Debo ser el único individuo sobre la tierra que esté feliz con los últimos pasos de Black Sabbath; no es que me alegre su retirada o la ausencia de Ward pero, como fan, me siento increíblemente afortunado de estar siendo testigo de uno de los finales más dignos y gloriosos de una banda histórica que está dejando un gran sabor de boca tanto en directo como en estudio. "13" fue un gran álbum, honesto y suficientemente entretenido como para que no echásemos la vista atrás con nostalgia mientras sus canciones compartían minutaje en plena gira con algunos de sus clásicos. La ausencia de Ward se llevaba bien gracias al incombustible Tommy Clufetos y sobre todo cuando uno veía a Ozzy, Iommi y Geezer compartir escenario una vez más. Ahora parece más claro que nunca que los verdaderos motivos del desacuerdo entre Ward y sus compañeros fueron fundamentalmente económicos además de la frágil salud del batería que, según Geezer y una persona tan honesta como Iommi, sería incapaz de aguantar el ritmo de una gira tan extenuante como es en la que unos casi septuagenarios músicos se han embarcado. Es el propio Iommi quien ha declarado que le encantaría seguir girando pero que le resulta imposible y, como mucho, harán actuaciones puntuales. Parece ser que las grandes giras mundiales se han acabado para Black Sabbath y, aunque me duela pensar que es el fin de un era (con ello, la muerte de Dio, Lemmy y tantos otros músicos irreemplazables), como decía al principio de esta crítica, me siento afortunado por haber podido estar en sus conciertos, haberles visto a escasos metros y, lo más importante (y algo que está al alcance de todos, nosotros y los seguidores que vendrán en un futuro) poder disfrutar una y otra vez de álbumes auténticamente mágicos. Es verdad que dentro de cinco o diez años muchos chavales no podrán ver a Judas Priest, Motörhead, Saxon, Black Sabbath, AC/DC, Iron Maiden y otros tantos pero, por lo menos, podremos pinchar una y otra vez sus discos.
En el caso de Sabbath, "13" es un gran epitafio. Claro que me gustaría que publicasen más álbumes y agradeceré cualquier proyecto de Iommi y Ozzy a estas alturas, tanto juntos como en solitario, pero también creo que con "13" se despiden de una manera honesta, creativamente sólida y por la puerta grande cuando no tenían necesidad alguna de grabar nuevo material. Y ese buen momento que recientemente atravesaron con "13" se confirma con este EP, "The End", que sirve como despedida -parece que definitiva- de todos sus fans y que, de momento, se venderá única y exclusivamente en las fechas de su actual y última gira mundial, "The End Tour".
Producido por Rick Rubin y compuesto por material restante de "13" (lo que no quiere decir que estemos ante las sobras del álbum principal), "The End" son ocho canciones (cuatro de ellas inéditas) y cuatro en directo, de las cuales tan sólo "Under The Sun" es la única concesión a su pasado. Es, por tanto, como antes escribía, una buena muestra de su actual valor, de la confianza en su actual creatividad y nos confirma que, a pesar de su edad y achaques, el espíritu de Black Sabbath sigue más vivo que nunca. Les habría resultado mucho más fácil tirar de nostalgia haciendo un constante guiño al pasado pero es que ni siquiera en su directo "Live... Gathered In Their Masses" fue así y parecían disfrutar más interpretando sus canciones más recientes que sus propios clásicos (como pudimos comprobar en vivo en directo en dos de sus fechas europeas).
Nadie que escuche este EP podrá sentirse engañado o decepcionado, ni siquiera llegar a creer ni por un segundo que está escuchando a una banda en su propia despedida, porque "Season Of The Dead" suena excepcionalmente densa y pesada, puro doom martilleante con la metálica voz de Ozzy arrastrando las vocales del estribillo e Iommi verdaderamente inspirado con todo un arsenal de riffs bajo las cercenadas yemas de sus dedos y estamos hablando de más de siete minutos de canción, como la pesadísima y lúgubre "Cry All Night", con más de seis minutos, y una parte central en la que Geezer crea toda la tensión mientras la guitarra de Iommi parece crepitar entre licks puramente bluesy subidos de saturación y un último riff tan puramente Sabbath que es capaz de transportarnos a su época dorada. Es una pena la posición de "Cry All Night" en este EP, deberían haberlo cerrado con ella o, por lo menos, la primera cara ya que esos últimos segundos con el ruido de la lluvia y las campanadas por todos conocidas nos llevan inequívocamente a la campiña inglesa y su álbum de debut, "Black Sabbath" (1970), pudiendo haber cerrado el círculo de su propia carrera.
"Take Me Home" suena a "Age Of Reason" (y seguramente es por ello que se quedó fuera de "13") pero contiene una gran sorpresa a los tres minutos y es en forma de guitarra española resonando con toda nuestra herencia árabe/ flamenca en su puente, lo que la hace subir puntos debido a su valentía y, sobre todo, belleza. Quizá no sea la más inspirada del conjunto pero esa guitarra, más las bonitas líneas del bajo de Geezer, son suficientes para tenerla en cuenta. "Isolated Man" es la más directa y bruta -dentro del género que practican Sabbath- con Ozzy bajando el tono y doblando la voz mientras que el solo de Iommi, auténticamente enfurecido, sobre el grueso bajo de Geezer cabalgando a lomos de la batería de Brad Wilk es magnífico.
Tres tomas en directo del material de "13", como son la densísima "God Is Dead?" con la que hacían callar a festivales de decenas y decenas de miles de personas, así como calentaban los ánimos con ese cambio de ritmo en "End Of The Beginning" o convertían la pista en un mar de empujones con "Age Of Reason" sirven de avales para certificar el magnífico estado de los ingleses en su gira de hace dos años. Como decía, únicamente "Under The Sun" como representante del fondo de armario más clásico de Ozzy y compañía y no es por casualidad porque la canción de "Vol.4" (1972), se vio revitalizada durante aquella gira y fue una de las más celebradas en directo, convirtiéndose en un auténtico bombazo con aquellas proyecciones sobre las pantallas que incluían a monjas felando enorme cirios o al mismísimo Al Pacino en "Scarface".
Sí, es una despedida pero no suena como tal porque Black Sabbath, en esencia, está seguramente más vivo que tú y que yo y eso es algo tan fuerte como para que incluso sobreviva a sus propios creadores. Retirarse es humano pero el espíritu de sus canciones pervivirá y calará en futuras generaciones gracias a una despedida de las giras mundiales tan digna y honrada como la de Iommi. Ojalá nos dure muchos años...
© 2016 Jim Tonic