La música de José Gonzalez es la típica que bailarías con una chica, a altas horas de la madrugada, en la cocina de su casa. Creo que con esta descripción tan críptica, pero evidente por lo que implica la situación en sí misma y lo que ha ocurrido u ocurrirá, se puede llegar a entender la calma pero sobre todo el intimismo que derrocha la música del sueco. Ocho años ha tardado desde "In Our Nature" (2007) pero seamos justos; González no estaba muerto, estaba tocando palmas. Bien echando una mano en el proyecto Goteborg String Theory, con su grupo Junip (y dos discos excepcionales; "Fields" y el homónimo "Junip" del 2010 y 2013, respectivamente) y trepar en las listas de singles con la emocionante "Stay Alive" de la banda sonora del remake de Ben Stiller, "La vida secreta de Walter Mitty" (2013) que, sin duda, le ha acercado a un público que desconocía a González. Está bien, nos alegramos por él.
Es verdad que José González no inventa la rueda y, mucho me temo, que con "Vestiges & Claws" tampoco da un paso de gigante como si pareció hacer con el tema principal de la citada banda sonora. Me explico, la canción resultaba, tenía pegada, era grandilocuente, sensible e intensa y, además, se pegaba como un chicle pero no quiere decir que esté entre lo mejor del músico. Lo que sí es verdad es que con ella todos creímos que González había llegado a un lugar y que con "Vestiges & Claws" se confirmaría el punto de inflexión pero nada más lejos de la realidad. Pero, ¿por qué no decirlo? Por un lado nos alegramos que siga con lo suyo, que siga su camino sin grandes estridencias y este disco sea una más que digna continuación de "In Our Nature", que no parezca que haya pasado el tiempo y se confirme que González es tozudo como una mula y su estilo, su personalidad, es ésta aunque a veces nos muestre otras caras. "With The Ink Of A Ghost" es una brillante apertura y con su calma, sus dejes colombinos en la guitarra e incluso toques latinoamericanos, no pierde esencia. Resulta curioso escuchar el disco y sentir que, a pesar de verse acompañado por más músicos, la quietud que transmite es propia de la sensación de un disco básico de guitarra y voz. Los arreglos son tan suaves y están tan bien encajados que uno no echa de menos nada y, lo mejor; uno tampoco echa de más ningún instrumento o músico. "Let It Carry You" es marcada por unas claves, a veces las voces dobladas y esa soledad que se respira nos llevará a Elliott Smith, es cierto, pero donde el estadounidense se regodeaba, José, a pesar de la introspección, parece celebrar.
"Stories We Build, Stories We Tell" suena libre mientras José repite "Wondering what's on your mind. Wondering what's driving you" y, por primera vez en todo el disco, la guitar acústica satura levemente el canal. Este tipo de detalles me encantan; es como la nota estridente de pulgar en la introducción de versión del "Hallelujah" de Jeff Buckley, porque dotan de nervio, de expresividad a la interpretación y te hacen sentir que el artista no sólo está grabando la canción en un estudio sino que la está sintiendo y, por mucho que la esté registrando, los pequeños subidones de euforia inherentes a estar disfrutando y viviendo lo que uno canta son una pura delicatessen.
En "The Forest" los arreglos de viento sí que suben en la mezcla pero no la opacan. Otro motivo por el cuál me gusta este disco es por lo vivo que se siente, todos los instrumentos parecen respirar en la misma habitación. Unas palmas suaves y lo que parece una coral, "Leaf Off / The Cave", es curioso cómo González es capaz de aunar varios estilos folkies y hacerte sentir que canta un madrigal, una canción de hoguera o a la naturaleza de Nick Drake (pero sin la culpa existencial de éste), la canción sirvió como adelanto y aunque no sea toda una novedad en su repertorio, entra de manera cálida, además la repetición del mantra "Let the life lead you out", hasta ocho veces seguidas, hace que parezca un salmo y se meta en tu cabeza para sorprendente, en cualquier momento, repitiéndolo una y otra vez; "Let the life lead you out, let the life lead you out, let the life lead you out, let the life lead you out". Quizá, la auténtica joya sea "Every Age" que podría haber cantado perfectamente "a capella" o apoyándose en la escueta percusión a modo del "Pressing On" más góspel. Una auténtica maravilla de canción. De "What Will" podríamos destacar claramente dos partes, en la primera; González no se sale ni un ápice de su camino, mientras que en la segunda sube levemente la intensidad y nos hace recobrar levemente el pulso. La instrumental "Vissel" ahonda en el sentimiento del disco y la carrera de González en general, una "outro" perfecta con una única guitarra y en "Afterglow" sentiremos estar teniendo un flashback de todo este "Vestiges & Claws" al ritmo de un "shaker". Por suerte y para no sentir que el impacto se diluye, se saca de la chistera "Open Book" que cierra el disco de manera sobresaliente con su voz en primer plano, sin ningún tipo de efecto, como si la cantase a tu oído. Espectacular.
Es complicado evaluar un disco así porque uno agradece que el artista continúe por una senda reconocible para su público y además contiene algunas de las mejores composiciones de su cancionero; emotivas, sentidas, íntimas y con la capacidad de desarmar a cualquier corazón pero, a pesar del esfuerzo y sacar nota, el músico no sólo debería progresar adecuadamente sino comenzar a mostrar síntomas de avanzar de manera evidente a algún lugar. Por otro lado, no sé qué coño le estamos pidiendo a González; o te gusta o no y a mí me encanta.
© 2015 Jack Ermeister