Es cierto que Abbath (Olve Eikemo) no tiene que ser un tipo fácil en las distancias cortas y sólo así podríamos explicar su polémica salida de Immortal y la desbandada actual de sus nuevos compañeros (Kevin Foley, conocido como “Creature”, y su guitarrista Per Valla, ambos saliendo por la puerta de atrás) poco antes de la publicación del álbum que nos ocupa. Pero, ¿acaso no hay muchos divos en la música actual con infinitamente menos talento y simpatía que Abbath? Tuve la inmensa suerte de estar en la última gira de Immortal con él al frente, presentando "All Shall Fall" (2009) y me dan igual los problemas personales, la supuesta falta de química, lo poco profesional o compañero que fuese con Horgh y Apollyon, porque en directo eran una jodida apisonadora capaz de convertir un festival en ese reino imaginario suyo llamado Blashyrkh y calar con su gélido ambiente a todo aquel que se acercase a ver su actuación, Immortal en directo era Abbath le pese a quien le pese. Las rabietas de Demonaz y Horgh una vez se supo que el vocalista tenía intención de publicar un álbum y no paraba de hablar de su ex-banda en cada entrevista me parecen tan sólo eso; pataletas propias del despecho. Con esto no quiero posicionarme y parecer que, como seguidores, lo mejor que nos haya ocurrido sea la salida de Abbath de una de las formaciones míticas del black noruego porque seré el primero en disfrutar de Abbath en solitario sobre un escenario y también en apretujarme contra las primeras filas para ver cómo se las gastan en la nueva formación de Immortal con Demonaz al frente, pero intento ser positivo ante la escisión sin pretender enjuiciar a uno u otros, entiendo que Abbath lo que quería era -fundamentalmente- apropiarse del nombre de la banda y en ese momento de caos en el seno de los noruegos; él tiró por la calle del medio sacando a relucir los problemas económicos y ellos las miserias personales de Olve Eikemo (problemas con el alcohol u otras sustancias, además de su difícil, y a veces errático, carácter).
Centrándonos únicamente en el plano musical, "Abbath" como álbum es una auténtica pedrada; quizá no conserve la esencia más blacker y por ello no lleve la etiqueta de denominación de origen cien por cien noruega para los más auténticos pero es indudable que tras algunos desarrollos netamente metal hay, sin duda, la esencia más negra y fría que ha hecho famoso a Abbath. Olvídemonos, pues, de furiosos y aceleradísimos blast beats y crujientes y agudos riffs por doquier y escuchemos, con una mente muy abierta, la propuesta de un álbum que hará las delicias de aquellos menos iniciados sin que sirva esto de crítica a su calidad para el resto porque si algo es el primer álbum de Abbath (como banda y sin contar "Between Two Worlds" del 2006) es accesible pero también entretenido.
Resulta un poco hipócrita realizar la crítica de un álbum de ocho canciones del cual, si contamos las dos extra ("Riding On The Wind" y "Nebular Ravens Winter") ya hemos escuchado la mitad. Por lo tanto, pocas sorpresas pero, en cambio, todas muy agradables. Desde ese brutal comienzo de "To War" en el que la canción parece acelerarse de manera marcial mientras la batería marca el ritmo para, a los pocos segundos, desatarse con un riff pegadizo como un chicle -pero no por ello menos salvaje-, Abbath apuesta por una mezcla de metal y black de fácil paladar, progresiones y momentos de extrema velocidad alternados con otros más pausados pero igual de cafres con su voz de cuchilla -ligeramente más grave y menos chillona que en Immortal- y una base rítmica con King Ov Hell y Kevin Foley realmente sólida. La agradable sorpresa de un solo cerca del último minuto y un último arrebato blackmetalero nos meterá de lleno en "Abbath" y, la ya conocida, "Winter Bane" que es una auténtica maravilla; Abbath no inventa la rueda pero lo que hace, lo hace muy bien y, para colmo, lo dota de melodía.
"Ashes Of The Damned" satura más la mezcla y nos demuestra que en el black también se pueden meter arreglos tan horteras como los que coronan el estribillo de la canción y, sin embargo, funcionar sin que chirríen. ¿Saturar la mezcla? Por todos es sabido que el black y la producción no son precisamente amigos y siempre será difícil que una banda del género invierta en producción o pretenda sonar de manera decente si quiere mantener el respeto de los más fundamentalistas. Hay miles de ejemplos de aquellos que han sido tachados de vendidos o han sido directamente ignorados por haber querido esmerarse en el sonido, en este álbum Abbath mantiene el tipo y la integridad entre una producción potente y en algunos momento marcadamente pobre con un sonido bronco como una apisonadora; hay veces en que las guitarras se empastan pero basta escucharlo en vinilo y con cascos para encontrar que esos riffs son jodidamente épicos, le pese a quien le pese.
En "Ocean Of Wounds" es Foley quien sube la nota, mientras el disco parece entrar en un punto muerto con un medio tiempo pesado que es roto por "Count The Dead" y la canción más reconocible dentro del sonido Immortal, de nuevo Foley vuelve a lucirse mientras las guitarras parecen estar en constante lucha entre ellas y es con "Fenrir Hunts" con la que llegamos al clímax absoluto tras el pequeño escollo que suponía "Ocean Of Wounds" y otra vez el espíritu de Immortal e incluso Bathory sobrevolando. Lo único que no me gusta demasiado son esos armónicos artificiales de Per Valla, totalmente impropios y forzadísimos en los compases de un estilo sin técnica en el que no han tenido sentido nunca.
"Root Of The Mountain" (nada que ver con la de Enslaved), suena majestuosa gracias a su tempo y evita que el álbum caiga en cierta monotonía, algo que pronto se solucionará de nuevo con "Eternal" y su atropellado ritmo con un "Creature" (mejor Foley) fantástico. Como extras, "Riding The Wind" toda una curiosidad que no es tal ya que venía incluida en el single de "Count The Dead" y nos demuestra lo bien que le viene a la canción ese poquito de mala leche que le falta a los actuales Judas y "Nebular Ravens Winter" de Immortal (incluida en su "Blizzard Beasts" del 97) y que Abbath hace sonar sólida, lejos de la raquítica (por otro lado muy trve) producción de Henrikke Helland.
Por último, reseñar las ediciones del álbum, tanto en digipack como una bonita caja o los vinilos coloreados (dependiendo de lo limitado de su tirada) y que confirman la confianza depositada en el nuevo proyecto de Abbath, además de lo divertida que ha sido la promoción del álbum.
"Ashes Of The Damned" satura más la mezcla y nos demuestra que en el black también se pueden meter arreglos tan horteras como los que coronan el estribillo de la canción y, sin embargo, funcionar sin que chirríen. ¿Saturar la mezcla? Por todos es sabido que el black y la producción no son precisamente amigos y siempre será difícil que una banda del género invierta en producción o pretenda sonar de manera decente si quiere mantener el respeto de los más fundamentalistas. Hay miles de ejemplos de aquellos que han sido tachados de vendidos o han sido directamente ignorados por haber querido esmerarse en el sonido, en este álbum Abbath mantiene el tipo y la integridad entre una producción potente y en algunos momento marcadamente pobre con un sonido bronco como una apisonadora; hay veces en que las guitarras se empastan pero basta escucharlo en vinilo y con cascos para encontrar que esos riffs son jodidamente épicos, le pese a quien le pese.
En "Ocean Of Wounds" es Foley quien sube la nota, mientras el disco parece entrar en un punto muerto con un medio tiempo pesado que es roto por "Count The Dead" y la canción más reconocible dentro del sonido Immortal, de nuevo Foley vuelve a lucirse mientras las guitarras parecen estar en constante lucha entre ellas y es con "Fenrir Hunts" con la que llegamos al clímax absoluto tras el pequeño escollo que suponía "Ocean Of Wounds" y otra vez el espíritu de Immortal e incluso Bathory sobrevolando. Lo único que no me gusta demasiado son esos armónicos artificiales de Per Valla, totalmente impropios y forzadísimos en los compases de un estilo sin técnica en el que no han tenido sentido nunca.
"Root Of The Mountain" (nada que ver con la de Enslaved), suena majestuosa gracias a su tempo y evita que el álbum caiga en cierta monotonía, algo que pronto se solucionará de nuevo con "Eternal" y su atropellado ritmo con un "Creature" (mejor Foley) fantástico. Como extras, "Riding The Wind" toda una curiosidad que no es tal ya que venía incluida en el single de "Count The Dead" y nos demuestra lo bien que le viene a la canción ese poquito de mala leche que le falta a los actuales Judas y "Nebular Ravens Winter" de Immortal (incluida en su "Blizzard Beasts" del 97) y que Abbath hace sonar sólida, lejos de la raquítica (por otro lado muy trve) producción de Henrikke Helland.
Por último, reseñar las ediciones del álbum, tanto en digipack como una bonita caja o los vinilos coloreados (dependiendo de lo limitado de su tirada) y que confirman la confianza depositada en el nuevo proyecto de Abbath, además de lo divertida que ha sido la promoción del álbum.
Immortal parten con ventaja al haber publicado primero Abbath, pueden aprender de la jugada de su ex-vocalista y puedo apostarme lo que sea a que doblarán la velocidad y fiereza en contraposición a éste pero, con toda la confianza que me merece Demonaz, mucho tiene cambiar todo para que el próximo trabajo de los noruegos no se convierta en su nuevo proyecto en solitario y palidezca frente al carisma de Abbath y un álbum que entra demasiado bien y seguro le reporta generosos beneficios además de una popularidad que no ha hecho más que dispararse en los últimos meses. En todo caso, los afortunados somos nosotros, no nos compliquemos demasiado y disfrutemos...
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