Si uno escucha con atención la discografía de los noruegos Kampfar, entenderá que, tras la marcha de su guitarrista Thomas, algo cambió en el seno de la banda más allá de la lógica transición en el sonido que conlleva perder a uno de los compositores principales. Y es que con "Mare" (2011), abrieron un nuevo episodio en su carrera, con un álbum que, si bien era el más flojo hasta la fecha, sin embargo, abría drásticamente su sonido al gran público, algo que se confirmó con "Djevelmakt" (2014) y parece encontrar su clímax en "Profan", con el que, para colmo, recuperan la calidad compositiva de álbumes como "Kvass" (2006). Pero es que basta escuchar una canción como "Gloria Ablaze" para saber que es inútil resistirse a uno de los grandes álbumes del género de este año. Un riff rasgado y Ask golpeando sin piedad su batería mientras Dolk (uno de esos artistas plenamente reconocibles, no solamente por su peculiar físico y estética sino por su forma de cantar) maldice, gruñe y se deja la garganta hasta llegar a un estribillo poderoso y adictivo. Es cierto que uno escucha "Profan" y poco queda de "Mellom skogkledde aaser" (1997) o "Fra underverdenen" (1999) y su propuesta negra como el carbón, resultando inmensamente más accesibles los Kampfar actuales, pero esa fácil digestión no debe confundirse precisamente con poca agresividad, accesibilidad a la melodías con una negativa facilidad en las composiciones.
La misma "Profanum" y su vertiginoso riff, sus potentes y ácidas guitarras o el ritmo "castigador" (como decía un amigo mío hace muchísimos años y cuya forma de entender el adjetivo siempre me hizo mucha gracia), nos envuelven, de nuevo, en un tema con todos los ingredientes propios del black pero pasado de revoluciones. "Icons" es un verdadero asalto con toda la artillería noruega y unos coros de ultratumba, a cargo de Ask, mientras Dolk escupe sus versos, uno tras otro. Quizá "Profanum" y "Icons" sean las más ligeras de todo el álbum ya que, pese a las descargas que suponen, basan todo su poder en la melodía mientras "Skavank" es un crisol en el que convergen lo mejor de todo el álbum, la carrera de Kampfar y, sin exagerar, supone un gran avance respecto a un álbum como "Djevelmakt"; siete minutos y medio de constantes cambios de ritmo con fuertes accesos de cólera, alternados con segundos de auténtica desesperación y angustia, procedentes del estómago de Dolk y unas guitarras auténticamente gloriosas, con un fuerte sentimiento épico a cargo de Ole Hartvigsen. Un esfuerzo titánico de los noruegos por avanzar y condensar, a lo largo de sus minutos, todos los ingredientes que han hecho grande al black metal pero con el sabor propio de Kampfar.
"Daimon", su misterioso comienzo a piano y un instrumento como un didgeridoo le confieren un toque místico y ceremonial que pronto se rasga con la aparición de Dolk cabalgando, de nuevo, sobre el frenético ritmo de Ask, por si fuera poco éste vuelve a echar una mano en la segundas voces y el resultado es sencillamente majestuoso. Pero lo mejor de "Daimon", sin duda, son los arreglos de piano en mitad del estribillo, es difícil explicar la textura que logran crear en un subgénero en el que ya creíamos haber escuchado de todo; mientras ahora todo el mundo parece girar la cabeza hacia un instrumento como es el saxo (ignorando que algunos músicos noruegos ya lo mezclaron con maestría hace años) y otros mencionan siempre la misma gracia de Taake con el banjo, Kampfar se han decantado por un suave rumor vodevilesco, unas pocas notas juguetonas, en una canción tan bruta e impredecible como "Daimon", nada de estridencias pero mágica en su resultado.
Pero que ello no nos lleve a engaños y con "Pole in the Ground" serán los propios Kampfar quienes nos recuerden dónde estamos y qué estamos escuchando. Todo un torbellino de mala ralea noruega, con una parte central en la que bajan de revoluciones para dotar a la canción de la justa emoción que necesita con ese piano que antes mencionaba, unas guitarras aullantes y unos arreglos de tono heroico, tan sólo interrumpidos por el "ruidismo" de las cuerdas de Ole rasgadas. Una transición perfecta a, quizá la mejor canción de todo el álbum (rivalizando seriamente con "Gloria Ablaze"), "Tornekratt"; cinco minutos de perfección, agresividad y mala leche blacker, un lujo para los oídos más aguerridos y los amantes del metal noruego bien hecho, con buen gusto y una melodía que te hace balancear la cabeza mientras entornas los ojos y sonríes de satisfacción cuando sientes que todo encaja, que no hay nada forzado.
"Profan" suena cristalino, producido por el propio Ole Hartvigsen y mezclado por Jonas Kjellgren, los únicos defectos que puede albergar son su duración, a pesar de ser cuarenta minutos, siete canciones saben a poco a tenor del gran momento creativo que atraviesan y la excesiva compresión en la mezcla; ese gran mal que azota la música actual y parece cebarse especialmente con el metal de nuestros días. "Profan" es la progresión lógica y natural de "Djevelmakt" y nos confirma a Kampfar como uno de los nuevos (si es que se les puede llamar así) grandes referentes del black metal.
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