SETLIST: Hail to His Majesty (Peasants)/ Punch in the Face/ PermaWar/ No W/ Señor Peligro/ LiesLiesLies/ Waiting/ N.W.O./ Just One Fix/ The Missing/ Deity/ Thieves/ Stigmata/ Psalm 69/ So What/ Khyber Pass/ Gates of Steel/
Parece mentira estar asistiendo a un concierto de Ministry en pleno 2016, no porque la banda industrial por antonomasia de los ochenta y noventa no se merezca un reconocimiento más masivo que aún se le escapa (y así está bien) sino porque hubo una época, no muy lejana, en que nuestro país estaba olvidado en sus giras y nunca creí que les vería sobre un escenario y ahora, en una calurosa tarde de julio, me encontraba viéndoles por cuarta vez. Pero también porque nadie esperaba que Al Jourgensen llegase vivo a nuestros días, ni siquiera él mismo. Odio este tipo de historias pero hay veces que el currículum tóxico de un músico es indivisible de su personalidad y canciones, como ocurre con Jourgensen (que está estrechamente ligado a su creatividad) pero también estamos hablando de un artista inclasificable, adelantado a su tiempo, que ha parido obras capitales y supo llevar el rock y el metal allá donde pocos músicos se atrevían o imaginaban a pesar del encasillamiento al que él mismo se ha sometido en los últimos años. Un artista comprometido que no ha dudo en sacudir a la administración estadounidense y declararle la guerra a Bush (ahora reemplazado por el omnipresente Trump) y, por fin, parece haber encauzado toda su creatividad raprtiendo su tiempo no sólo en su proyecto más popular, Ministry, sino también en Revolting Cocks (con quienes publicó “Got Cock?” en el 2010), Buck Satan and the 666 Shooters (“Bikers Welcome Ladies Drink Free”, 2011) y ahora Surgical Meth Machine.
Realmente no sabría explicar qué diferencia hay entre ninguno de estos proyectos y Ministry porque Jourgensen no es un compositor que tenga problemas para publicar lo que le venga en gana en su propia casa y cada uno de sus discos y nuevas aventuras son lo suficientemente arriesgados, experimentales y diferentes como para no tener necesidad alguna de compartimentar su talento pero sí que es verdad que Ministry, como tal, murieron en el 2007 con la publicación de “The Last Sucker” (2007) como antológico cierre a su manifiesto contra Bush, la consiguiente gira de despedida (en la cual tuvimos la gran fortuna de estar presentes), su famosa C-U-LaTour 2008, y la publicación de “Cover Up” (2008) y “Undercover” (2010). Pero, poco después, anunciaron su regreso y actuación en el Wacken Open Air además de la publicación de “Relapse” (2012) y también su gira, DeFiBriLaTouR / Relapse Tour (en la cual también estuvimos), y en diciembre de aquel año perdían a su guitarrista Mike Scaccia tras un ataque al corazón con lo que Al Jourgensen de nuevo anunciaba en marzo la separación de la banda tras la muerte de Scaccia, al que dedicaría el que es, por el momento, su último disco y con el cual homenajean al guitarrista; “From Beer to Eternity” (2013) y su gira que este pasado jueves paraba en Madrid, “From Beer To EternaTour” la cual, como puedes leer, tampoco hemos podido perdernos. Lo que Al Jourgensen debería entender es que, como a otros grandes les ocurre, él es Ministry y Ministry es Jourgensen. Como antes señalaba, ninguno de sus proyectos tienen gran diferencia porque todos son Jourgensen y su mundo interior registrándose en una pista.
Dentro de muchos años, cuando alguien nos pregunte y digamos que estuvimos en aquella o esta gira nos leerán con cierta tirria pero es que la sala Arena presentaba un aspecto desolador; es cierto que es verano y medio país está de vacaciones pero no hay excusa, si te gusta la música en general y el metal en particular, para haberte perdido la que se supone que es la última gira de Ministry. Así que, con tan sólo un tercio de la sala lleno, esta vez volvíamos a sentirnos afortunados de tener a toda una leyenda como Al Jourgensen frente a nosotros.
“Hail To His Majesty” fue un comienzo más denso que de costumbre con la rotunda “Punch In The Face” haciendo acto de presencia y la distorsionada voz de Jourgensen llevándonos de viaje a través de “From Beer to Eternity” que gana bastante más en su versión “RemiXXX” y que, con la mano en el corazón, no le hace justicia a aquella brutalidad llamada “The Last Sucker” (2007) e incluso a “Rio Grande Blood” (2006) pero tampoco creo que nada de esto le preocupe demasiado a Jourgensen que parece totalmente inmerso en su mundo y disfruta de su música sin importarle demasiado la repercusión o aceptación de ésta. Hasta “No W” del mítico “Houses Of The Molé” no hubo concesión a su pasado, continuando con “PermaWar” y enlazando, por suerte y de manera muy bestia, con “Señor Peligro” del mencionado “Rio Grande Blood” en la que no solamente ataca a Bush sino que Donald Trump y Hillary Clinton aparecen ridiculizados en las animaciones que la banda proyecta en la pantalla e incluso Hugo Chávez y Simón Bolivar tienen su espacio entre las críticas del cubano.
Y, a partir de ahí, el concierto se creció con “LiesLiesLies” de nuevo contra Bush y el caso Bin Laden, “Waiting” y la primera referencia a su obra maestra, “Psalm 69: The Way to Succeed and the Way to Suck Eggs”, con “N.W.O.” y “Just One Fix” (con imágenes de William Burroughs en la pantalla) que, a pesar del tiempo que ha pasado, siguen sonando increíblemente actuales. Nos hizo viajar a “The Land Of Rape And Honey” con “The Missing”, “Deity” y “Stigmata” y con “Thieves” y “So What” de nuevo a 1989 con “The Mind Is a Terrible Thing to Taste”. En directo, por desgracia, Ministry hace mucho tiempo que perdieron su identidad; convirtiéndose en una banda de metal que salpica sus compases con samplers y sintetizadores. No es una crítica, he crecido en los ochenta y los noventa fueron suyos pero han terminado por perder ese encanto místico para jugar en una liga que no es la suya...
A su favor también señalar que los Ministry actuales no tienen tampoco rival alguno en cuanto a contundencia y versatilidad (resultando más ruidosos y ácidos que cualquier otra banda de metal convencional) con Sin Quirin y Cesar Soto a las guitarras, Jason Christopher al bajo, Roy Mayorga a la batería, John Bechdel a los teclados y Al Jourgensen a todo; cantando, dirigiendo a sus músicos, lanzando sampleados e interpretando unas canciones que nadie mejor que él entiende en directo. Para acabar, “Psalm 69” y, tras “Khyber Pass”, la oportuna versión de DEVO de “Gates Of Steel”. El poco público que somos allí aplaudimos entusiasmados tras el espectáculo y ese altísimo sonido (casi hiriente) pero también detecto a muchas personas que permanecen impasibles, más ocupados de sus móviles que otra cosa y supongo que han asistido al concierto dándoles completamente igual si es Ministry o Leprous los que están sobre el escenario, como también veo a algunos fans lamentables que en la pista hacen, incomprensiblemente, el saludo nazi... Al Jourgensen se da la vuelta y sonríe satisfecho por el concierto, no sabemos si volveremos a verle de gira, si habrá nueva reencarnación de Ministry o no pero el muy cabrón sigue teniendo una magia y un halo de peligrosidad que pocos músicos conservan tras más de tres décadas de carrera a sus espaldas pero es que Jourgensen, aunque siga vivo entre nosotros, no es de este mundo...
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