Me resulta muy difícil entender, y más aún explicar, lo que ha podido pasar en el nuevo álbum de Exodus. Un servidor tenía en mente que “Blood In, Blood Out” iba a ser uno de los discos importantes de este 2014, además de jurar y perjurar por doquier que se convertiría en el corto plazo en una referencia dentro del thrash metal. Pues visto lo visto no puede decir otra cosa que esta vez me he lucido a lo grande y reconocer que como vidente no tengo un gran futuro… Bien es cierto (y no lo utilizo en mi defensa) que los avales preliminares eran más que propicios para categorizar y defender a ultranza mis previsiones y afirmaciones. A saber, Gary Holt estaba (y está) atravesando por uno de los momentos más dulces de su carrera, pasando en los últimos tres o cuatro de años de ser un guitarrista prácticamente desconocido para las grandes masas a convertirse en uno de los más virtuosos y respetados dentro del thrash metal mundial. Obviamente recaer en Slayer tras la “enfermedad” de Jeff Hanneman y su posterior fallecimiento le ha dado el empujón que necesitaba, y por qué no decirlo, que se merecía tras años y años de lucha por hacerse un hueco entre los más grandes…
Para darle si cabe más fuerza a mi afirmación y a mi cruzada defensa de “Blood In, Blood Out”, me respaldaba el hecho de que Steve Souza regresaba a la banda por segunda vez tras su acertado paso por la misma en “Tempo Of The Damned” (2004). Seamos honestos; con la ficha de Souza encima de la mesa era muy difícil abstraerse y no predecir o augurar un buen resultado. “Tempo Of The Damned” (2004) es uno de los mejores trabajos de Exodus y uno de los más contundentes. Tras años de debacle continuada se convirtió en el disco que Exodus necesitaba para quitarse los miedos de encima y volver por la puerta grande y no por la trasera. En su momento se convirtió en una vuelta por todo lo grande, con un Gary Holt fantástico, rodeado por un Tom Hunting grandioso (siempre lo ha sido; para mí el mejor de Exodus junto con Holt) y de un Rick Hunolt que atravesaba por un estado de forma envidiable (nunca nos olvidaremos de la doble “H” que formaron la asociación Holt-Hunolt en el pasado). Si a lo anterior le añadíamos el impresionante sonido que consiguieron con el álbum gracias al enorme y acertado trabajo de Andy Sneap (Magadeth, Kreator, Carcass…), pues teníamos todo un cinco estrellas ante el cual era difícil no doblegarse y mantener la boca cerrada. Steve Souza siempre me pareció más profesional que Rob Dukes, un tipo este último que desde mi punto de vista no encajaba para nada en la filosofía del thrash y menos aún en la clásica mentalidad de Exodus; no olvidemos que Exodus tienen sus raíces en el clásico old school de la Bay Area... Por el contrario siempre sentí gran admiración por el cantante de Hatriot. Steve tiene un impacto visual y vocal mucho más acorde con la línea del grupo, además de contar con un timbre de voz con el que resulta muy difícil distanciarse de mi querido Paul Baloff, quien fuera uno de los mejores cantantes de thrash metal de este jodido mundo.
Para darle si cabe más fuerza a mi afirmación y a mi cruzada defensa de “Blood In, Blood Out”, me respaldaba el hecho de que Steve Souza regresaba a la banda por segunda vez tras su acertado paso por la misma en “Tempo Of The Damned” (2004). Seamos honestos; con la ficha de Souza encima de la mesa era muy difícil abstraerse y no predecir o augurar un buen resultado. “Tempo Of The Damned” (2004) es uno de los mejores trabajos de Exodus y uno de los más contundentes. Tras años de debacle continuada se convirtió en el disco que Exodus necesitaba para quitarse los miedos de encima y volver por la puerta grande y no por la trasera. En su momento se convirtió en una vuelta por todo lo grande, con un Gary Holt fantástico, rodeado por un Tom Hunting grandioso (siempre lo ha sido; para mí el mejor de Exodus junto con Holt) y de un Rick Hunolt que atravesaba por un estado de forma envidiable (nunca nos olvidaremos de la doble “H” que formaron la asociación Holt-Hunolt en el pasado). Si a lo anterior le añadíamos el impresionante sonido que consiguieron con el álbum gracias al enorme y acertado trabajo de Andy Sneap (Magadeth, Kreator, Carcass…), pues teníamos todo un cinco estrellas ante el cual era difícil no doblegarse y mantener la boca cerrada. Steve Souza siempre me pareció más profesional que Rob Dukes, un tipo este último que desde mi punto de vista no encajaba para nada en la filosofía del thrash y menos aún en la clásica mentalidad de Exodus; no olvidemos que Exodus tienen sus raíces en el clásico old school de la Bay Area... Por el contrario siempre sentí gran admiración por el cantante de Hatriot. Steve tiene un impacto visual y vocal mucho más acorde con la línea del grupo, además de contar con un timbre de voz con el que resulta muy difícil distanciarse de mi querido Paul Baloff, quien fuera uno de los mejores cantantes de thrash metal de este jodido mundo.
Con todo ello no puede decir otra cosa que me columpié, mis pensamientos y previsiones se “fueron de madre y de padre”. Por desgracia “Blood In, Blood Out” no ha estado a la altura compositiva de “Tempo Of The Damned” (2004); nada de temas de primer calado tales como “Blacklist” o “War Is My Shepherd”, pero es que si me apuráis debería decir que ni tan siquiera puede competir con ninguno de los dos “Exhibit”, dos grandes trabajos que contribuyeron a elevar sustancialmente la repercusión en el planeta "metal" del mítico grupo californiano. El primer titular que deberíamos mencionar es que “Blood In, Blood Out” adolece de temas que te enganchan de primeras. Le faltan muchas cosas, aunque posiblemente una de sus mayores carencias sea la carencia de riffs más persuasivos y sobre todo llamativos. Con ello tampoco quiere decir que sea el peor disco del año, ya que creo sinceramente que los hay mucho peores, incluso de bandas bastante más conocidas por todos nosotros, pero obviamente tampoco va a pasar como uno de los mejores. Si soy honesto (y me cuesta mucho serlo con Exodus) debería decir que "Blood In, Blood Out" podría haber sido más completo y sensiblemente mejorado si tenemos en cuenta el pasado más reciente de la banda que lo firma.
Temas como "Black 13" o "Body Harvest" suena a revolución llevada en volandas por la siempre poderosa voz de un Steve (hay cosas que nunca cambian), que demuestra ser uno de los grandes dentro del thrash metal. No tiene ningún sentido poner entredicho sus cualidades vocales dentro del género, ya que lo ha demostrado sobradamente en el pasado, tanto en su anterior etapa con la banda de Gary Holt como en sus discos con Hatriot. Con el tema homónimo del álbum, "Blood In, Blood Out" los de la Bay Area quieren dar un puñetazo sobre la mesa desplegando una serie de riffs matadores a cargo del combo Holt/Altus. Riffs poderosos y brutales pero que no te llegan a aniquilar del todo; tienen melodía y potencia, no lo vamos a negar, pero quienes son conocedores del catálogo de Exodus saben que les falta cierto grado de encanto y de magia.
No creo que nadie se lleve las manos a la cabeza del susto que le produzca escuchar "Collateral Damage" o "My Last Nerve", aunque tampoco creo que sean muchos los que se dejen llevar por una sensación o necesidad imperiosa de realizar series continuadas de headbanging. En "Numb" Hunting lo da todo aporreando la batería como alma que lleva el diablo mientras que el sosaina Jack Gibson (podemos aseverar que en directo se mueve menos que los ojos de Espinete) se dedica a cumplir con unas líneas suaves y apelotonadas que nada tienen que ver con la que para mí es la mejor canción de "Blood In Blood Out", "Salt The Wound", un corte que cuenta con la colaboración de Kirk Hammet en el solo de la misma. Mira que no soy muy amigo del guitarrista de Metallica, máxime teniendo al lado a Gary Holt; pero es que el tema les ha quedado redondo y cojonudo. Posiblemente la parte con menos peso y con menos encanto sea justamente la del punteo de Hammet, ya que el resto del tema suena a gloria bendita.
Que nadie espere grandes hazañas en "Btk", un corte que cuenta con la colaboración de su paisano Chuck Billy (Testament) que ha llevado a darle al tema un componente muy personal, incluso a nivel instrumental. Y eso lo hace hasta tal punto que en el mismo puedes ver pasajes más propios de discos como "The Gathering" o "Practice What Your Preach"..."Wrapped In The Arms Of Rage" me gusta mucho más, pareciéndome uno de los activos con mayor peso en el balance general del álbum. Un tema con el que no resulta muy difícil desmelenarse y disfrutar del old school más puro y auténtico de pantalones de pitillo y cinturones de bala, arrastrándonos irremediablemente a las raíces más ochenteras del género, aunque obviamente moldeadas y alineadas por los sonidos y producciones actuales.
Por su parte "Honor Killings" tiene pegada, es un tema muy madurado donde Gary Holt no se complica la vida tirando de riffs cortos y potentes que sacarán la sonrisa de los más afines con la banda, pero que dejarán un tanto fríos a los más objetivos y exigentes. El disco finaliza con la extensa "Food For The Worms", una pieza con la que la banda demuestra tener la pólvora mojada. Ves indicios y aprecias que intenten quitarse la careta, aunque sea con el último tema, pero es que por desgracia no lo logran. No podemos negar lo que por otra parte es evidente, queramos o no con "Food For The Worms" vuelven a aparecer las temidas sombras y los terribles nubarrones del pasado.
Como resumen podríamos decir que "Blood In, Blood Out" es un disco aceptable si nos quitamos de la cabeza que estamos escuchando a Exodus, pero que se queda un tanto cojo si analizamos el historial y el currículum de las personas que aparecen en su libreto del mismo...
© 2014 Lord Of Metal