Me imagino a Alexi Laiho, hace un par de años, sentado en el salón de su casa de Espoo, rodeado de aquellos enormes coches que tan bien lucían en el escenario del "Stockholm Knockout Live" (fantaseo con una mansión así, qué le vamos a hacer...) acariciando con su mano de uñas pintadas el lomo de Azrael, un hermoso gato negro de ojos amarillentos, mientras con la otra agarra por el cuello una botella del vodka más puro de Finlandia y sus ojos se detienen en la helada superficie del lago Bodom, meditando por qué publicó dos discos como "Blooddrunk" (2008) o "Relentless Reckless Forever" (2011), los cuales disfruto (supongo que más por deformación que otra cosa) pero, lógicamente, fueron mal recibidos cuando todo el mundo esperaba otro "Follow the Reaper" (2000) o un "Hate Crew Deathroll" (2003) poniendo en la picota a Laiho que tuvo que resolver aquello con "Halo Of Blood" (2013) y su decisión de retomar el camino allá donde lo dejó con sus cuatro primeros discos para, dos años más tarde, repetir la jugada haciendo carambola con "I Worship Chaos" que es, sin lugar a dudas, mejor que el anterior y forma un todo excepcional con "Something Wild" (1997), "Hatebreeder" (1999) y, los mencionados; "Follow the Reaper" (2000) y "Hate Crew Deathroll" (2003). ¿Acaso estoy exagerando? Basta con hacer sonar "I Hurt" para encontrarse de nuevo con esas velocísimas guitarras y sus riffs, solos, fraseos, licks y arpegios a lo largo de todo el disco, acompañados de unas líneas melódicas épicas y el teclado de Jane Wirman llenando los huecos, dotando a las nuevas composiciones de la clásica atmósfera de los Bodom mientras Jaska nos ametralla con su doble bombo en plena playa, antes de que queramos siquiera tomarla...
¿Cuál es el motivo de que en "I Worship Chaos", Children Of Bodom suenen así, tan cercanos, por momentos, a "Hate Crew Deathroll"? Supongo que algo o mucho tiene que ver con la sobriedad de Laiho (un músico con un talento arrollador al que sus adicciones y juventud quizá no le dejaban centrarse en su carrera como debiera) y la marcha de Roope Latvala. No es que éste tuviese la culpa de un disco como "Blooddrunk" (nada más lejos de la realidad, el simpático guitarrista no tenía nada que ver con el pequeño descalabro de aquel ni del siguiente) pero a Alexi quizás le haya sentado bien la carga de tener que trabajar él mismo todas las guitarras del disco (porque el reemplazo de Roope es Antti Wirman, hermano de Jane, pero únicamente para los directos, por el momento) teniendo que pasar más tiempo con las canciones, puliéndolas, tocando una y otra vez cada riff y cada rítmica. Aquellos que hace unos meses gritaban enojados desde sus respectivos púlpitos virtuales, a través de sus redes sociales, esa supina estupidez de "No Roope, No COB" me gustaría tan sólo enseñarles los cuatro primeros discos de Children Of Bodom y preguntarles si están seguros de lo que dicen y los han escuchado o, mejor aún; ver la cara que ponen cuando hagan sonar este "I Worship Chaos" con Peter Tägtgren tras los mandos y grabado, por primera vez, fuera de un estudio, adaptando un viejo almacén para la grabación y así captar el sonido del grupo.
"I Hurt" es todo un cañonazo que comienza de manera misteriosa, como si pudiésemos escuchar el viento que se adivina en la portada de "I Worship Chaos" para pasar rápidamente al doble bombo, los teclados de Jane y los clásicos riffs de Laiho, su voz rasgada y un ritmo machacón para llegar a un estribillo muy melódico. No es que "I Hurt" sea tan sólo una excepcional declaración de intenciones con la que abrir el nuevo disco sino que confirma la dirección tomada con "Halo Of Blood". "My Bodom (I am The Only One)" baja ligeramente el nivel y remotamente puede recordarnos al sonido de "Bloddrunk" pero no por ello deja de ser artillería pesada y Alexi vuelve a escribir un estribillo delicioso que corona, allá pasados los dos minutos, con un fraseo estupendo y de vuelta al riff principal repleto de armónicos artificiales para acabar la jugada soleando de nuevo.
El single que es "Morrigan" entra de golpe, inmediata y llena de energía con dos partes bien diferenciadas entre las estrofas, los puentes y los acelerados estribillos mientras "Horns" es pura brutalidad pasada de revoluciones y decibelios con Laiho ladrando y ahogando las cuerdas "muteándolas" mientras canta para estrangularlas al final de cada estrofa. ¿Quién podía esperar una canción así de Children Of Bodom a estas alturas? La lenta introducción de Wirman en "Prayer For The Afflicted" y unas guitarras de corte épico la dotan de dramatismo, es una canción de tempo lento, pesado y contundente como ocurre con "All For Nothing". En "I Worship Chaos" encontraremos canciones a doble velocidad como "Horns" o "Widdershins" que contrastan con las anteriores y son precisamente esas diferencias las que dotan al disco de cierta riqueza.
El ritmo de Jaska en la homónima "I Worship Chaos" no nos da clemencia en ningún momento y, tan sólo cuando entran Alexi y Jane, nos permite relajarnos para volver con aún más virulencia y estallar el teclado en el estribillo; ojo al solo en el segundo minuto y el desgarrador grito de Alexi antes de acometer la siguiente estrofa. "Hold Your Tongue" es quizá una de las canciones más agresivas de la historia de Bodom; pura violencia y agresividad contenida en cuatro minutos de salvajes duelos de guitarras y licks mientras Alexi se deja la voz. Pero todavía queda "Suicide Bomber" con un tono tan solemne que termina por atraparte y un cambio de ritmo absolutamente adictivo con Jaska transformado en una auténtica máquina y unos teclados de Wirman a dúo con la guitarra de Alexi que hacen volar el álbum muy alto. Y, para acabar después de la densa pero monolítica "All For Nothing", la rapidísima "Widdershins" con una parte central exquisita y un final muy diferente a todo lo escuchado en este "I Worship Chaos".
En la edición especial, tres versiones a modo de regalo; "Mistress Of Taboo" de los Plasmatics en la que se les siente de verdad divirtiéndose con Alexi más cercano al hard rock en las voces, ¡la inesperada "Danger Zone" de Kenny Loggins!, que no deja de ser un experimento pero suena estupenda, aunque supongo que a los fans más fundamentalistas de Bodom poco les dirán ambas por estar tan cardinalmente alejadas de sus gustos y "Black Winter Day" de Amorphis y su ya lejano "Tales From the Thousand Lakes" (1994) que, honestamente, pierde romanticismo pero gana en pegada por parte de Alexi y los suyos. Son tan sólo tres caramelos de un disco que no necesita nada más para convencer a propios y extraños.
Children Of Bodom volvieron a ser los que eran en "Halo Of Blood" pero en "I Worship Chaos" confirman que aquello no era un espejismo; grabando su mejor disco desde "Hate Crew Deathroll" (doce años, nada más y nada menos) y volándonos, literalmente, la cabeza con el doble bombo de Jaska y una auténtica tormenta de riffs a cargo de Laiho. Tan brutal y, al mismo tiempo, melódico que asusta. Uno de los discos de metal del año, sin duda...
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