Crítica: Avantasia "Ghostlights"

Si algo nos han enseñado los últimos discos de Tobias Sammet es que es capaz de lo mejor y lo peor a partes iguales; no es que publique discos mediocres es que todos , desde hace casi quince años, contienen en sí mismos grandes canciones que, incomprensiblemente, comparten minutaje con otras deleznables, fáciles y aburridas. “The Mystery Of Time” (2013) es un título que ha envejecido mal y eso, en sí mismo, es algo dramático si tenemos en cuenta que tan sólo han pasado tres años desde su publicación pero, mucho me temo, que algo similar ocurrirá con el que nos ocupa, “Ghostlights” y es que con Sammet no aprendemos y siempre tendemos a ilusionarnos pensando que el próximo paso será el que nos haga recuperar por completo la fe en su composición cuando el alemán hace ya tiempo que, sin dar muestras de agotamiento, sí que parece dejar claro que es él quien es dueño y señor de su carrera sin escuchar a las voces más críticas que tiemplan los ánimos de aquellos más exaltados con cada uno de sus nuevos lanzamientos. Si lo pensamos bien, tanto sus conciertos con Edguy como bajo el nombre de Avantasia registran llenos absolutos y la venta de discos es lo suficientemente buena como para que cada vez que amenaza con finiquitar este último proyecto, se desdiga a los pocos meses y anuncie estar grabando otro álbum. No seré yo quien deseé que no se publiquen más álbumes de Avantasia, ni tampoco de esos que no ven más allá de "The Metal Opera" (2001) o "The Metal Opera Pt.II" (2002) porque incluso en sus momentos más bajos como "The Scarecrow" (2008)  o “Angel of Babylon" (2010) siempre encuentro una canción o un estribillo que hacen que merezcan la pena. Seamos justos con Tobias y no le pidamos lo que otros compositores más populares y menos críticados tampoco son capaces de darnos y aceptemos que es un gran compositor pero que, como todo artista, no siempre está a la altura.

De nuevo con Sascha Paeth tras las labores de producción, haciéndose acompañar del propio Sammet, “Ghostlights” (grabado en los Gatestudio de Wolfsburgo) es todo lo excesivo y ampuloso que podríamos esperar de un álbum de Avantasia, los álbumes de Sammet para este proyecto nunca fueron ni serán sinónimo de contención y si algo buscamos los seguidores del teutón es precisamente esos momentos épicos y poderosos, los cuales están repletos de detalles y el sonido parece desbordarnos, además vuelve a ser una auténtica fiesta de invitados con Jørn Lande (ex-Masterplan, ex-Ark), el ya habitual y simpático Michael Kiske (al que no hace falta presentar), Geoff Tate (ex-Queensrÿche), Sharon den Adel (Within Temptation), Marco Hietala (Nightwish, Tarot), Robert Mason (ex-Lynch Mob, Warrant), Ronnie Atkins (Pretty Maids), Bob Catley (Magnum), los guitarristas Oliver Hartmann (ex-At Vance) y nuestro querido Bruce Kulick (Grand Funk Railroad, ex-Kiss), además del ya mencionado Sascha Paeth, Michael Rodenberg (Angra, Kamelot, Rhapsody of Fire o Heavens Gate entre otros) repartiéndose las labores con Sammet en los teclados y Felix Bohnke (Edguy). Volvamos a repasar los créditos, ¿cómo va a sonar mal un álbum con semejante elenco de artistas? Es imposible, estamos hablando de músicos a un gran nivel cuya calidad es indiscutible, independientemente del momento de popularidad de muchos. Por tanto, ¿qué es lo que falla en “Ghostlights”? No me cansaré de repetirlo una y otra vez; las canciones.

No andaban muy desencaminadas esas voces que clamaban que “Mystery Of A Blood Red Rose” sonaba por los cuatro costados a Meat Loaf y es que fue escrita para el norteamericano habiendo dado su beneplácito a través de su agente pero, por motivos que todavía se desconocen, su participación en el álbum finalmente no pudo ser. Nos encontramos ante una canción obviamente sobreproducida (sin que ello pueda ser entendido de manera peyorativa, ya que es lo que esperamos de esta aventura de Tobias) con mucho regusto a mediados de la década de los setenta/ primeros de los ochenta, cuando Meat Loaf atravesaba su mejor momento pero cualquiera que haya escuchado con atención a Michael Lee Aday entenderá que lo que aquí hace Tobias es todo un ejercicio de mimetismo con el tejano, copiando descaradamente los giros y tics de éste, añadiendo esos coros tan vibrantes suyos; podríamos decir que se limita a “powerizar” -eso sí- de manera muy light, el estilo de Meat Loaf e incluso acerca el sonido a un clásico como Magnum (no es ninguna casualidad la presencia de Bob Catley en el disco). Sin ser una de las mejores canciones de Avantasia, sin embargo, nos sirve para contener la respiración y asistir con optimismo a cómo Tobias abre ese “Ghostlights” de manera verdaderamente prometedora con “Let the Storm Descend Upon You” que con la ayuda de Jorn Lande (una de mis voces favoritas de toda la historia), Robert Mason y Ronnie Atkins conforman una de las canciones más emocionantes, sinfónica y pegadiza pero con gancho, además del magnífico trabajo de Oliver Hartmann a las seis cuerdas.

Merece la pena escuchar “The Haunting” por la participación de Dee Snider y, por supuesto, por ese toque de pesadilla que saben manejar alternando las estrofas con los estribillos y Sascha Paeth en estado de gracia o la gran sorpresa que es “Seduction Of Decay” con un Geoff Tate que no sólo no decepciona sino que aporta ese vibrato suyo tan clásico cuando sube el tono, además la canción cambia radicalmente de tercio la experiencia que supone escuchar “Ghostlights” ya que lo interna en terrenos más progresivos (e incluso orientales gracias al modo empleado), acercando, lo creamos o no, el sonido de la banda a Queensrÿche pero sin perder la señas de identidad del proyecto de Sammet.

La canción que da nombre al álbum , con Kiske y Lande, es obviamente uno de los grandes momentos del disco y es que empiezo a pensar que, para mí, allá donde esté la voz de Kiske (que aparecerá también en “Unchain The Light” y el extra prescindible que es "Wake up to the Moon") siempre será un aval, además de que si bien la mezcla de Lande, Sammet y Kiske es de órdago, la de Sascha Paeth y Oliver Hartmann nos producirá otra sonrisa con esos fraseos, riffs y solos verdaderamente incendiarios. El toque gótico lo aporta “Draconian Love” con Herbie Langhans (Sinbreed) en un tono gravísimo y que, a pesar del componente dramático de la canción, hace zozobrar la dirección del álbum.

“Master Of The Pendulum” es otra de las cumbres de “Ghostlights” con Marco Hietala y Sasha Paeth sacando brillo a sus riffs más fieros. No hay duda de que es una de las más contundentes del álbum con un gran e inspirado estribillo pero, como todo álbum de Tobias, éste no iba a ser una excepción y “Isle Of Evermore”, con la presencia de la conocida Sharon Den Adel, es un puro aburrimiento que no aporta nada en absoluto y resta nota al álbum ya que tras un cañonazo como “Master Of The Pendulum” nos deja en un estado del que querremos salir a marchas forzadas aferrándonos a la guitarra de Bruce Kulick en “Babylon Vampyres” que, honestamente, parece un pastiche de otras canciones de Sammet pero el daño ya está hecho tras “Isle Of Evermore” y “Lucifer” tarda demasiado en cuajar y sólo es salvable por Lande y la abrasiva guitarra de Kulick.

“Ghostlights”, a estas alturas, ya nos ha confirmado que, de nuevo, Tobias ha vuelto a acertar tanto como errar en el blanco. “Unchain The Light” nos despierta y merece la pena gracias a su estribillo y la colaboración de Ronnie Atkins y Kiske o la contundente “A Restless Heart And Obsidian Skies” con Catley y Kulick a la guitarra son buen ejemplo de cómo cerrar el disco exhibiendo las mejores plumas pero la sensación general es agridulce aunque los más fans encontremos, como muchas líneas antes escribía, esos momentos que justifiquen la militancia en las filas de Tobias Sammet, ese genio alemán venido a menos en los últimos años pero cuyas líneas menos inspiradas ya las querrían muchos para sí mismos. Tan sólo albergo la esperanza de que envejezca mejor que “The Mystery Of Time” (2013) pero mucho me temo que eso no ocurrirá con ningún trabajo de Avantasia hasta que Tobias se decida, de una vez por todas, a escribir de nuevo un grandísimo álbum de metal-ópera con el que demuestre su grandeza de nuevo.


© 2016 Albert Gràcia