Es inevitable sentir que cuando "Low Season" se despereza y de la garganta de Mould salen versos como “Chances that I’ve wasted in my unforgiving days, You were always there, to hear my spirit drown" canta por la pérdida de su padre. Una canción plomiza, densa pero llena de sentimiento, nada que se atragante o sea haga pesado, llena de emoción que se traduce en la lentitud de su tempo, goteante como el pesar de Mould. "Little Glass Pill" ahonda en otra amargura, la de perder a alguien que amas, la de perder y sobreponerte o hundirte pero la canción es una demostración palpable de que Mould es capaz de componer canciones que beben del hardcore norteamericano y su rapidez, tres notas y a escupir tu amargura: "You lie, you lie, you lie, you lie. Deny, deny, deny, you live in denial. And why, and why, and why, and why. Am I, am I, am I losing this trial?"
Y con gancho continúa Bob Mould en "I Don't Know You Anymore" y ese himno al desengaño, poppie, fácil de recordar, pegadiza y optimista porque, aunque nuestro protagonista cante por todas aquellas personas que uno cree conocer y terminan resultando de otra forma, es un single en potencia, radiante y espectacular. "Kid With Crooked Face" vuelve a llevar a Mould a sus raíces; punk con nervio, hardcore, rock n' roll pasado de revoluciones y la demostración palpable de que el grupo de Grohl le debe casi todo en su fórmula a Hüsker Dü, igual de evidente que es en "Nemeses Are Laughing" que podría formar parte de cualquier disco de Foo Fighters, el comienzo jazzy con Mould cantando "Do, doo, do, doo, do, do, do, do, do, doo" es para quitarse el sombrero porque pronto evoluciona a un medio tiempo ensoñador con una batería robusta como una apisonadora. La primera cara del disco concluye con "The War" en la que Mould parece arengarnos a escuchar su voz pero lo que más me gusta de esta contenida canción de espíritu punk es la forma en la que canta; saliéndose por completo de la etiqueta de punky hardcoreta cincuentón para demostrar que es un cantautor al servicio del ritmo y melodía, una maravilla.
"Forgiveness" inaugura la segunda cara del vinilo con estilo a raudales, guitarras en limpio y un piano que hacen que suene cristalina y diferente, contrapunto de lo que hemos escuchado hasta ahora, muy, muy emotiva. Pero el punk no ha acabado y en "Hey Mr. Grey", con sus dos minutos de vibrantes quintas, Mould reclama lo que es suyo y, a pesar de sus canas, grita a todos esos jovencitos; "They're so young, they're so dumb. They don't understand. Kids don't follow, kids don't lead. Kids go hand in hand" porque, a pesar de los años, el que tuvo retuvo y Mould estuvo antes que todos esos niños de guitarras llenas de pegatinas y a la altura de las rodillas, además de servir de homenaje velado al " "Kids Don't Follow" de The Replacements.
"Fire in the City" es una perfecta metáfora de los problemas, de los cotidianos; los del día a día, los pequeños y grandes, los personales o los que nos afectan a todos. Exuda rock pero con alma punk. "Tomorrow Morning" es la canción por la que muchos suspirarían por componer, de ritmo abierto y pegadiza, sencilla y lineal pero no carente de emoción y cierto optimismo cuando Mould canta que mañana todo será mejor porque el disco, en general, es un tratado de cómo sobreponerse a los contratiempos, los envites de la vida. La canción más lenta del disco es "Let the Beauty Be", acústica y con un acompañamiento mínimo mientras Bob (nos gusta más llamarle Bob después de todos estos años, mejor que Mould) canta por la sencillez ante la depresión e ironiza con el lado del cuchillo en el que le ha tocado vivir: "You've been living on the edge of a knife, maybe this could be the time of your life". Pero que nadie se olvide de dónde viene nuestro protagonista porque eso de cerrar con una canción acústica no es el sello de identidad de la casa y "Fix It" canta, a ritmo acelerado y cafre, lo importante que es solucionar los problemas y apartarlos de la vida de uno, una canción que no tuvo letra hasta que entró al estudio y la resolvió en un instante abriéndose.
En definitiva, “Beauty & Rain” funciona porque resulta sincero, porque no engaña, porque promete lo que ofrece por parte de un músico que no se aleja un ápice de su propuesta, porque contiene grandes canciones, pegadizas, intensas y resultonas que se pegan, ganan con cada escucha y siguen siendo un chute de energía pero ya no desbocada sino llena de experiencia, la experiencia de un tipo que envejece, que pierde a sus seres queridos, que ahonda en su pena y tristeza pero para expulsarla y no regodearse en ella de manera pusilánime. Da gusto comprobar que tras todos aquellos artistas underground de los ochenta hay auténticos compositores que siguen y seguirán su camino con composiciones de calidad y actitud, mucha actitud.