Debe ser auténticamente irritante estar constantemente luchando contra uno mismo; peleando contra el pasado, compitiendo sin descanso. Así debe ser para Jim James que, cuatro años más tarde de publicar un sensacional "Circuital" (2011), puede ver cómo cualquier trabajo suyo es defenestrado a las pocas horas cuando se le compara con "It Still Moves" (2003), "Z" (2005) o "Evil Urges" (2008) pero también debería saber que es inevitable, que siempre es así cuando se accede a un publico mayoritario en el que pronto surgen las diferencias entre aquellos que creen conocer la obra mejor que uno mismo, criticando sin cesar cada nuevo paso y aquellos sin criterio que ven con buenos ojos cada nueva creación del artista. Pero supongo que Jim ya estará acostumbrado desde que publicó sus discos en solitario y aquel con "Monsters Of Folk" en el 2009, justo antes de "Circuital". Es verdad que la citada trilogía (en la que podríamos incluir "At Dawn" del 2001 para transformarla en tetralogía) es auténticamente magistral y marcó un antes y un después con su psicodelia, sus guitarrazos cercanos al éxtasis, sus originales composiciones y la voz de James aullando sobre los acordes de su guitarra pero desde que se filtrase "Big Decisions" ya comenzó a sentirse cierta sensación de pesimismo ante "The Waterfall". ¿Qué le vamos a hacer? Nunca nada estará a la altura de los discos antiguos de My Morning Jacket, nada cubrirá las expectativas de los más exigentes o esnobs que parecen pedir una obra maestra con cada lanzamiento, además de un sonido innovador y revolucionario, como si no fuese suficiente componer buenas canciones que tuviesen que demostrar con cada nuevo álbum su valía. Si lo pensamos bien, esto es algo tan antiguo como la industria de la música; el público es habitualmente cruel y no entiende que los artistas crezcan y evolucionen, que pueden haber alcanzado el clímax de sus carreras hace algunos discos y lo que nos espere, simple y llanamente, sea buena música que nunca más nos noqueará como la primera vez que escuchamos algo de ese artista.
Recuerdo que cuando se publicó "Z" en el 2005, el disco recibió críticas absolutamente exageradas y otras muy tibias, parecía que no había término medio; o lo amabas o, por el contrario, eras más auténtico que el propio Jim James y lo bueno ya había pasado con "It Still Moves" dos años antes. Estuve en aquella gira y las crónicas eran tan dispares y extremas como las del disco; había plumillas que literalmente volaban con su música como otros que se quejaban de que aquello era un soberbio coñazo a medio cocer por "un grupo de country alternativo que se había empeñado en hacer shoegaze con tintes psicodélicos", cita absurda pero verídica. Pero pasó el tiempo, bendito tiempo, y aquellos que se mostraron templados con "Z" enarbolaron la bandera de que aquel y el siguiente ("Evil Urges") eran obras maestras y conformaban esa extraña trilogía que antes mencionaba. Por supuesto, cuando se publicó, tres años después, "Circuital" no faltó esa otra escena que describía al principio de este artículo; aquellos que a las pocas horas veían claramente un bajón creativo frente a esos otros que, minutos después de la primera escucha, aseguraban sentir escalofríos ante la nueva genialidad de My Morning Jacket. La verdad es que no sé a cuál de las dos facciones prefiero, ambas me parecen lamentables, supongo que es por ellas que Jim James comenzó a practicar meditación.
¿Y qué nos espera en "The Waterfall"? Un gran disco pero no una obra maestra, estupendas canciones interpretadas por un grupo notable y algunas, muchas de ellas, crecen dentro y emocionan, sacuden y agitan el interior de uno. ¿Qué más se puede pedir a estas alturas? Levemente superior a "Circuital", aunque en la línea, y quizá más redondo que "Evil Urges". Así, el grupo se largó a los estudios Panoramic House en Stinson Beach del cual dice que se enamoraron y no deja de ser esclarecedor que Hallahan mencione la palabra presión en varias entrevistas promocionales, aunque sea de pasada y para acabar hablando de libertad. Según el batería, para la grabación del disco tenían tanta libertad que pudieron liberarse de toda la presión (¿presión, quién dijo presión?) y se sintieron tan inspirados que Blackenship, Broemel, Koester, James y Hallahan se encerraron y en pocos días se dieron cuenta de que tenían material de calidad suficiente como para completar un disco doble. Para James, Stinson Beach es algo místico y lleno de psicodelia, un sentimiento que se puede captar en su disco y más en concreto en "Like A River". Repitiendo de nuevo con Tucker Martine tras "Circuital", el grupo pasó también por los La La Land en Louisville y Flora de Martine en Portland para volver, de nuevo y sin remedio, a los Panoramic House de Stinson Beach y desechar por completo la idea de un disco doble, decidiendo sacar a la luz "The Waterfall" este año y otro más el año que viene, no sin antes embarcarse en una gira. Para James, este disco y el siguiente son como un puzzle que, supongo, interpretaran entrelazado en directo.
Si los antiguos My Morning Jacket ya nunca más van a volver y las canciones de "The Waterfall" parecen sobras de los anteriores; os puedo asegurar que me encantan los nuevos My Morning Jacket y disfruto como un gorrino en un maizal con las sobras de la noche anterior porque el comienzo con "Believe (Nobody Knows)" no es solamente esperanzador sino un chute de optimismo. De acuerdo, no hay nada novedoso en ella (ni en el resto de canciones que componen el disco) pero "Believe" consigue hacerte saltar y es lo más parecido al sonido del deshielo con los primeros rayos de sol de la primavera. Jim James sube su tono en el estribillo como él sólo sabe para conseguir tocarnos la fibra y, aunque no haya guitarrazos, nos emociona igualmente, el trabajo de Koster es excepcional y su piano es el culpable de tanta frescura. "Compound Fracture" suena, cien por cien, a ellos mismos sin caer en el patetismo del autoplagio; es soul y rock, es una puta maravilla en su puente y cómo se remata en el estribillo, pura alma...
La esencia de Stinson Beach se debería sentir en "Like A River", según James; una guitarra acústica, voces dobladas y fantasmagóricos ecos que, junto con arreglos de cuerda, se transforman en un estribillo levemente psicodélico en el que superponen capaz, capas y más capas. "In Its Infancy (The Waterfall)" comienza nerviosa, de manera compulsiva, para ser rota por las teclas de Koster. Es una canción que comienza de manera gigante, pareciendo un monstruo y, poco a poco, se va diluyendo hasta que vuelve la urgencia y se transforma en un medio tiempo en el que se incorporan el saxo de Carl y la sacudidas nerviosas al brazo de tremolo del puente de la Duesenberg de James y acaba como un mantra. El final de la cara A no podría ser de otra forma que con una delicada "Get The Point" que marca la diferencia y con la mano de Broemel en el pedal steel nos lleva a una de las composiciones más sencillas y amables de todo el disco, servirá de contrapunto a "Spring (Among the Living)" y de nuevo el grupo sonando como ellos mismos antes de desperezarse en el estribillo entre machaconas y ululantes guitarras con un final absolutamente orgásmico con el falsete de James cerrando con un aullido.
"Thin Line" suena bien y las guitarras parecen doblarse sobre sus propios arpegios pero, aunque suba la intensidad gracias a las voces, después de "Spring (Among the Living)" su efecto se disipa. El gran momento es cuando James se desboca como Neil Young y estrangula las seis cuerdas pero es un espejismo, sólo eso. "Big Decisions" es un buen single, puede parecer todo lo comercial y fácil que uno quiera pero no es más que "rock de arena"*, un canción infinitamente más accesible que el resto, no es la mejor composición del grupo pero cumple su función y el estribillo es pegadizo aunque el final sea simple de tan jodidamente obvio que es.
"Only Memories Remain" son siete minutos de textura, de ambiente, de soul-pop de influjo exótico y pinceladas setenteras, de nuevo es Carl Broemel el que la hace crecer gracias a su pedal steel y las guitarras soleando por Nels Cline la convierten en un tema hipnótico que alarga incomprensiblemente su final en busca de un clímax que, por desgracia, no termina de alcanzar. "Tropics" cerrará el disco con más fuerza y unas guitarras que, esta vez sí, nos hacen alcanzar el éxtasis justo antes del último estallido eléctrico. Como decía Hallahan, "el disco estará cuando tenga que estar" y, aunque parezca una perogrullada, no se me ocurre mejor muestra del buen estado de salud del grupo, estoy convencido de que My Morning Jacket todavía nos regalarán grandes canciones, que el resto llore todo lo que quiera y vuelva a escuchar sus antiguos discos, no les echaremos de menos en nuestras filas.
© 2015 Hal Incandenza
* "rock de arena"; Estilo o género perpetrado por artistas cuya ambición es tocar en recintos denominados "arenas", el término hace alusión a la "accesibilidad" y "estándares" de la melodía de sus canciones, digerible por todo tipo de públicos. En cuanto a la construcción, es una expresión muy norteamericana acuñada a un estadio cubierto, también llamado arena, con un área techada, casi siempre de forma circular u ovalada, diseñada para eventos deportivos así como presentaciones musicales. Se compone de un gran espacio abierto en el centro, rodeado por graderías y asientos para los espectadores. La característica clave es que el lugar donde se realiza el evento, se ubica en el punto más bajo (como la arena de los antiguos circos romanos), permitiendo una gran visibilidad. Suelen tener un capacidad de entre 6.000 y 20.000 espectadores siendo la antesala de los grandes estadios al aire libre.