SETLIST: You Gotta Believe/ Monster at the End/ Caught in a Mosh/ Madhouse/ Got the Time/ Fight 'Em 'Til You Can't/ Evil Twin/ Medusa/ March of the S.O.D./ In the End/ Antisocial/ Breathing Lightning/ Indians/
Da igual si eres un irredento fan de los ochenta e incluso noventa o si has descubierto a Anthrax hace nada y tienes veintipocos años que saldrás satisfecho por igual de cualquiera de sus conciertos; los primeros porque verán su vida pasar a través de unas canciones con las que han crecido y los segundos porque recibirán su ración de thrash sin demasiadas complicaciones. Pero si intentamos ser un poquito más críticos y no desbocarnos porque hayan sonado, una vez más, clásicos como “Mad House”, “Got The Time”, Indians” y, por supuesto, “Antisocial”, lo cierto es que Anthrax es una banda que ha llegado a un punto muerto tan delicado como en el que están y en el que el tiempo puede ayudarles a conservar lo que han logrado más recientemente o, como ha ocurrido ya en un par de ocasiones; arrebatárselo.
Tras tres álbumes auténticamente irrepetibles; “Spreading the Disease” (1985), “Among the Living” (1987) y “State of Euphoria” (1988) publicaron un excelente “Persistence Of Time” (1990) que, sin embargo, no encontró continuación y terminó con la salida de Belladona y la entrada de Bush. “Sound of White Noise” (1993) fue bien recibido y, aunque poco quedaba ya de Anthrax en cuanto a sonido, la voz de Bush y las nuevas sonoridades imperantes en los noventa les rejuvenecieron y firmaron otro disco impresionante (que no me cansaré de escuchar) pero, a partir de ahí, los problemas con la distribución devinieron en su peor momento de popularidad con dos álbumes tan flojos como “Stomp 442” (1995) y “Volume 8 - The Threat Is Real” (1998) y el consiguiente baile de guitarristas con el imprescindible Spitz abandonando la nave y Bush dándoles otra oportunidad con “We've Come for You All” (2003), regrabando los temas de Belladona en aquel “The Greater of Two Evils” (2004) y Caggiano incorporándose a la banda tras el despido de Paul Crook, volvía Belladona y aquella banda, a pesar del regreso del cantante, sabían que estaban tocados de muerte con Dan Nelson a las voces y, a petición popular de los fans, Bush de nuevo tras la breve infidelidad de la banda con el simpático Joey.
Pero no hay nada como una crisis mundial y que el anthrax sea usado en cartas a modo de atentado (no lo digo yo, la banda reconoció haber recibido más atención por culpa de tan funestos acontecimientos) o que Metallica se acuerde ti y te proponga girar junto a Megadeth y Slayer. Y Scott Ian no pudo negarse a ello o al regreso de Belladona que parecía algo obligatorio para aquella gira. Resulta innegable que del famoso Big Four, Anthrax eran los menos resultones en directo; no es que no se lo trabajasen es que sigue siendo muy jodido salir al mismo escenario que Slayer, noche tras noche, y el circo que supone Metallica en directo pero también he de reconocer que, tras aquellos conciertos, “Worship Music” (2011) era sorprendentemente sólido, algo que cinco años más tarde han sido incapaces de repetir porque “For All Kings” es quizá su disco más flojo de las últimas dos décadas (y no exagero porque “We've Come For You All” es bastante superior) y de vuelta el baile de nombres; Caggiano dejaba definitivamente Anthrax en el 2013 para entrar en esa banda de metal azucarado que mezcla pop y rockabilly llamada Volbeat y, aunque me parezca inifinitamente superior como músico, Jonathan Donais –el reemplazo de Caggiano- no posee ni un ápice de la presencia escénica que tiene el guitarrista del Bronx. Por otra parte, el también imprescindible Charlie Benante sufre del síndrome del túnel carpiano; lo que le impide tocar con regularidad y elegir caprichosamente las actuaciones que realmente les resultan atractivas de cara al escaparate mundial como los grandísimos festivales europeos y no una gira con salas metida a calzador entre otras fechas.
Y así, con tan sólo dos miembros originales, dos músicos ninguneados a modo de reemplazo, un disco mediocre, Scott Ian amargado por todo, Belladona renegando del álbum ante la prensa, no sabiendo qué ocurrirá con el futuro de Anthrax, y Dan Spitz y John Bush despechados reclamando el pago de royalties y reconocimiento desde la distancia, nos encontrábamos ante una banda que cumple con creces (son buenos músicos) pero que da la sensación de estar fracturada, todo lo contrario que Ian se empeña en desmentir.
A todo esto hay que sumarle una muy rácana dósis de minutos con una hora y veinte y a Scott Ian como auténtica ‘prima donna’ del thrash paseando su cara más antipática por nuestra ciudad. Entiendo que es un músico de vuelta de todo, que ya no tiene nada que demostrar y ocupa los titulares de la prensa especializada, día sí y día también, pero he tenido la "inmensa suerte" de haber estado en una inexistente prueba de sonido en Madrid con Ian mostrando su cara más poco amable con los simpáticos Belladona y Bello (muy grandes ambos en las distancias cortas y sobre el escenario, algo que es de agradecer y les honra), ignorar por completo a Donais y encararse con un fan de mala manera por firmarle unas fotos o poner cara de pocos amigos cuando los chavales que habían pagado por verle posaban en una foto con la banda. Visto lo visto durante la tarde de hoy, Scott Ian tiene dos obsesiones que le impiden disfrutar de girar con su banda o, por lo menos, dejan un poso bastante amargo a todo aquel que se le acerque; la venta de autógrafos en eBay y la seguridad. La primera es la que incomprensiblemente le hace huir de sus propios fans como si fuesen la peste y asegurarse de que lo que firme no vaya a parar al célebre portal de subastas (una actitud bastante pobre, por cierto) y la segunda, la que le hace desconfiar de todo aquel que esté a menos de cien metros, a lo que el cantante exige a su seguridad el consiguiente cacheo y las palmas de las manos a la vista como si fuese un cachorro temeroso; ignorando que en estos tiempos que corren cualquier desalmado no distingue entre seguidores y artistas cuando todos somos el blanco en cualquier concentración. Pero, claro, él es Scott Ian...
Con una sala Arena (o como queramos llamarla, depende de la marca que la apadrine) repleta pero que no ha colgado el cartel de “sold-out”, con la segunda planta cerrada y de ahí el lleno en la pista, y tras la introducción de “Impaled”, “You Gotta Believe” suena poderosa. No es la mejor de “For All Kings” pero, por lo menos, carece de todos los defectos de los temas de éste y en directo suena bastante más acelerada, “más Anthrax”, que groove y pesada. “Monster At The End” sí que supone todo un jarrazo de agua fría en segundo lugar y estamos hablando de una de las más pegadizas de su último trabajo, con un base rítmica estupenda. Es verdad que siempre he sido un defensor a ultranza de Bush pero hay que reconocer que Belladona es un tipo simpático, un frontman que disfruta sobre el escenario y se lo hace pasar bien a las primeras filas, además de estar en un estado de forma estupendo como Frank Bello que no parará ni un solo segundo y sudará la camiseta mientras frasea con el bajo y apoya en las voces.
Hay que entender a todos aquellos que hablan maravillas de Anthrax en concierto y es que no hay cuello que se resista a una triada como “Caught In A Mosh”, “Madhouse” o “Got The Time”; auténticos himnos, canciones que resisten al tiempo y son capaces de convertir en una fiesta cualquier sala o festival y también que “Fight 'Em 'Til You Can't” de su “Worship Music” es una barbaridad que no da tregua alguna y convierte la pista en un infierno de empujones y avalanchas pero tras ella hay un innegable punto de inflexión en el concierto; “Evil Twin” no funciona por mucho que nos empeñemos y tiene la capacidad de enfriar una sala que estaba literalmente patas arriba tras las canciones anteriores y un ambiente irrespirable en un Madrid de clima sahariano en pleno mes de julio con el aire acondicionado ausente o a medio pumón. Scott Ian le pone ganas pero se da cuenta de que “Evil Twin” no levanta a la gente y, por suerte, “Medusa” del mágico “Spreading The Disease” consigue volver a calentar los ánimos desde su presentación a cargo de Joey.
Pena que esa innecesaria y monolítica versión de “March Of The S.O.D.” de Stormtroopers Of Death tan sólo sirva para que Belladona se oxigene tras el escenario y recupere fuerzas para afrontar la ya inevitable “In The End” (que parece haber llegado para quedarse en el repertorio de Anthrax y así recordar a Dio o Dimebag) o la famosísima “Antisocial” con la que irse a los bises con la prescindible “Breathing Lightning” que es quizá la mejor de “For All Kings” (siendo éste un elogio bastante pobre) pero es que los neoyorquinos tienen, al menos, una docena de canciones mejores y, cómo no, “Indians” con Belladona sudando como nunca y sintiendo el estribillo.
Abandonan el escenario, arrojan púas y algunas llevan la leyenda; “ANTHRAX, no las vendas en el jodido eBay”, miro a Scott Ian desde un lateral, le veo con gesto serio ante cientos de chavales que gritan su nombre y pienso lo mucho que le debe a todos esos que le están aplaudiendo. Al final, hasta el más grande es igual de pequeño o más que el resto en las distancias cortas…
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