SETLIST: Detroit Rock City/ Deuce/ Psycho Circus/ Creatures of the Night/ I Love It Loud/ War Machine/ Do You Love Me/ Hell or Hallelujah/ Calling Dr. Love/ Lick It Up/ God of Thunder/ Cold Gin/ Love Gun/ Black Diamond/ Shout It Out Loud/ I Was Made for Lovin' You/ Rock and Roll All Nite/
Ver a KISS en directo significa mucho más que acudir a un simple concierto y de ahí que hiciese el pequeño esfuerzo de bajarme de un avión y aparecer, pocos minutos después, en pleno centro de Madrid con ganas de ver a "la banda más caliente del mundo" una vez más. Y es que mucha gente se sorprende cuando les digo que Gene, Paul, Ace y Peter forman parte de mi ADN musical pero así es; no crecí en los Estados Unidos de los setenta y nunca tuve un "lunchbox" con sus caras, nunca probé sus cereales, ni vi ninguna de aquella giras de los ochenta pero mis dos recuerdos musicales más antiguos pertenecen a los Beatles y a KISS. Corría el año ochenta y dos cuando mis padres me pusieron la actuación de KISS en el mítico programa "Aplauso", mi madre pensó que me haría gracia ver a cuatro tipos maquillados (más tarde repetiría la jugada con "The Yellow Submarine" y sus psicodélicas imágenes, nunca le estaré lo suficientemente agradecido aunque en aquel momento fuesen pequeños traumas a superar en forma de pesadillas) y creyó que me encantaban porque aquel niño no podía despegar los ojos del televisor y los abría de par en par mientras atronaba "Love It Loud". Muchos años después se percató de que Gene Simmons me daba pavor, me horrorizaba… ¡como debe ser, por algo es The Demon! Aquella iniciación con KISS marcó mi niñez porque siempre que sonaba alguna canción en la pequeña pantalla, mis padres podían olvidarse de que había un niño en casa. Pero volviendo a nuestros días, no puedo negar lo evidente y la situación de KISS ahora… Odio a Tommy Thayer. Bueno, no es que le odie pero yo soy de "Space Ace" y no puedo concebir a otro músico (por muy solvente que resulte sobre las tablas) vestido y maquillado como Ace, sencillamente se me atraganta (la única licencia que le han permitido a Thayer es la de llevar su propia guitarra signature y no la Gibson Les Paul de tres pastillas dobles de Ace). Pero este año ha sido bueno conmigo y mi locura por KISS porque aparte de haber podido contactar con el mismísimo Peter Criss, dos días antes tenía la inolvidable oportunidad de ver al mismísimo Ace Frehley tocando en el monstruoso festival francés HELLFEST, presentando su último y dignísimo trabajo; "Space Invader" (2014). Por tanto, en menos de veinticuatro horas vería a Gene Simmons, Paul Stanley y Ace Frehley pero, por desgracia, no sobre el mismo escenario, aún así puedo decir con orgullo que he escuchado "Love Gun" o "Deuce" cantada por los tres en apenas dos días y eso ya es suficiente para mí y para cualquier fan del grupo. No milito en la KISS Army, no se me ocurre pagar el Kiss Kruise (un crucero con tus héroes, conciertos, concursos y demás actividades, además de toneladas de merchandising para los más fanáticos) o los carísimos meet and greet aunque respeto y entiendo a todos aquellos que sueñan con ellos y pueden permitírselos pero tampoco me llevo a engaños a estas alturas con KISS y critico todo lo que les hace grandes y también humanos en un alarde de hipocresía. Entiendo que son una empresa, una enorme y admiro profundamente el sentido empresarial de Gene y la inteligencia de Paul, son dos tipos trabajadores, dos genios musicales y de la mercadotecnia que han consagrado su vida a lo que más aman. Por tanto, no criticaré los precios de sus entradas, no atacaré a Stanley y sus problemas de voz (algo normal y ya habitual para los que les seguimos) ni sus mismas bromas de siempre (o le amas o le odias y punto; ¡no es un prodigio de originalidad pero es Paul Stanley!) porque ver a KISS en directo es una jodida experiencia en sí misma y se adapta a todos los bolsillos; desde los más humildes a los más pudientes. Un show excesivo para todos los públicos, edades y carteras, porque así debe ser el rock 'n' roll. ¿Qué puede salir mal en una noche que se abre con "Detroit Rock City"? Nada.
Lo primero que me llama la atención al entrar en el palacio de deportes madrileño (ahora Barclaycard Center, a la moda de los estadounidenses arenas) es lo familiar que resulta todo cuando llegas a un concierto de KISS; da igual en qué ciudad o país estés que siempre te sientes como en casa. El público es tan variopinto como de costumbre en un evento de estas características; desde chavales a padres y familias enteras que vuelven a ver a Simmons, a fanáticos con las bolsas de la KISS Army a grupos que no tienen ni la más remota idea de lo que van a ver pero tienen que estar porque es lo que toca y "Parasite" les sonará tan ajena como mentar a Vinnie Vincent (el entrañable Ankh Warrior), Bruce Kulik o Eric Carr, no pasa nada, KISS son un grupo enorme y es normal que atraigan a todo tipo de público, desde expertos a legos (esos mismos que acuden a ver a AC/DC, Judas Priest o Motörhead porque son estandartes del rock, sin sentir la más mínima emoción o conocer algo de su carrera). Por otra parte, no es difícil ver a todos aquellos que se han maquillado como Simmons o Stanley (algunos con mayor pericia que otros) y sonríen ante las cámaras; ¡un concierto de KISS no sería lo mismo si uno no viese a The Demon o The Starchild entre el público! Tras una actuación simplemente correcta por parte de The Dead Daisies, el telonero escogido (que no buscan otra cosa que divertirse ellos mismos y hacer pasar un buen rato a la gente, sin más trascendencia), con un entrañable John Corabi al frente y una corta espera que a muchos se nos hizo eterna, se apagan las luces y en las pantallas aparecen las brutales botas de Simmons, los cuatro músicos comienzan a andar por el backstage, vemos a Paul Stanley y finalmente la kilométrica lengua de Gene, se dirigen al escenario y todo el pabellón se queda a oscuras mientras sentimos su presencia tras una lona con su logo y, entre el murmullo de excitación del público, resuena una de las introducciones más famosas de la historia del rock, una voz bronca anuncia; "You wanted the best, you got the best! The hottest band in the world… KISS!!!" y mientras cae esa lona, el escenario arde en llamas.
Paul Stanley se conserva en una forma estupenda y Gene Simmons devora por completo cualquier concierto y audiencia con tan sólo su presencia. Es completamente imposible describir lo que uno siente cuando les tiene a pocos metros. Tommy cumple su función y Eric Singer aporrea su batería con firmeza. De viaje al 76 y su "Destroyer" con "Detroit Rock City" y uno de esos solos que te ponen los pelos de punta y que en pocas notas son capaces de sintetizar el élan vital del rock; "Get up! Everybody's gonna move their feet. Get down! Everybody's gonna leave their seat… You gotta lose your mind in Detroit Rock City" y uno se siente totalmente desbordado. Da igual cuántas veces hayas estado en un concierto de KISS, la esencia; la emoción es la misma, siempre es la primera vez. Uno de los riffs más famosos y reconocibles nos traen a "Deuce", ¿cuántas veces la he escuchado, cuántas veces le he dado vueltas y vueltas a un directo como es el mítico "Alive!" (1975), Simmons canta; "Baby, if you're feeling good. And baby if you're feeling nice. You know your man is workin' hard. He's worth a deuce" y de vuelta a ese riff machacón y directo. Un tipo al lado mío está con la boca abierta, es su primera vez viendo a KISS y le dice a su amigo; "tío, esto es como un circo, qué pasada". No lo sabes bien...
Precisamente, como si le hubiesen escuchado, continúan con "Psycho Circus" de su homónimo disco del 98. Personalmente, creo que tienen decenas de canciones más interesantes que la mencionada o "Hell Or Hallelujah" de su resultón "Monster" (2012) pero en el caso de "Psycho Circus" he de reconocer que me encanta y siempre me pareció un comienzo aplastante para un disco de regreso como aquel con la formación original (aunque nunca sepamos a ciencia cierta cuánto de Peter Criss y Ace Frehley hay en aquel álbum y me da en la nariz que poco o nada). "The make-up runnin' down my face… We're exiled from the human raaaaace. You're in the psyyyyyyyyy. You're in the psycho circuuuuus" y llega el momento para que The Starchild nos diga que es la última noche de la gira europea, que la anterior estuvieron en Barcelona y que "comprende nuestros sentimientos" pero quiere que demostremos que somos mejores que la audiencia de la última noche. Ok, lo hemos escuchado mil millones de veces, como sus "Guantanamera" y "Cucurrucucú Paloma" pero amo a Stanley no puedo evitar sonreír como la primera vez.
Es "Creatures Of The Night" precisamente la que me lleva de viaje a aquella actuación que mencionaba al principio de esta crónica. Es verdad que el álbum del 82 fue un intento de recuperar el trono comercial perdido tras "Unmasked" (80) y el injustamente menospreciado y conceptual "Music From The Elder" (81), pero años después ha demostrado ser una gran obra y "Creatures Of The Night" reina pesada sobre Madrid como "I Love It Loud", del mismo disco, que engancha con sus coros y logra que todo el pabellón la coreé pero antes habremos pasado por una dura "War Machine" con Simmons escupiendo fuego. "Te gusta mi limusina y cómo suenan sus ruedas, mis tacones de siete centímetros e ir a todos los conciertos pero, ¿me quieres, realmente me quieres?" cantan en el clásico "Do You Love Me" mientras las pantallas escupen imágenes del grupo de todas sus épocas y Stanley juega más que nunca con el tono festivo de su voz. "Hell Or Hallelujah" cae como una losa y me sorprende especialmente ver a un Thayer más suelto que en el resto de temas, ¿quizá porque es la grabación de la que se siente más cercano? El tono hard rock y su acelerado tempo, además de los coros a tres voces le dan cierto dinamismo aunque la sigue la socarrona "Calling Dr. Love" y uno entiende que por muy bien que puedan sonar KISS actualmente, nada como viajar al "Rock and Roll Over" del 76 y escuchar a Simmons cantar; "tengo la cura en la cual estás pensando, así que ponte de rodillas, no hay facturas, sé cuál es tu problema, el primer paso para la cura es un beso, me llaman el Doctor Amor", sencillamente genial.
"Lick It Up", de su primer disco sin maquillaje y con el simpático Vinnie Vincent, consigue de nuevo que todas las gargantas allí presentes se unan en el estribillo, ligeramente más acelerada que la original, en su parte central Stanley y Thayer subirán un par de metros sobre el escenario gracias a una plataforma ascendente y lograrán que todos le sigamos con palmas mientras se entremezcla con "Won't Get Fooled Again" de The Who. Tanto brillo y luz encuentran rápidamente su contrapunto en el demoníaco solo de bajo de Gene Simmons, la oscuridad se cierne sobre Madrid y Gene vomita sangre una vez más entre luces verdes y azuladas y ascender a lo más alto del escenario para interpretar "God Of Thunder", ¿hay algo más excitante que ver a Simmons convertir un concierto en el mismísimo infierno?
Produce cierta nostalgia escuchar "Cold Gin" sin Frehley y ver a Thayer tocándola, ¿qué le vamos a hacer? Personalmente no la entiendo sin Ace sobre el escenario, como tampoco me gustaría escuchar a Singer cantar "Beth" de Peter Criss. "Love Gun" es y siempre será una de mis favoritas (quizá es por eso que el único disco que tengo firmado por la formación original de KISS; Gene, Paul, Ace y Peter, sea su vinilo del 77), en ella Paul subirá sobre su tirolina hasta avanzar a una plataforma giratoria situada al final de la pista y en los últimos compases consigo su púa. Volvemos de nuevo al primer disco de KISS con "Black Diamond" que devolverá a The Starchild al escenario principal y "Shout It Loud" de "Destroyer" vuelve a hacer que todos aquellos que perdieron el hilo en "Black Diamond" (lógica y tristemente esos mismos que no conocen demasiado al grupo) se recuperen en el archifamoso estribillo del 76 pero todavía hay más, mucho más; "I Was Made For Lovin' You" convertirá el pabellón en una discoteca setentera y cerrarán una noche de exceso con "Rock and Roll All Nite" y toneladas de confeti y fuego para acabar, como siempre, Paul rompiendo su guitarra -de mentirijilla que todo hay que decirlo para que a uno no le tomen por inocente- contra las tablas.
Excesivos, monstruosos, geniales, históricos, leyenda viva del rock. Pocas cosas hay más excitantes y rejuvenecedoras que ver a KISS sobre un escenario, tienen la capacidad de devolverte la ilusión y hacer que te olvides de todo. Sencillamente eternos.
Ver a KISS en directo significa mucho más que acudir a un simple concierto y de ahí que hiciese el pequeño esfuerzo de bajarme de un avión y aparecer, pocos minutos después, en pleno centro de Madrid con ganas de ver a "la banda más caliente del mundo" una vez más. Y es que mucha gente se sorprende cuando les digo que Gene, Paul, Ace y Peter forman parte de mi ADN musical pero así es; no crecí en los Estados Unidos de los setenta y nunca tuve un "lunchbox" con sus caras, nunca probé sus cereales, ni vi ninguna de aquella giras de los ochenta pero mis dos recuerdos musicales más antiguos pertenecen a los Beatles y a KISS. Corría el año ochenta y dos cuando mis padres me pusieron la actuación de KISS en el mítico programa "Aplauso", mi madre pensó que me haría gracia ver a cuatro tipos maquillados (más tarde repetiría la jugada con "The Yellow Submarine" y sus psicodélicas imágenes, nunca le estaré lo suficientemente agradecido aunque en aquel momento fuesen pequeños traumas a superar en forma de pesadillas) y creyó que me encantaban porque aquel niño no podía despegar los ojos del televisor y los abría de par en par mientras atronaba "Love It Loud". Muchos años después se percató de que Gene Simmons me daba pavor, me horrorizaba… ¡como debe ser, por algo es The Demon! Aquella iniciación con KISS marcó mi niñez porque siempre que sonaba alguna canción en la pequeña pantalla, mis padres podían olvidarse de que había un niño en casa. Pero volviendo a nuestros días, no puedo negar lo evidente y la situación de KISS ahora… Odio a Tommy Thayer. Bueno, no es que le odie pero yo soy de "Space Ace" y no puedo concebir a otro músico (por muy solvente que resulte sobre las tablas) vestido y maquillado como Ace, sencillamente se me atraganta (la única licencia que le han permitido a Thayer es la de llevar su propia guitarra signature y no la Gibson Les Paul de tres pastillas dobles de Ace). Pero este año ha sido bueno conmigo y mi locura por KISS porque aparte de haber podido contactar con el mismísimo Peter Criss, dos días antes tenía la inolvidable oportunidad de ver al mismísimo Ace Frehley tocando en el monstruoso festival francés HELLFEST, presentando su último y dignísimo trabajo; "Space Invader" (2014). Por tanto, en menos de veinticuatro horas vería a Gene Simmons, Paul Stanley y Ace Frehley pero, por desgracia, no sobre el mismo escenario, aún así puedo decir con orgullo que he escuchado "Love Gun" o "Deuce" cantada por los tres en apenas dos días y eso ya es suficiente para mí y para cualquier fan del grupo. No milito en la KISS Army, no se me ocurre pagar el Kiss Kruise (un crucero con tus héroes, conciertos, concursos y demás actividades, además de toneladas de merchandising para los más fanáticos) o los carísimos meet and greet aunque respeto y entiendo a todos aquellos que sueñan con ellos y pueden permitírselos pero tampoco me llevo a engaños a estas alturas con KISS y critico todo lo que les hace grandes y también humanos en un alarde de hipocresía. Entiendo que son una empresa, una enorme y admiro profundamente el sentido empresarial de Gene y la inteligencia de Paul, son dos tipos trabajadores, dos genios musicales y de la mercadotecnia que han consagrado su vida a lo que más aman. Por tanto, no criticaré los precios de sus entradas, no atacaré a Stanley y sus problemas de voz (algo normal y ya habitual para los que les seguimos) ni sus mismas bromas de siempre (o le amas o le odias y punto; ¡no es un prodigio de originalidad pero es Paul Stanley!) porque ver a KISS en directo es una jodida experiencia en sí misma y se adapta a todos los bolsillos; desde los más humildes a los más pudientes. Un show excesivo para todos los públicos, edades y carteras, porque así debe ser el rock 'n' roll. ¿Qué puede salir mal en una noche que se abre con "Detroit Rock City"? Nada.
Lo primero que me llama la atención al entrar en el palacio de deportes madrileño (ahora Barclaycard Center, a la moda de los estadounidenses arenas) es lo familiar que resulta todo cuando llegas a un concierto de KISS; da igual en qué ciudad o país estés que siempre te sientes como en casa. El público es tan variopinto como de costumbre en un evento de estas características; desde chavales a padres y familias enteras que vuelven a ver a Simmons, a fanáticos con las bolsas de la KISS Army a grupos que no tienen ni la más remota idea de lo que van a ver pero tienen que estar porque es lo que toca y "Parasite" les sonará tan ajena como mentar a Vinnie Vincent (el entrañable Ankh Warrior), Bruce Kulik o Eric Carr, no pasa nada, KISS son un grupo enorme y es normal que atraigan a todo tipo de público, desde expertos a legos (esos mismos que acuden a ver a AC/DC, Judas Priest o Motörhead porque son estandartes del rock, sin sentir la más mínima emoción o conocer algo de su carrera). Por otra parte, no es difícil ver a todos aquellos que se han maquillado como Simmons o Stanley (algunos con mayor pericia que otros) y sonríen ante las cámaras; ¡un concierto de KISS no sería lo mismo si uno no viese a The Demon o The Starchild entre el público! Tras una actuación simplemente correcta por parte de The Dead Daisies, el telonero escogido (que no buscan otra cosa que divertirse ellos mismos y hacer pasar un buen rato a la gente, sin más trascendencia), con un entrañable John Corabi al frente y una corta espera que a muchos se nos hizo eterna, se apagan las luces y en las pantallas aparecen las brutales botas de Simmons, los cuatro músicos comienzan a andar por el backstage, vemos a Paul Stanley y finalmente la kilométrica lengua de Gene, se dirigen al escenario y todo el pabellón se queda a oscuras mientras sentimos su presencia tras una lona con su logo y, entre el murmullo de excitación del público, resuena una de las introducciones más famosas de la historia del rock, una voz bronca anuncia; "You wanted the best, you got the best! The hottest band in the world… KISS!!!" y mientras cae esa lona, el escenario arde en llamas.
Paul Stanley se conserva en una forma estupenda y Gene Simmons devora por completo cualquier concierto y audiencia con tan sólo su presencia. Es completamente imposible describir lo que uno siente cuando les tiene a pocos metros. Tommy cumple su función y Eric Singer aporrea su batería con firmeza. De viaje al 76 y su "Destroyer" con "Detroit Rock City" y uno de esos solos que te ponen los pelos de punta y que en pocas notas son capaces de sintetizar el élan vital del rock; "Get up! Everybody's gonna move their feet. Get down! Everybody's gonna leave their seat… You gotta lose your mind in Detroit Rock City" y uno se siente totalmente desbordado. Da igual cuántas veces hayas estado en un concierto de KISS, la esencia; la emoción es la misma, siempre es la primera vez. Uno de los riffs más famosos y reconocibles nos traen a "Deuce", ¿cuántas veces la he escuchado, cuántas veces le he dado vueltas y vueltas a un directo como es el mítico "Alive!" (1975), Simmons canta; "Baby, if you're feeling good. And baby if you're feeling nice. You know your man is workin' hard. He's worth a deuce" y de vuelta a ese riff machacón y directo. Un tipo al lado mío está con la boca abierta, es su primera vez viendo a KISS y le dice a su amigo; "tío, esto es como un circo, qué pasada". No lo sabes bien...
Precisamente, como si le hubiesen escuchado, continúan con "Psycho Circus" de su homónimo disco del 98. Personalmente, creo que tienen decenas de canciones más interesantes que la mencionada o "Hell Or Hallelujah" de su resultón "Monster" (2012) pero en el caso de "Psycho Circus" he de reconocer que me encanta y siempre me pareció un comienzo aplastante para un disco de regreso como aquel con la formación original (aunque nunca sepamos a ciencia cierta cuánto de Peter Criss y Ace Frehley hay en aquel álbum y me da en la nariz que poco o nada). "The make-up runnin' down my face… We're exiled from the human raaaaace. You're in the psyyyyyyyyy. You're in the psycho circuuuuus" y llega el momento para que The Starchild nos diga que es la última noche de la gira europea, que la anterior estuvieron en Barcelona y que "comprende nuestros sentimientos" pero quiere que demostremos que somos mejores que la audiencia de la última noche. Ok, lo hemos escuchado mil millones de veces, como sus "Guantanamera" y "Cucurrucucú Paloma" pero amo a Stanley no puedo evitar sonreír como la primera vez.
Es "Creatures Of The Night" precisamente la que me lleva de viaje a aquella actuación que mencionaba al principio de esta crónica. Es verdad que el álbum del 82 fue un intento de recuperar el trono comercial perdido tras "Unmasked" (80) y el injustamente menospreciado y conceptual "Music From The Elder" (81), pero años después ha demostrado ser una gran obra y "Creatures Of The Night" reina pesada sobre Madrid como "I Love It Loud", del mismo disco, que engancha con sus coros y logra que todo el pabellón la coreé pero antes habremos pasado por una dura "War Machine" con Simmons escupiendo fuego. "Te gusta mi limusina y cómo suenan sus ruedas, mis tacones de siete centímetros e ir a todos los conciertos pero, ¿me quieres, realmente me quieres?" cantan en el clásico "Do You Love Me" mientras las pantallas escupen imágenes del grupo de todas sus épocas y Stanley juega más que nunca con el tono festivo de su voz. "Hell Or Hallelujah" cae como una losa y me sorprende especialmente ver a un Thayer más suelto que en el resto de temas, ¿quizá porque es la grabación de la que se siente más cercano? El tono hard rock y su acelerado tempo, además de los coros a tres voces le dan cierto dinamismo aunque la sigue la socarrona "Calling Dr. Love" y uno entiende que por muy bien que puedan sonar KISS actualmente, nada como viajar al "Rock and Roll Over" del 76 y escuchar a Simmons cantar; "tengo la cura en la cual estás pensando, así que ponte de rodillas, no hay facturas, sé cuál es tu problema, el primer paso para la cura es un beso, me llaman el Doctor Amor", sencillamente genial.
"Lick It Up", de su primer disco sin maquillaje y con el simpático Vinnie Vincent, consigue de nuevo que todas las gargantas allí presentes se unan en el estribillo, ligeramente más acelerada que la original, en su parte central Stanley y Thayer subirán un par de metros sobre el escenario gracias a una plataforma ascendente y lograrán que todos le sigamos con palmas mientras se entremezcla con "Won't Get Fooled Again" de The Who. Tanto brillo y luz encuentran rápidamente su contrapunto en el demoníaco solo de bajo de Gene Simmons, la oscuridad se cierne sobre Madrid y Gene vomita sangre una vez más entre luces verdes y azuladas y ascender a lo más alto del escenario para interpretar "God Of Thunder", ¿hay algo más excitante que ver a Simmons convertir un concierto en el mismísimo infierno?
Produce cierta nostalgia escuchar "Cold Gin" sin Frehley y ver a Thayer tocándola, ¿qué le vamos a hacer? Personalmente no la entiendo sin Ace sobre el escenario, como tampoco me gustaría escuchar a Singer cantar "Beth" de Peter Criss. "Love Gun" es y siempre será una de mis favoritas (quizá es por eso que el único disco que tengo firmado por la formación original de KISS; Gene, Paul, Ace y Peter, sea su vinilo del 77), en ella Paul subirá sobre su tirolina hasta avanzar a una plataforma giratoria situada al final de la pista y en los últimos compases consigo su púa. Volvemos de nuevo al primer disco de KISS con "Black Diamond" que devolverá a The Starchild al escenario principal y "Shout It Loud" de "Destroyer" vuelve a hacer que todos aquellos que perdieron el hilo en "Black Diamond" (lógica y tristemente esos mismos que no conocen demasiado al grupo) se recuperen en el archifamoso estribillo del 76 pero todavía hay más, mucho más; "I Was Made For Lovin' You" convertirá el pabellón en una discoteca setentera y cerrarán una noche de exceso con "Rock and Roll All Nite" y toneladas de confeti y fuego para acabar, como siempre, Paul rompiendo su guitarra -de mentirijilla que todo hay que decirlo para que a uno no le tomen por inocente- contra las tablas.
Excesivos, monstruosos, geniales, históricos, leyenda viva del rock. Pocas cosas hay más excitantes y rejuvenecedoras que ver a KISS sobre un escenario, tienen la capacidad de devolverte la ilusión y hacer que te olvides de todo. Sencillamente eternos.
© 2015 Jim Tonic
Fotos de ©Ross Halfin y ©Matt Giles