No tengo nada en contra cuando los artistas evolucionan y buscan nuevas vías con las que reverdecer sus carreras, sus ventas o encontrar la pasión para poder continuar sin anquilosarse en sus éxitos pasados. Entiendo cuando una banda presenta sus nuevas canciones con ilusión frente a una audiencia empeñada en escuchar una y otra vez los clásicos, comprendo esa frustración ante la que surgen las inevitables muestras de desgaste y agotamiento creativo por lo que más aman. Y así ocurre, que grandes formaciones de los ochenta e incluso los noventa cada vez espacian más sus nuevos lanzamientos y recurren a directos y recopilatorios cuando no giras aniversarios interpretando aquellos álbumes por los que serán recordados pero a Tommy Victor y su proyecto Prong nos los han cambiado porque sólo así se entiende que en su primera etapa (esa que abarca desde finales de los ochenta, con “Primitive Origins” (1987), hasta los gloriosos “Prove You Wrong” (1991), “Cleansing” (1994) y “Rude Awakening” (1996) justo cuando se separaron) publicasen tan sólo seis álbumes y desde su reunión hayan lanzado al mercado ocho, incluyendo un directo. Tampoco tengo nada en contra de esas etapas prolíficas pero alguien debería recordarle a Victor que cantidad no es calidad y que a Prong ya no los reconoce ni siquiera él mismo. Vale que tan sólo queda él pero Jason Christopher y Art Cruz forman una base rítmica potentísima a la que es imposible echarle nada en cara, por lo tanto, el problema es la inspiración de Tommy Victor pero es que en “X-No Absolutes” ésta no será el único punto débil de un álbum que, a pesar de sonar lo suficientemente robusto como para engañarnos a la primera escucha, evidencia un sonido de batería del que dudo mucho que Cruz pueda llegar a estar orgulloso; plano, monótono, aburrido y, muchas veces, en un dudoso segundo plano mientras las guitarras crujen sobre él.
Por otra parte, la mencionada inspiración de Victor tampoco puede dejarse de lado; las composiciones que integran “X-No Absolutes” son sencillamente vulgares y, la mayor parte, inocentes cancioncillas pop que han sido revestidas del empaque necesario para que parezcan metal. ¿Dónde están los gloriosos temas de “Cleansing”? Soy de aquellos que quemaron su copia de “Rude Awakening”, aquel disco llegó para mí en su justo momento. ¿Qué queda de aquellos Prong? Nada. Se han convertido en una banda unipersonal en la que Victor hace y deshace, sin sustancia o rastro de su toque industrial para abrazar el thrash de chicle propio de los veinteañeros, queriendo, sin lugar a dudas, subir posiciones en festivales porque sólo así puedo llegar a entender esos estribillos tan empachosos y blandos que pueblan “X-No Absolutes”. Pero no hace falta irse a mediados de los noventa, los Prong de “Carved In Stone” todavía eran grandes, sonaban inspirados y demoledores y su directo “Unleashed In The West - Official Bootleg - Live in Berlin” (2014) era igualmente intenso, hay que ser sinceros; desde “Ruining lives” (2014), o el disco de versiones que fue “Songs From The Black Hole” (2015) en el cual pretendían rendir tributo a todos aquellas bandas que formaban parte de su ADN, Prong no levantan cabeza.
El groove de “Ultimate Authority” es contagioso, no lo negaré pero las voces y coros excesivamente producidos y esa batería, cuyo sonido parece el de una caja de ritmos o emulador, le hacen un flaco favor a una canción en la que debería respirarse algo más de frescura, por no hablar del error que es abrir con un tema así porque no nos promete emociones fuertes. Sin embargo, en “Sense Of Ease” pisan el acelerador y se convierten en una banda de thrash; perfecto, pero que se conviertan en una para adultos y no en esto. Por lo menos, “Sense Of Ease” es bastante más divertida que “Without Words” en la que ya se empieza a atisbar esa manía por las melodías más facilonas, además el sonido de la guitarra de Victor es directamente sintético, en el peor sentido de la palabra, por supuesto. Seguimos por esos derroteros dulzones con “Cut And Dry” en la que parecen haber perdido por completo su actitud más punky por culpa de esos coros sin fuerza alguna pero la que da título al álbum, “No Absolutes”, recupera parte del espíritu de la banda; vale, no es una gran canción y seguimos por la misma línea melódica de las anteriores pero esos cambios de ritmo y riffs parecen convencernos. Craso error, el descenso fulgurante que suponen “Do Nothing” en la que, por momentos, creeremos estar escuchando a una banda de nu-metal con Tommy Victor convertido en Chester Bennington y, mucho peor aún; “Belief System” nos hacen perder toda la fe en el enésimo álbum del neoyorquino y deja en caída libre a “X-No Absolutes”. ¿Era necesaria una canción como “Belief System”? ¿Qué tipo de público es al que pretende llegar Victor con material de este tipo?
Con “Soul Sickness” intentan recuperar algo de consistencia convertidos, de nuevo, en una banda de thrash de segunda e integrando algún que otro elemento electrónico pero el mal ya está hecho, “In Spite Of Hindrances” es pop maquillado (disputándose el dudoso primer premio con “Belief System” y cientos de bandas de críos metalcoretas) como la sonrojante “Ice Runs Through My Veins”. Por lo menos, siempre nos quedará el thrash, al que Victor parece recurrir cuando las cosas se tuercen; “Worth Pursuing” en la que sobra tantísimo armónico artificial y, para rematar, la irónica “With Dignity” con la que descerrajarnos el último tiro de gracia con una canción más propia de Linkin Park que de ellos.
La evolución debe ser natural, no forzada y también debería ir acompañada de la capacidad para entender cuándo uno debe aferrarse a sus principios y olvidarse de los experimentos. Tommy Victor es un hombre de cincuenta años con un buen currículum del que debería estar orgulloso, que sea la última vez que intenta hacerse pasar por un chaval haciendo que sus canciones pierdan toda la chispa por querer disfrazarlas de lo que no son.
© 2016 Jack Ermeister