SETLIST: You're a Lie/ Nightrain (Guns N’ Roses)/ Avalon/ Back from Cali/ You Could Be Mine (Guns N’ Roses)/ The Dissident/ World on Fire/ Anastasia/ Sweet Child O' Mine (Guns N’ Roses)/ Slither (Velvet Revolver)/ Paradise City (Guns N’ Roses)/
Uno sabe que se hace mayor cuando cuenta una y otra vez la misma historia y la gente te escucha por educación o porque cuando ves a Slash de nuevo, otra vez sobre un escenario por enésima vez, se te acaba la paciencia y dejas de aplaudir cada movimiento de chistera para desear con todas tus fuerzas que vuelvan Guns N’ Roses y deje de tocar naderías como "World on Fire" o "Anastasia". Myles Kennedy me cae bien, es un buen tipo que trabaja con ilusión, su garganta está en forma y, lógicamente, cada vez se le ve más suelto interpretando un repertorio cuya mitad de Slash no le pertenece y la otra mitad -la de Guns- es del público. Si antes era inaguantable escucharle imitando el deje, el acento y los tics de Axl sobre el escenario, ahora cada vez es más natural y adapta algunas partes a su propia voz, lo cual es de aplaudir porque suena infinitamente más creíble y sincero, además de valiente por atreverse a ello. Y si Myles me cae bien, de Slash tampoco puedo decir lo contrario. Es normal que todos aquellos que crecimos con Guns en los noventa sintamos que Axl es el auténtico responsable de la situación actual en la cual se ven inmersos y entender que hay diferencias irreconciliables con Saul Hudson pero, como en cualquier relación, uno va creciendo, madura y entiende que nada es culpa de una parte sino siempre de dos, que tanto monta Axl como Slash cuando uno escucha a Gilby, Izzy, Duff, Sorum o el entrañable Adler hablar de un posible regreso del grupo. ¿Interpreta mejor Axl sus propios temas que Myles? técnicamente hablando no; seguramente el de Boston -por ilusión, edad y estado de forma- los dote de mayor vitalidad pero vayamos a lo que de verdad importa; nadie, independientemente de lo bien que cante, nadie podrá nunca imprimirle el sello de Axl; ni la del joven y su reptiliana forma de bailar en calentador ni siquiera la de la triste caricatura actual de Howard Hughes que pasea en vano el nombre de Guns N’ Roses por los escenarios. Axl sólo hay uno y, por mucho que nos cueste aceptarlo, su impredecible manera de ser, su mala leche, su acento e incluso sus gallos hacen que escuchar "Welcome To The Jungle" o "Don't Cry" te transporten mientras que lo de Myles con Slash se queda en un simple teatrillo.
La chistera y la Les Paul más famosas de las últimas dos décadas llegaba al Hellfest con el lógico revuelo que siempre causa su presencia en un cartel. Slash es un guitarrista correcto y me gustaría que nadie se llevase las manos a la cabeza; técnicamente no apabulla y cualquiera que entienda sabrá que dista mucho de ser un maestro, no es el más rápido ni el mejor pero también es de justicia reconocerle que supo encontrar su estilo y guste a puristas o no sus solos, licks y riffs tienen feeling y buen gusto a raudales, seguramente más que el de muchos de los guitarristas técnicamente más preparados que pudimos ver aquel fin de semana en el mastodóntico festival galo, además su simple estampa sobre las tablas es sinónimo de rock. Su último disco, "World on Fire" (2014) es sustancialmente mejor que aquel engendro llamado "Apocalyptic Love" (2012) y el absurdo primer disco en solitario, "Slash" (2010), que básicamente era un disco de duetos (algunos más acertados que otros) pero, al fin y al cabo, los tres son discos indignos y nada representativos de su talento. ¿Cuando tu nieto te pregunte quién era Slash le pincharás "Apocalyptic Love" o "Appetite for Destruction"? Estamos de acuerdo entonces.
"You're a Lie" de "Apocalyptic Love" abrió su actuación, una de las más concurridas de todo el festival. ¿Funciona el tema? Claro, tienes a Myles Kennedy sobre las tablas y a Saul Hudson vestido de Slash, ¿cómo no va a funcionar? El riff es bueno y Myles está en una forma estupenda, el estribillo es pegadizo porque la canción, en sí misma, está contruída alrededor suyo y las notas siempre son las mismas pero es con la segunda con la que la gente estalla; "Nightrain". Es tan sencillo como contemplar la respuesta del público entre una canción y otra para entender por qué estamos todos allí y porque Slash está sobre el escenario veinticinco años después. La canción de los Guns sigue exudando peligrosidad y mala baba aunque la cante un alma cándida como Myles Kennedy y le dé un toque nasal a su interpretación para acercarse a las coordenadas estilísticas de Axl. El cencerro nos recuerda dónde estamos, el musculoso riff está ahí pero uno mira a cada lado y sólo ve a tres mercenarios (como ocurre con los actuales Guns) interpretando simplemente una versión del que fuera el grupo más peligroso de Hollywood. Myles, para lo joven que es, se mueve bastante poco y Slash se limitará toda la actuación a emular a Chuck Berry y su "Duck walk", la guitarra suena estupenda pero falta algo, ahí falta algo...
La absurda "Avalon" de "World On Fire" anima en sus primeros compases ligeramente a un público que acaba de tocar el cielo y es abruptamente condenado a los infiernos con una canción mortalmente aburrida. ¿Tiene los ingredientes? Sí, una buena guitarra y un tempo trepidante, pocos cambios para que nadie se pierda y algunos licks curiosos mientras Slash acompaña a Myles pero el tema no vale nada en absoluto y, poco a poco, lo volvemos a percibir en la pista; aquellos que saltaban se aferran a sus móviles y hacen fotos, aquellos que cantaban "Nightrain" van a por cerveza, es normal, Slash y tú lo ves desde allí arriba. Pero, no contento con ello, continúa con "Back from Cali" de su primer e insufrible intento en solitario que apacigua, aún más y si esto es posible, los ánimos de los más entusiastas y cuando los bostezos dominan las primeras filas tras el entusiasmo de colgar en cualquier red social que están viendo a Slash, éste se saca de la chistera -nunca mejor dicho- un "You Could Be Mine" que despierta a los más aletargados, la batería entra en tromba y uno de los riffs más famosos de Guns espabilan a todo el festival, vuelve la fiesta y de nuevo la gente se engancha al concierto pero la travesía que viene a continuación será dura con la ligera y tediosa "The Dissident" cuyo estribillo es de lo peor que Slash ha firmado en toda su carrera y la pegadiza "World On Fire" que, por suerte y por lo menos, no desentona tanto como la anterior o "Back from Cali" pero lo peor está por llegar, en efecto; "Anastasia" con su insoportable introducción acústica y su barroco riff que no pega en absoluto con su estilo y desemboca en una canción amorfa y sin gracia. En este momento podrás pensar que soy un fan de Guns que no disfruta de Slash, que vive en el pasado y verá con malos ojos todo lo que el inglés publique pero no es así, tan sólo tendrías que haber visto al público en "Anastasia" para entender que, desde los más jovencitos a los más mayores, nadie prestó el mayor interés a la canción y se hizo larga, pesada e insoportable.
Así que, para resucitar la parte final y abandonar el concierto en hombros, Slash tira de lo fácil con "Sweet Child O' Mine" que arranca un clamor generalizado de todo el festival y es cantada por todos (en la que, esta vez, el que chirria es Myles cuando canta; "Where do we go? Where do we go now?" y alarga la vocal del "now, now, aʊ, aʊ, aʊ, aʊ, aʊ" caricaturizando, sin querer, los maullidos de Axl. "Slither", de los difuntos Velvet Revolver (la única del supergrupo), y el final de fiesta con "Paradise City" en el Hellfest "Where the grass is green and the girls are pretty" y un mar de aplausos en un concierto en el que, sin embargo, Slash, con veinticinco años de carrera a sus espaldas, zozobró con un repertorio en el que hubo demasiado material mediocre que no hace justicia a ese otro por el que la gente, literalmente, se muere y nadie, ni Axl ni Slash, sabe o quiere dárselo al completo. Slash y Myles en forma pero estoy cansado de ver karaokes de Guns N’ Roses.
© 2015 Donnie Darko
Fotos © Ozirith
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