Me gusta Mascis porque se toma su carrera como cualquier otro profesional su oficio. Sus guitarras son sus herramientas, su camiseta su mono de trabajo, su aspecto poco importa y tiene total libertad para entrar y salir del grupo que le dio la fama, Dinosaur Jr, y hacer carrera en solitario o trabajar bajo el nombre de Witch o Sweet Apple. Así es como entiendo a un músico de verdad; alguien que está en esa constante búsqueda creativa y publica cuando quiere, porque no ha dejado de componer y tocar. En su último concierto en Madrid, presentando “Several Shades Of Why” (2011) alguien del público le gritó a Mascis que era el padre de todos los allí presentes, éste impertérrito (o quizá porque no entendió el fino acento inglés de los madriles) continuó desgranando su colección de canciones mientras cambiaba de guitarra una y otra vez, sentado con tranquilidad desde el escenario de la sala Moby Dick y, aunque tal afirmación podría parecer -y seguramente sea- una locura, sí que creo que Mascis es el Neil Young de toda una generación que crecimos siendo adolescentes en los noventa y entendimos que Dinosaur Jr eran unos Crazy Horse más básicos, crudos y underground (cuando todavía no nos habíamos destetado y no sabíamos siquiera quiénes eran Crazy Horse) pero cuyo líder, armado con Fender Jazzmasters era capaz de aupar su aflautada y quejumbrosa voz (nada de gritar, dejarse la garganta y desgañitarse en explosivos estribillos) sobre acordes brutalmente distorsionados y agudísimos solos rozando los acoples más hirientes pero sin la inherente abstracción del noise sino desde una perspectiva heredera del rock más tradicional, eso sí remozado con el desencanto de finales de los ochenta o primeros de los noventa.
Así, tras los devaneos en solitario y el necesario regreso de Dinosaur Jr con “Beyond” (2007) tras diez años, a muchos les sorprendió “Several Shades Of Why” y su tono intimista, su calma. En directo, sin embargo, a pesar de ello, Mascis sí que adornaba algunas canciones con brochazos eléctricos. Ahora, tras “The Golden Age Of Glitter” (2014), se descuelga con “Tied To A Star”, publicado con los entrañables Sub Pop, producido por él mismo (aunque en las mezclas le ayuda John Agnello) y en compañía de Cat Power, Jenins de Black Heart Procession y los chicos de Young@Heart Chorus, Mark Mulcahy y Ken Maiuri. Pero Mascis no engaña a nadie y ya desde la portada, otra preciosidad de Marq Spusta, lo que encontraremos en “Tied To A Star” es tan sólo la continuación “Several Shades Of Why”, no vayamos a esperar un giro copernicano a estas alturas, como él mismo dice: “no son más que unas pocas canciones, la mayoría acústicas y dulces”. “Me Again” continúa allá donde acabó precisamente “Several Shades Of Why” y sólo la ruptura que supone “Every Morning” con su vitalismo y su Jazzmaster soleando con la pastilla del puente (o quizá su Gibson CF-100 cargada de distorsión) podrá hacernos saber que lo que estamos escuchando es “Tied To A Star”, hasta el final en el que Mascis se encabrita ligeramente y ataca de nuevo con la eléctrica ésta vez más agudo pero comedido y lejos de Dinosaur Jr.
Como el influjo oriental en “Heal The Star” que la aleja de cualquier comparación con “Several Shades Of Why”. En éste álbum, las canciones nos acunan con dulzura, la acústica resuena y sólo en algunos pasajes introducirá algún que otro arreglo eléctrico suave, muy suave y, sin embargo, su voz doblada en todas. Cat Power hace acto de presencia en “Wide Awake” hermanando su timbre al de Massachusetts, una de esas alianzas que sobre el papel chirrían pero cuyo resultado es sobresaliente en el contexto del disco. “Stumble” nos lo devuelve a la influencia más noventera con un acompañamiento y ritmo muy básico pero efectista de acústica sobre una ligera capa de "fuzz" y es que otra de las cosas que me gusta de Mascis es que, a pesar de ser un buen guitarrista y buen compositor con un planteamiento más que original del instrumento basado en “me importa un bledo lo que opinen si suena bien”, no necesita hacer ningún alarde técnico sino que su guitarra está al servicio de la canción.
“And Then” suena aún más delicada que las anteriores, quizá la más emocional de todo el disco, y el pasaje en el que se convierte “Drifter”, pasando del folk al ritmo oriental de nuevo, tan sólos encarrila a una puesta de largo con el maravilloso "in crescendo" que supone “Trailing Off”, “Come Down” y el recuerdo al fallecido Elliott Smith y la simpleza de “Better Plane”, directa al corazón del oyente.
Canciones acústicas, sosegadas y amables pero procedentes de la nostalgia que irradia el acolchado y dulce timbre de Mascis, a medio lugar entre el recuerdo adolescente de los noventa, la ternura de las ilustraciones de Marq Spusta, olor a plastilina Play-Doh y la actitud de analizar los problemas cotidianos desde la perspectiva amable de no complicarse la vida. “Hice un disco similar hace un par de años. Ken Maiuri toca el piano y Paul Jenkins hace un par de cosas en álbum, en el anterior había mucha más gente involucrada, en éste último no tanta, creo que haré la gira de presentación a solas”. Claro que sí, ojalá dentro de dos años se publique otro y después otro y otro más, necesitamos más discos de Mascis, de él nunca hay suficiente.
© 2014 J.Cano