Si algo parece querer transmitir Daniël de Jongh
con el desgarrador grito con el que abre el quinto álbum de Textures,
“Phenotype”, en su canción “Oceans Collide” es que los holandeses han vuelto
con ganas y buena prueba de ello es que si acaban de publicar, hace unas
semanas, este nuevo álbum, el año que viene verá la luz otro bajo el nombre de
“Genotype”. Pero Textures no han perdido el tiempo y es que si hace cinco años nos
sorprendieron con “Dualism” (2011), hasta ahora no han parado de girar
presentándolo y además celebrar el aniversario de “Polars” (2003), además ha
habido cambios en la formación, abandonando por el camino Jochem Jacobs con lo
que en “Phenotype” y su secuela (canciones que han tardado un año y medio en
componer, grabar y últimar todos sus detalles) será la primera vez que
escuchemos como se las gasta el nuevo guitarrista, Joe Tal. ¿Y el resultado?
Partiendo de la base de que soy de los que creen que a los álbumes hay que
darles tiempo para que crezcan dentro de uno y muestren cada uno de sus
rincones, “Phenotype” es un buen disco que denota esfuerzo y ganas, muchas
ganas, pero no supera a “Dualism” (2011) y ni mucho menos a dos trabajos tan
notables como “Drawing Circles” (2006) o “Silhouttes” (2008) sin que ellos
desmerezca en absoluto la calidad del que nos ocupa. En “Phenotype” lo que
escuchamos es a una banda de metal progresivo que quiere crecer y evolucionar
–lo que no es malo- y se ha tomado su tiempo para ello. Crujientes y gruesas
guitarras rítmicas que, sin embargo, no se olvidan de la melodía pero cuyos
entrecortados compases las harán entroncar inevitablemente con el djent,
acelerados fraseos y velocísimos arpegios cercanos al math. Polirrítmias y asajes
más melódicos y ligeramente melancólicos que desembocan inequívocamente en esa
rabia contenida que terminan liberando con Daniël dejándose la garganta y Stef
Broks golpeando los parches hasta dejarse las muñecas o los tobillos en el
doble pedal.
Lo que sí es cierto es que si “Phenotype” se
anunciaba como una única canción de una hora, dividida en varias partes, cuando
uno se enfrenta al álbum de Textures es imposible aburrirse ya que encontramos
más variedad y momentos auténticamente emocionantes que denotan que, a pesar de
estar supuestamente construídas sobre la misma base, cada uno de los nueve
movimientos que integran “Phenotype” cobran vida por sí solos. ¿Un álbum
modular en el que cualquiera que fuese el orden de sus canciones sería igual de
brillante?
Ese arranque con “Oceans Collide” no podía ser
más caótico pero no es algo accidental, Textures abren con rabia y tras esos
primeros segundos auténticamente desbordantes, la canción pronto encontrará la
estructura clásica de los holandeses con un riff durísimo y musculoso. El único
defecto que puedo argumentar contra ella es que los cambios no parecen estar
bien hilvanados y fluir entre ellos sino que, en algunos momentos, se sienten
algo forzados. Pero, si de algo no podemos acusarles, es de inmovilismo porque
“New Horizons” no podía ser más diferente a “Oceans Collide” en la que se dan
la mano el metal y el rock pero también el pop en esas voces melódicas tan
edulcoradas que pronto se romperán convirtiéndose en guturales, las guitarras
se desgarran sobre los riffs en tonos más melancólicos cuando no hacen
directamente tapping y la verdad es que se agradecen los constantes vaivenes en
el cuerpo de la canción y se convierte en una de las más pegadizas de todo
“Phenotype”, algo similar ocurre con el single “Shaping a Single Grain of Sand”
en el que volvemos a esas alternancia de melódicas y guturales, en ella tenemos
a Broks, Hennephof, Tielemans y Tal en estado de gracia mientras Dijk lanza
sampleados en la parte central. Y es precisamente Dijk el que en “Illuminate
the Trail” creará una interesantísima atmósfera oriental con los sintetizadores
y en la que, paradojas de la vida, escucharemos a Textures sonando más
parecidos que nunca a Dream Theater pero sin la falta de cafeína y azúcar de la
última etapa de estos. En “Illuminate the Trail” las partes están bien
diferenciadas y, a diferencia de en “Oceans Collide”, uno siente que sí hay
transiciones lógicas entre compases, por no hablar del estupendo trabajo de
Daniël y las dobles voces con Bart.
“Meanders” es sólo un pasaje, un interludio, con
un patrón rítmico y efectos que nos conduce a “Erosion” con ese toque tan propio
de Meshuggah y que la convierte en la canción más agresiva de todo el álbum a
pesar del melodioso estribillo. Los siete minutos de “The Fourth Prime” es todo
un ejercicio de cómo campar por diferentes estilos (de una balada a la completa
agresión, pasando por un puente lleno de tranquilidad) o géneros; del math al
groove, pasando por el thrash, el post-metal y de vuelta al groove (o ese
compás de doble pedal de Broks que nos lleva al death por unos segundos) que
hace aún más fascinante el esfuerzo de Textures en “Phenotype”.
En Zman” es en donde Uri hace gala de su
exquisito gusto para construir una pieza en la que su sentido clásico juega
sobre una base de sintetizador que sirve de introducción a la final “Timeless”
que rompe por completo el concepto de “Phenotype” moviéndose en unas coordenadas
estilísticas completamente diferentes con un patrón 5/4 (por otra parte, algo
bastante habitual en el género) y acabando Uri con un Do sostenido que nos hace
entender que no es un punto final sino un punto y aparte hasta “Genotype”.
Puede que al acabar de escuchar “Phenotype”, sin
darle muchas vueltas, uno pueda llegar a sentir que todo el esfuerzo de
Textures ha sido en balde ya que, a pesar del trabajo, el álbum sigue sonando
por los cuatro costados a ellos mismos pero posteriores escuchas harán que uno
aprecie el empeño de los holandeses aún cuando sintamos “Phenotype” incompleto,
a la espera del próximo, para entender la obra en su totalidad.
© 2016 Mick Brisgau