convertirse en un icono aún en vida? Muchos me hablarán de “Ace Of Spades” (1980) u “Overkill” (1979) y por supuesto que sí; son grandes logros al igual que, en menor medida y otras ligas, “Black Magic” (2015) o “Motörizer” (2008) porque, personalmente, disfruto de todos y cada uno de sus discos sin complejo alguno. Pero la respuesta a todo lo anterior se puede resumir en algo tan sencillo como que Ian Fraser Kilmister, aparte de echarle valor a la vida y no rendirse ni en el último segundo, llegó a convertirse en Lemmy siendo él mismo; era genuino, auténtico, en un mundo tan vacío como en el que nos movemos actualmente en el cual parece que vivimos de cara al resto, en una constante exhibición de quiénes no somos, mintiéndonos a nosotros mismos; Lemmy no engañaba a nadie.
Es por eso que no mentiré cuando confiese que no quería comprar este directo, “Clean Your Clock”, me resistía a caer en la trampa de la mercadotecnia y los lanzamientos póstumos que se sirven de mis emociones para jugar con mi bolsillo pero la cruda realidad era otra; no quería admitir que esto era una despedida e inevitablemente pasé por caja, como tú (porque me gustaría pensar que si uno tiene la posibilidad y el respeto de apoyar a quien admira, no hay descarga que valga), para comprarme el directo de una gira que disfruté y me tocó vivir muy de cerca.
Mi concierto del “40th Anniversary Tour” de Motörhead tuvo lugar en Nantes, Francia, en el monstruoso marco del Hellfest y, tras una rueda de prensa en la que fue Mikkey Dee quien nos atendió con simpatía y paciencia a todos los medios, fui testigo de un concierto muy descafeinado de la banda; allí no había posibilidad de buscar culpables, Mikke y Phil estuvieron magníficos y solventes como siempre, más pendientes de su amigo que otra cosa y Lemmy, aunque soberbio, digno y cumpliendo de sobra, lucía débil y titubeante. Aparte de sus múltiples desajustes que paliaba con todo tipo de pastillas y medicación, tenía tres tipos diferentes de cáncer acabando con su vida, algo que ni nosotros ni él mismo sabía. Pero, lo que hubiese matado a cualquier ser humano, él lo sobrellevaba cantando las canciones de su banda y tocando su Rickenbacker sin mucho esfuerzo. Lemmy quería morir sobre un escenario, en plena carretera y vaya si lo consiguió.
Es por todo esto que enfrentarme al que es, por ahora, el último directo oficial de la banda y quizá la despedida de un amigo, se hacía bastante doloroso. Grabado en los dos días que Motörhead tocó en Munich, 20 y 21 de noviembre, grabado por UDR Records y mezclado por el habitual Cameron Webb, “Clean Your Clock” no pretende ser “No Sleep 'til Hammersmith” (1981), que nadie te los compare porque entonces identificarás a un impostor, a un memo que no te está hablando desde el corazón. “Clean Your Clock” es tan sólo el documento de la última gira de la banda, el único directo grabado con calidad profesional y tampoco prestes demasiada atención a aquellos que te hablen de producción y sandeces por el estilo; esto es Motörhead en directo, hay acoples, ruido de fondo, sonido de estática, los desafines lógicos, cambios de ritmo, grandes momentos y algunos más templados; magníficas interpretaciones y la voz afónica y cazallera de Lemmy, un tipo que está luchando por sobrevivir y tú lo estás escuchando. Si quieres una producción inmaculada y aséptica, si quieres evitarte el dolor de escuchar al último Lemmy y privarte del disfrute de escuchar una vez más “Bomber”, ni siquiera te plantees escuchar este álbum, no te hace falta…
Las sirenas que abren “Bomber” y la interpretación son espectaculares; Mikkey es un fuera de serie que imprime entusiasmo con su fortísima pegada y Phil es puro rock n’ roll. Lemmy canta la canción y ahí esta su bajo distorsionado, con los agudos a tope, galopando de nuevo. Así es… “Stay Clean” no nos da respiro y se les siente calientes, ¿lo sientes? “Metropolis” apacigua los ánimos en ese medio tiempo afilado que es, hay un acople permanente… ¡es un jodido directo, sin maquillaje! ¿Qué esperabas? Mucho sabor con Phil disfrutando de su guitarra y su Wah en los solos y Mikkey marcando el paso de Lemmy. Con “When the Sky Comes Looking for You” y “Over the Top” el concierto se empieza a acelerar y hace ya un rato que se han convertido en una banda al rojo vivo pero es con la icónica “The Chase Is Better Than the Catch” con la que terminamos de sonreir porque parece que Lemmy ha vuelto a estar entre nosotros, suena más vivo que nunca.
Es por todo esto que enfrentarme al que es, por ahora, el último directo oficial de la banda y quizá la despedida de un amigo, se hacía bastante doloroso. Grabado en los dos días que Motörhead tocó en Munich, 20 y 21 de noviembre, grabado por UDR Records y mezclado por el habitual Cameron Webb, “Clean Your Clock” no pretende ser “No Sleep 'til Hammersmith” (1981), que nadie te los compare porque entonces identificarás a un impostor, a un memo que no te está hablando desde el corazón. “Clean Your Clock” es tan sólo el documento de la última gira de la banda, el único directo grabado con calidad profesional y tampoco prestes demasiada atención a aquellos que te hablen de producción y sandeces por el estilo; esto es Motörhead en directo, hay acoples, ruido de fondo, sonido de estática, los desafines lógicos, cambios de ritmo, grandes momentos y algunos más templados; magníficas interpretaciones y la voz afónica y cazallera de Lemmy, un tipo que está luchando por sobrevivir y tú lo estás escuchando. Si quieres una producción inmaculada y aséptica, si quieres evitarte el dolor de escuchar al último Lemmy y privarte del disfrute de escuchar una vez más “Bomber”, ni siquiera te plantees escuchar este álbum, no te hace falta…
Las sirenas que abren “Bomber” y la interpretación son espectaculares; Mikkey es un fuera de serie que imprime entusiasmo con su fortísima pegada y Phil es puro rock n’ roll. Lemmy canta la canción y ahí esta su bajo distorsionado, con los agudos a tope, galopando de nuevo. Así es… “Stay Clean” no nos da respiro y se les siente calientes, ¿lo sientes? “Metropolis” apacigua los ánimos en ese medio tiempo afilado que es, hay un acople permanente… ¡es un jodido directo, sin maquillaje! ¿Qué esperabas? Mucho sabor con Phil disfrutando de su guitarra y su Wah en los solos y Mikkey marcando el paso de Lemmy. Con “When the Sky Comes Looking for You” y “Over the Top” el concierto se empieza a acelerar y hace ya un rato que se han convertido en una banda al rojo vivo pero es con la icónica “The Chase Is Better Than the Catch” con la que terminamos de sonreir porque parece que Lemmy ha vuelto a estar entre nosotros, suena más vivo que nunca.
En “Lost Woman Blues” se convierten en una sucísima banda de blues y marca una pequeña pero bonita inflexión en el concierto que volverá a coger algo de velocidad con “Rock It” o la marcial y oscura “Orgasmatron” (una de mis favoritas). La emoción se siente en la voz de Lemmy cuando dedica “Doctor Rock” a su amigo Phil "Philthy Animal" Taylor que había fallecido diez días antes y “Just 'Cos You Got the Power” y “No Class” cerrarán el cuerpo central de unos conciertos que acababan de manera gloriosa y eléctrica con ese himno que es “Ace of Spades” (con ese cambio profético en el verso más famoso de la canción; “You know I'm born to lose, and gambling's for fools but that's the way I like it baby,I’m gonna live forever…”) y la brutalidad que siempre fue “Overkill” en directo no sin antes incluir la curiosidad acústica de “Whorehouse Blues” que suena realmente fantástica…
Vuelvo a mirar otra vez la bonita edición del vinilo con el escenario desplegable (pop-up) en su carpeta interior, toco los acetatos grises, pego un sorbo y miro mi copia de la primera edición del vinilo de “Overkill” firmada por el propio Lemmy, enmarcada y colgada de la pared junto con la entrada del concierto que nunca llegaría a celebrarse en España. Va por ti, amigo…
© 2016 Jim Tonic