Disfruto muchísimo cuando alguien me dice que tengo manía a Dave Grohl porque no es así pero entonces sé que mis palabras deben haber tocado en algún punto su fibra de "fan sin criterio alguno" para que me eche en cara semejante tontería tras veinte años siguiendo al grupo. Seguramente yo haya amado más su música que todos esos que ahora ven en él a una estrella del rock sin parangón pero esto no es una competición, nada de eso. Seguramente le deba mucho más a Grohl de lo que yo mismo me creo; cuando yo temblaba en el año 93 con sus baquetazos sobre los parches de Nirvana, todos aquellos que ahora tienen orgasmos con canciones de segunda como "Best of You" o "The Pretender" estaban precisamente en el útero materno o, permítanme la grosería; en el huevo derecho de sus padres. Y es por eso que he amado la música de Grohl que sé que puede dar mucho más de sí, no puedo decir que todo lo que firma merece la pena y que la frescura con la que nos sorprendió en 1995 con su homónimo debut o su mejor disco hasta la fecha en 1997, "The Colour And The Shape", no volverán. Ver a Grohl y los suyos a mediados de los noventa tocando en el show de Letterman era una irreverencia, ahora siento hastío y nostalgia y no soy una persona que viva en el pasado y que crea que no han hecho nada mínimamente aceptable en los últimos quince años... Quizá el mayor problema de Foo Fighters sea la carrera desbocada y sin sentido en la que se ha embarcado Grohl como salvador interestelar, cósmico y todopoderoso de la llama del rock, quizá me cansa verle convertido en una parodia de sí mismo generando todos y cada uno de los días titulares absurdos, apareciendo hasta en la sopa como el peor Bono, pidiéndole a gritos a Emily Eavis aparecer en esta edición del festival de Glastonbury, tomando por asalto la televisión con su serie para la HBO y repitiendo una y otra vez la misma fórmula de cancioncillas pop, sin sustancia, adornadas con guitarras inofensivas y una actitud la mar de auténtica con su perilla y pelo largo, haciendo que se desgañita y todo desde el "buenrollismo" desenfadado con el que nos pretende vender a un grupo de músicos nada virtuosos, eternos segundones (excepto Smear) entre los que ha habido grandes pérdidas , en ese camino hacia la gloria, como la horrorosa despedida y cruel de William Goldsmith o la, no menos rastrera, de su amigo de los tiempos de Scream, Franz Stahl. A todo esto hay que sumar la reciente vuelta o "segunda incorporación" de Pat Smear, el afianzamiento de Taylor Hawkins como batería del grupo, un simple músico de sesión que ha pasado por el aro y toca como un clon del propio Grohl (¿nadie se ha dado cuenta que el set de batería y el diámetro de los timbales e incluso la colocación es la misma que lucía Goldsmith en la primera encarnación del grupo e incluso el propio Dave en Nirvana, de verdad alguien puede creerse que es una casualidad o que Grohl sólo puede llevarse bien con músicos que acepten su dictadura musical dentro de un grupo que no es una banda como tal sino la eterna propuesta del que fuese batería de Nirvana?), el introvertido Mendel o el mediocre , como guitarrista, Chris Shiflett y un proyecto absolutamente megalómano como "Sonic Highways" que fracasa por la sencilla razón de que en él no hay canciones que merezcan la pena y sustenten la idea. La serie de HBO seguramente será interesante y disfrutaremos de las entrevistas a algunos músicos como Rickie Nielsen o Buddy Guy pero en lo importante, en lo que Dave Grohl debería haber puesto toda la carne en el asador son las canciones, grandes canciones y "Sonic Highways" carece de ellas. Grohl dijo que iba a tomarse un descanso y aparcar a Foo Fighters durante un tiempo pero no ha sido así y quizá, tras "Wasting Light" (2011) debería haber echado el freno y pensar muy bien su próximo movimiento.
Las carreteras sónicas son aquellas que atraviesan Norteamérica de cabo a rabo, el supuesto ADN musical del nuevo continente, vendida la idea a HBO tras el éxito de "Sound City", Grohl recorre ocho ciudades; Chicago, Washington, Nashville, Austin, Los Angeles, Nueva Orleans, Seattle y Nueva York y, además de ahondar en la escena local y entrevistar a músicos relevantes (populares y no tan populares), dedicará un episodio a la grabación de una de las canciones del álbum de Foo Fighters. Que nadie me diga que no es una jugada digna del mejor trilero; hasta la canción más mediocre de "Sonic Highways" será destripada en un episodio de una hora en la que se nos narrará la grabación, la participación del músico invitado (desde Rick Nielsen, Zac Brown -recordemos que Grohl produjo su EP-, Joe Walsh o el mismísimo Tony Visconti) y después de ocho horas de metraje algunos, plenamente lobotomizados como Alex DeLarge en "La Naranja Mecánica", le verán la gracia a canciones como "Outside" o "Congregation". Estamos hablando de un "making of" de un disco mediocre y malo a modo de documental como excusa. Creo que ninguno de los grandes discos de la música popular ("Dark Side Of The Moon", "London Calling" o el "Exile on Main St." por citar algún ejemplo) cuenta con un documental tan extenso sobre la grabación del mismo.
¿Nadie pudo decirle a Grohl que el riff principal de "Something For Nothing" es el de "Holy Diver" de Dio? Ahora dirá que es un homenaje pero lo cierto es que las magníficas guitarras del tema e incluso el logrado slide de Chris se ven empañado por la referencia. "Something For Nothing" es un buen tema, empieza con fuerza, el comienzo es notable; Grohl juega en casa; su voz no es disonante como la de Cobain sino armoniosa y melódica, ideal para canciones como "The Pretender" o la que nos ocupa, poco a poco sube la intensidad y el puente es realmente brillante, Chris lo hace bien y la canción en general tiene calidad, incluso la letra tiene grandes momentos plagados de referencias; "Oh sweet ignition be my fuse, you have no choice you have to choose" aunque no nos creamos ni la mitad en versos como "Bid farewell to yesterday. Say goodbye I'm on my way" cuando echamos la vista atrás y recordamos las tentativas de resucitar a Nirvana para una gira con Novoselic y Pat Smear. Hasta la base funky sobre la que se asienta la mayoría del tema es verdaderamente buena pero ese riff, ese crímen perpetrado a Vivian Campbell hace que la canción no se disfrute como es debido a pesar de la presencia de Nielsen en ese final abrasador, "Something For Nothing" es Chicago y sigo sin entender la presencia de un tipo tan íntegro como Steve Albini aquí. Muchos me tildarán de negativo pero, a partir de aquí, el disco de Foo Fighters se deshace entre la manos; sí, desde la primera canción…
"The Feast and the Famine" es Washington pero no hay ni rastro de ninguno de los grandísimos músicos citados en el episodio y ni siquiera la presencia de los Bad Brains soporta el peso de un tema tan malo. Bad Brains era punk pero también metal e incluso dub, "The Feast and the Famine" es tan sólo una canción repetitiva que ni siquiera al final, en ese fingido "in crescendo", aguanta el envite de un crítico con dos dedos de frente o un fan con sentido crítico. ¿Dónde se ha metido Chris, de verdad hay más de una guitarra? "Congregation" (Nashville) con Zac Brown es pura Onda Media en el peor de los sentidos, no es que sea inofensiva es que no tiene alma, está muerta. Pero si mala nos parece "Congregation" lo perpetrado en "What Did I Do?/God as My Witness" es de juzgado de guardia, irse hasta Austin y mancillar los Austin City Limits Studio con una nadería como ésta entra en conflicto con el supuesto interés en difundir la cultura de tu país, puro relleno que, sin embargo, no produce la primera nausea de empacho hasta la segunda parte, totalmente autocomplaciente y pensada para el rock de estadio de color más pastel, que es "God as My Witness". ¿En serio esto viene de un tipo que tocaba "Scenteless Apprentice"? ¿Qué hace Gary Clark, Jr. aquí? Por cierto, el final es un horror con ese "fade out" o desvanecimiento.
"Outside" (Los Angeles) nos hace recuperar cierta esperanza hasta que aparecen las guitarras en limpio y volvemos a la instracendencia, por lo menos se nota cierta energía positiva y la canción levanta levemente el vuelo, en ella participa nuestro queridísimo Joe Walsh. "In The Clear" (Nueva Orleans) podría haberse salvado de la quema si hubiesen dejado más protagonismo (sí, más aún) a la Preservation Hall Jazz Band. No seamos ingenuos, Dave Grohl seguro que les fichó tras ver su actuación con Arcade Fire en el Coachella del 2014, ¿qué casualidad, verdad? "Subterranean o cómo la música salvó la vida de Grohl tras la muerte de Cobain" podría subtitularse como "el muerto al hoyo y el vivo al bollo", ¿de verdad es necesario seguir ahondando en este asunto y, peor aún, hacerlo desde la perspectiva de aquel que se ha salvado tras la muerte de su mejor amigo gracias a la música? No nos equivoquemos, el mejor amigo de Cobain era Novoselic, no Grohl (al que pretendían echar tras la gira de "In Utero" del grupo), "Subterranean" es aburrida y forzada, es "Seattle" y la presencia de Ben Gibbard es únicamente en los títulos porque en la mezcla su contribución está eclipsada por Grohl.
"I Am a River" (Nueva York) cuenta con la baza ganadora de tener a Visconti (¿cuando hace veinte años Grohl decía en una entrevista que no quería ser un dinosaurio pensaba que tendría al productor de Bowie en una canción de su grupo? Seguro que no), lo malo de "I Am a River" es la canción, una auténtica estupidez, ¿tengo que sentir algún tipo de sensación con algo así de malo, estoy obligado por mucho que participe Visconti en ella? Foo Fighters suenan en "I Am a River" como Coldplay con guitarras, le duela a quien le duela. En resumidas cuentas, tenemos un disco ("Sonic Highways") soportado con un documental de ocho horas que hace de "making of" para la televisión, del que sólo salvamos "Something For Nothing" hasta el minuto 1:29 en el que entra el riff de "Holy Diver" y una canción como "In The Clear" gracias a la Preservation Hall Jazz Band, el resto es fácilmente olvidable a pesar de que alguno moje su ropa interior cantando "God As My Witness" en un festival. En una entrevista promocional, Taylor Hawkins decía que el último disco de U2 sonaba como una flatulencia sin sentido pero lo que al batería de Foo Fighters se le olvida es que todos tenemos culo y el suyo no suena ni una tercera parte que el de los irlandeses...
© 2014 Jack Ermeister