Reconozco que no me gustan nada en absoluto este tipo de proyectos y que cuando veo el nombre de Dave Grohl tiendo a cuestionármelo todo pero cuando leí que Teenage Time Killers eran el mejor supergrupo de la historia fue cuando terminé de despejar todas mis dudas y entender que estábamos tan sólo ante un producto. Entiendo que los más jóvenes se deslumbrasen ante la nómina de amiguetes e invitados en este disco y pensasen -inocentes como sólo ellos son- que un grupo con Corey Taylor, Dave Grohl o Randy Blythe -entre otros muchos como Jello Biafra, Nick Oliveri o Reed Mullin- tenía que producir, por necesidad, el disco punk definitivo como se hacían eco todo los titulares de la prensa especializada pero no, no es así y creo que muchos de esos chavales ya se habrán dado cuenta de ello al pinchar este "Greatest Hits Vol. 1" y encontrarse un álbum de veinte canciones en el que la cantidad supera claramente a la calidad y escuchándolo somos testigos del caos más absoluto, de la ausencia de contención, de la sucesión de una canción tras otra -todas prescindibles, todas absurdas, infantiles y, lo peor de todo; sin gancho o inspiración- que le hacen perder a uno el interés según se suceden. El agresivo bajo de "Exploder" y su ritmo frenético, "Hung Out To Dry" con Randy Blythe o "Egobomb" con Corey Taylor quizá sean las más entretenidas pero son igualmente indignas de sus protagonistas y sus carreras principales. Pero vayamos por partes; desmontemos el disco de Teenage Time Killers poco a poco que es más divertido.
Grabado en los 606 Studios de Dave Grohl, "Greatest Hits Vol. 1" no suena mal en absoluto pero sí carente de emoción y excitación. Para ser una grabación punk, resulta excesivamente brillante y relamida y, para ser una producción del supuestamente "mejor supergrupo de todos los tiempos", es aburrida y macarrónica, cazallera y ruidosa pero no pensemos que ninguno de estos adjetivos son aquellos inherentes al punk y su frescura porque resumiéndolo "grosso modo", "Greatest Hits Vol. 1" suena demasiado bien para ser un disco de punk y demasiado mal para ser el debut del supergrupo definitivo en pleno 2015. Para que se hagan una idea aquellos que tengan memoria y estómago suficientes; éste Teenage Time Killers parece la segunda parte de aquel engendro de proyecto titulado Probot (centrado en el metal y no el punk) y con el que Grohl pretendía hacer lo mismo que aquí, parir al supergrupo definitivo con la excusa del homenaje, la diversión, la barbacoa y el compadreo en el estudio. Aquel horror tuvo lugar en el 2004 y fue un estrepitoso fracaso de crítica y público que se tradujo en unas paupérrimas ventas que dieron al traste con su continuación. Los integrantes de aquello eran Dave Grohl, Cronos de Venom, Max Cavalera, Lemmy, Kim Thayil de Soundargden, Tom G Warrior (Celtic Frost, Tryptikon), Wino de Saint Vitus o Snake de Voivod entre otros que perpetraron una auténtica estupidez bajo la batuta de un Grohl que ya empezaba a apuntar maneras del terrible egomaníaco en el que se terminaría convirtiendo con permiso de todos. Doce canciones que pasarán a la historia como lo peor de la producción de todos y cada uno de sus participantes (y recordemos que Warrior tiene en su haber el funesto "Cold Lake", así que imaginémonos cómo quedó Probot). ¿Por qué tendría que funcionar, de nuevo, once años más tarde un proyecto así? Ahora los protagonistas eran otros más actuales con vistas a atrapar a una nueva legión de oyentes -esos que pueblan los festivales- las nuevas generaciones disfrutarían de cómo Blythe o Corey daban la mano al pasado más underground y cantaban canciones alejadas de sus coordenadas habituales, un auténtico supergrupo...
No quiero pecar de auténtico o "trve", tampoco quiero parecer un abuelo pero a todos los que leen esta crítica, que se lo graben a fuego; los únicos supergrupos de la historia son Led Zeppelin y Cream, punto. No hay más, olvidaos de Audioslave o Teenage Time Killers y pequeñeces así. Recordad; Zeppelin y Cream, porque tener presente eso os ayudará a encarar un disco bautizado de manera tan soberbia y prepotente como "Greatest Hits Vol. 1" y en el que, paradójicamente, no hay ni una sola canción que sea capaz de aguantar el envite del tiempo y no hablamos de décadas sino de minutos porque, una vez acaban, el poso que dejan en uno, el recuerdo y las ganas de volver a ellas son nulas.
"Exploder" promete más de lo que ofrece, un bajo agresivo y con actitud, una púa contra la sexta cuerda y el ritmo cafre del punk, coros y a romperse el cuello en poco más de minuto y medio con Reed Mullin pero no, no es suficiente y buscamos algo más, algo que nos enganche. "Crowned By The Light Of The Sun" con Neil Fallon suena exactamente igual a esos millones de canciones stoner que escucharías en un festival a las tres de la tarde cuando la gente duerme y el sol castiga los escenarios, aburrida y previsible en su desarrollo, sin cambio alguno que nos haga disfrutar o saltar con ella. Un momento, ¿ése es Randy Blythe? "Hung Out To Dry" con la participación del entrañable vocalista de Lamb Of God es otra cosa; un ritmo vertiginoso y dos minutos a la yugular pero no nos engañemos, la canción es igual de mala, tan sólo la salva la fortísima, brutal y desgarrada garganta de Blythe, capaz de convertir cualquier medianía en un auténtico torpedo. Lo mismo le ocurrirá a Corey Taylor con la horrorosa "Egobomb" que el líder de Slipknot/ Stone Sour resuelve con su estupenda voz y saca de las sombras de este disco, "Egobomb" sin Corey, como "Hung Out To Dry" sin Blythe, serían una más a olvidar.
"Power Outage" con Clifford Dinsmore es jodido un horror y nuestro querido y simpático Jello Biafra salva el tipo convirtiendo la mediocre "Ode To Sean Hannity" en un recitado punky-arty, desquiciado como sólo él sabe. Son sólo sesenta segundos como aquel que dice; demasiado poco como para que afecte al resultado final del disco pero demasiado tiempo como para perder el tiempo con ella. "Barrio" con Matt Skiba es divertida pero insuficiente, por lo menos es la más cercana al espíritu punk que el disco pretende que "The Dead Hand", con Mullin de nuevo, y "Plank Walk" con Pete Stahl que son tan monótonas que exasperan al más paciente, "Time To Die" tiene algo más de nervio y energía pero le ocurre lo mismo que a "Days Of Degradation" (con Tommy Victor) o a "Clawhoof" y es que, a estas alturas del álbum, hemos perdido todo el interés y, como mucho, volveremos a escuchar "Hung Out To Dry" o "Egobomb" y no porque merezcan la pena sino porque son los únicos restos del naufragio a los que podremos asirnos.
El fortísimo riff de "Ignorant People" parece anunciar una gran canción pero pronto deviene en otro latigazo punk-underground de finales de los ochenta pero sin la mala leche de éstos y "Bleeding To Death", "Your Empty Soul" o la homónima y chirriante "Teenage Time Killer" con Trenton Rogers directamente harán que desees que el disco acabe cuando uno tiene la sensación de haber perdido un tiempo valioso escuchando la misma canción una y otra vez, con la misma falta de chispa y la misma carencia de criterio. Es muy común confundir cantidad con calidad, de aquí podría haber salido un EP muy divertido y toda una curiosidad para los coleccionistas, pero Grohl ha preferido publicar un LP de veinte canciones que no aporta nada en absoluto. Error garrafal creer que el mayor supergrupo (por número de participantes) puede resultar el mejor grupo de la historia. No dudo que juntarse en el estudio, tomarse unas birras, comer algo y charlar con los colegas sea muy divertido pero son las pretensiones lo que matan a este tipo de aventuras y el omnipresente Grohl debería saberlo mejor que ninguno. Una auténtica estupidez y un fiasco de álbum; perfecto si te hace falta un posavasos o espacio en el disco duro.
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