No seremos nosotros quienes les digamos a Claudio Sánchez y sus Coheed And Cambria que no deban evolucionar o crecer, buscar nuevas vías y encontrar la inspiración en otras fuentes. Es más, aquel universo creado en "The Amory Wars" era lo que les hacía especiales y originales pero también, precisamente, poco atractivos a un nuevo público; ése que tiene tan sólo tiempo para descargarse tu disco pero no para perderlo en tus propios cómics y encontrar el sentido en unos discos que cuentan una historia de ciencia y ficción, para colmo, de manera no consecutiva. Es el signo de nuestros días; tenemos acceso a toda la cultura posible gracias a internet pero ni un sólo segundo para dedicárselo a aquello que requiera un poquito de dedicación. Pero es que con la trama de "The Armory Wars" y esa manera fragmentada de narrarla a través de los discos y cuya experiencia debía ser completada, sí o sí, con las páginas de sus cómics originaba que el seguidor de Coheed And Cambria lo fuese realmente por insistencia y tesón, granjeándoles una sólida base de fans tan fiel como proporcionalmente reducida. Algo injusto porque los neoyorquinos poseen suficiente talento como para haber alcanzado un mayor reconocimiento que, seamos honestos, nunca les ha llegado como se merecen. Y quizá ese haya sido el caldo de cultivo para este "The Color Before The Sun" producido por Jay Joyce (Cage the Elephant, Eric Church) y que Claudio Sánchez haya declarado en todas las entrevistas esa extraña metal personal, para un grupo como el suyo, de querer demostrarle a todo el mundo que Coheed And Cambria pueden hacer un disco más ligero, corto y accesible, dejando claro con esas declaraciones que el cambio en este álbum obedece tan sólo a haber rumiado durante años todo aquello que antes relataba; está muy bien crear algo tan personal pero no cuando quieres alcanzar a un público más amplio.
Pero no es ese sentimiento de cambio el que hace fracasar un esfuerzo tan loable como el realizado en "The Color Before The Sun" sino ese tufillo AOR, ese rollito tan feliz -poppie en ocasiones-, que aparentemente les ha convertido -de golpe y porrazo- en una banda inofensiva y sin fondo. No es que no se agradezca cierta ligereza o sus propias experiencias personales como eje principal de las nuevas canciones, es más; esto debería acercarles aún más a todos nosotros que podríamos sentirnos fácilmente identificados con los sentimientos más cotidianos de nuestra batalla diaria, más allá que con la trama de "The Amory Wars". Es que, sencillamente, es imposible sentir a "The Color Before The Sun" como un disco de Coheed And Cambria y punto. Rivalizando allá por las profundidades de la mediocridad y vacuidad con el poco acertado "Year of the Black Rainbow" (2010) y, si bien, no es un álbum para ser defenestrado por completo es por el talento de los cuatro músicos involucrados aunque en algunos momentos sus canciones produzcan sonrojo...
Como engañoso es el comienzo de "Island", parece ligeramente prog en sus primeros segundos pero pronto nos damos cuenta de que es tan sólo pop rock y no precisamente del bueno sino del que suena en la onda media norteamericana, esa en la que ahora puede sonar Nickelback y, acto seguido, Coheed And Cambria con este disco, por extraño que nos pueda parecer. Aún así, "Island" posee uno de los mejores estribillos de todo el álbum a pesar de esa extraña, falsa y "teletubbica" felicidad con la que nos recibe. Podría volver a este disco únicamente para escucharla pero no si quiero sentir algo remotamente parecido al grupo que firmó cualquiera de los "Good Apollo" o "The Afterman".
Pero todavía no hemos llegado a quizá una de las cotas más bajas de este "The Color Before The Sun" que es "You Got Spirit, Kid" con ese aborrecible estribillo y esos coros, dobles voces, que uno encuentra en la web cuando busca el significado de AOR o, mucho peor, "empalagoso", "predecible" o "irritante" con una letra tan descacharrante que puede ser fácilmente la peor de toda su carrera. Prosigue el crímen con "Eraser" que podría (subrayemos ese "podría") haber sido una de las mejores a tenor de sus constantes cambios y el contraste entre su estrofa y su pegadizo estribillo pero ese puente es un jodido horror. ¿Quién te ha engañado, Claudio, quién para que firmes algo así y, mucho peor; lo hayas cantado?
La lentísima "Colors" sólo llegará a engancharnos en su estribillo (si algo de lo que no va sobrado "The Color Before The Sun" es de estribillos precisamente) pero es tan dulzón, tan típicamente norteamericano y fácil que seguramente podría ser incluida en la banda sonora de alguna superproducción de Coca Cola y palomitas. "Here To Mars" es únicamente pop, cierto que no es ninguna novedad, que Coheed And Cambria siempre se han movido a gusto entre el prog y el pop pero no de esta manera tan vergonzosa y vulgar, en esta canción hay momentos en los que siento que tengo que bajar el volumen sino quiero perder mi integridad con los vecinos cuando luego me ven en el ascensor con mis camisetas de Gorgoroth o Rush, gustos dispares pero en los que no caben los parámetros en los que actualmente se mueven Coheed And Cambria convertidos en los nuevos Creed con un ligero toque progresivo. No nos extrañe que sea ahora cuando el grupo pueda llegar a lograr de una falsa popularidad o, por el contrario, sean castigados por todos sus seguidores...
"Ghost" es únicamente un final de cara o el nexo entre una y otra, acústica e íntima pero que no aporta nada en absoluto a ninguna de las mitades o al todo. "Atlas" es quizá una de las más progresivas de todo "The Color Before The Sun" y me gusta pero no lo suficiente como para poder digerir esos coros y ese estribillo, entiendo las críticas de muchos de aquellos que la escucharon pero no de esos otros que aseguraban que era un regreso de Coheed al embrionario "The Second Stage Turbine Blade" (2002) porque no escucho nada en ella parecido. "Young Love" es fácilmente olvidable, una canción menor que falla en su pretensión de sonar épica o intensa, con unas guitarras indignas de los de Claudio. Por suerte y demostrándonos lo absurdez general de un álbum en el que todo o nada encaja, los dos mejores temas son los finales "The Audience" (en el que tiran, de nuevo, de su faceta más progresiva con unas guitarras levemente endurecidas a pesar del exagerado ritmo tan abierto, típico del rock de estadio) y la, ahora sí, épica "Peace To The Mountain", posiblemente la mejor de todo el álbum.
Buen intento de Coheed And Cambria que, desafortunadamente, se quede en nada en comparación con "In Keeping Secrets of Silent Earth: 3" (2003), "Good Apollo I'm Burning Star IV…" (2005) o incluso "The Afterman: Ascension" (2012) con todo lo bueno y todo lo malo. No era mala idea hacer un disco más generalista, alejado del callejón que suponía el universo futurista de Sánchez pero nadie podía imaginarse que esto les hiciese perder la identidad y sonar tan diferentes como para desear el regreso a la trama de "The Amory Wars". No es lo mismo resultar accesible que fácil, con todo lo negativo que el significado conlleva, y eso mismo debería entender Claudio. Mejor ser minoritario y selecto y así conservar tu identidad que enganchar a mucha gente y convertirte en aquello que nunca deberías haber deseado...
© 2015 Jack Ermeister