Mercenary no es una banda que se prodigue mucho en dar conciertos y menos aún a hacerlo en escenarios españoles, aunque pienso que a estas alturas de la vida esto es algo que no debería cogernos por sorpresa. No lo podemos negar, porque una picarona sonrisa se nos puso en los labios cuando nos enteramos que la banda de Martin Buus iba a hacer una mini gira por la península de dos conciertos en el mes de Febrero, uno Bilbao y otro en Madrid, para presentarnos su reciente y último trabajo discográfico. Desde el primer momento que vimos el cartel con el anuncio de los dos conciertos sobre la inquietante portada de "Through Our Darkest Days" sabíamos que teníamos que estar allí, que esta vez no podíamos, y sobre todo no queríamos faltar a la cita, máxime cuando la misma tenía lugar en el siempre bendito Sábado. Para más inri, el evento se desarrollaba en la preciosa sala "We Rock", que como la mayoría de madrileños aficionados al rock sabrán está situada en pleno epicentro madrileño. Los que amamos a Ronnie James Dio nos emocionamos con solo ver el enorme póster de del pequeño elfo cubriendo una de las paredes principales de la entrada de la sala, es realmente fascinante ver a este puto gigante del rock mostrarnos su mano con los cuernos en alto (joder, cómo le echamos de menos)…
Los miembros de Blogofenia, al igual que el resto de medios acreditados para cubrir el evento, llegábamos a la sala a una hora bastante temprana, para así poder disfrutar de las tres bandas españolas encargadas de abrir el fuego y calentar un poco al personal antes de la salida de los de Buus y Pedersen. De los grupos invitados destacar sobre todo la actuación de Orion Child, una banda que práctica un death metal melódico muy en la onda de Children Of Bodom, que sonaron francamente bien y demostraron atesorar una gran calidad, desenvolviéndose muy bien en su hora larga de actuación. Como pequeña pega tengo que decir que a nivel personal el set list me pareció un tanto excelso, se me hizo demasiado largo teniendo en cuenta que sólo tiene un disco en el mercado y que al fin y al cabo no dejaban de ser un grupo invitado del artista principal. Bien es cierto que la mayoría de sus temas tenían un metraje extenso, lo que hacía que cada canción se fuera por encima de los seis minutos, pero aún así pienso que se excedieron un poquito y que quizá un set list algo más corto y conciso les hubiera quedado más vistoso. Pero por lo demás nada que objetar, todo correcto, tanto ellos como las otras dos bandas (Cardinal y Omerta) encargadas de prender la mecha de la bomba que unas horas más tarde iba a detonar y aniquilar la sala We Rock.
No serían hasta cerca de las once de la noche cuando vimos por primera vez a Martin Buus probar su preciosa Ibanez roja de siete cuerdas (sí hijos míos, es pecado no decirlo, como toca el cabrón...), a la vez que René hacía lo propio con su bajo (en este caso de cinco cuerdas) y su garganta, calentando una y otra vez para no sufrir en demasía en la parte final del concierto. Si la voz de René ya es imponente de por sí en el estudio, tengo que decir que en directo me dejó realmente impactado el poderío y el chorro que tiene este animal. "A New Dawn", tema que abría su último trabajo de estudio, "Through Our Darkest Days", servía también de apertura de los dos conciertos de esta mini gira. Ya desde un primer momento escuchamos todo perfecto, quizás un poco alto de volumen para tratarse de una sala de unas dimensiones no muy excesivas, pero en cualquier caso aquello sonaba a gloria bendita, a regalo divino. René se muestra como líder indiscutible de la banda, incluso por encima de Buus, un tanto más tímido y menos afable que el carismático cantante sueco. La corpulencia de Pedersen es verdaderamente de meter miedo, y a buen decir no le ayuda mucho a contrarrestarlo la ropa que lucía aquella noche sobre las tablas, con un chaleco de cuero que dejaba al aire libre sus enormes brazos, que le daban un aspecto más agresivo del que realmente tiene. Estamos hablando de uno de esos tipos con los que por nada del mundo te quisieras pegar en un bar a las tantas de la noche.
De seguido y sin pausa nos cae como agua hirviendo "Soul Decision", un tema con una base mucho más heavy y dura que la melódica testada en "A New Dawn", pero que tiene el deje y el encanto del mejor death metal suave y dulzón. Mirabas alrededor y veías a la gente feliz, muy entusiasmada, disfrutando de éste como si fuera el último concierto de sus vidas. La sala no estaba llena, pero tampoco dibujaba un aspecto pobre y desgarbado, tenías el número de asistentes justos para poder disfrutar de un buen concierto con cierta tranquilidad y sin los agobios de los sold out. Se notaba que la gente estaba por la música, estaba por el rock y por el buen rollo; lo que si nos llamó la atención era la edad de los seguidores de Mercenary, ya que poca era la chavalería que se pudo ver la noche del Sábado en la sala madrileña, con una media de edad que estaba más cerca de los treintaicinco que de los veinticinco, lo cual no podemos decir que no nos agradara encontrarnos con gente con años de nacimientos más cercanos a los nuestros. "Welcome The Sickness" nos puso en órbita rápidamente a base de un ritmo endiablado y pulverizador que salía de la batería de Peter, logrando que los otros tres miembros del grupo bailaran headbanging al ritmo que marcaba el maestro de ceremonias. El ritmo no decayó en absoluto con la que es para mí la mejor canción de los daneses…"Through The Eyes Of The Devil" se deja querer, te seduce, te conquista gracias a una de esas melodías que por desgracia sólo tienen las grandes canciones del rock. La canción que abría su anterior "Metamorphosis" no dejó indiferente a nadie, con un Buus despiadado con sus largos bending centrados en tercera y cuarta de su opulenta hacha, que maravilló a los asistentes.
Fue nombrar René las tres palabras que conjugan "Architec Of Lies" y la sala se vino abajo con una sobrecogedora "Embrace The Nothing" que posteriormente vería su continuidad con la fabulosa "Generation Hate", una de las canciones más completas y más coquetas de su último trabajo, con la que Buus y Jakob logran crear una sucesión de riffs despiadados y aniquiladores mientras la sonrisa asomaba tímidamente en los labios de Pedersen. Todo el mundo bailaba, todo el mundo saltaba, allí no había nadie que no estuviera entregado a la causa, hasta el punto que René pidió en más de una ocasión un "wall of death" a pesar de que el número de asistentes no era lo suficientemente copioso para hacerlo con un mínimo de vistosidad. Con "11 Dreams" y sobre todo con "The Endless Fall" sacan el lado más perverso, castigándonos con el perfil más salvaje y bronco de René, donde su voz parece sufrir una transformación como si de Dr. Jekyll y Mr. Hyde se tratara, pasando como quien no quiere la cosa de la bondadosa y bonachona de las partes más melódicas a la más grave y vigorosa de las estrofas más clásicas y antiguas de la banda.
Con el bello tema que bautiza su último trabajo, "Through Our Darkest Days", dejan ver que el concierto entra en la fase de expiración, a la vez que nuestro instinto nos atormentaba por la inminente clausura y consecuente bajada del telón. "Through Our Darkest Days" la disfrutamos muchísimo, sabíamos que aquello era el colofón de una magnífica velada que se vio sellada y rubricada con la siempre fascinante "Firesoul", dejándonos un sabor de boca magnífico y con ansia de volver a ver a Mercenary nuevamente. Esperemos que vuelvan pronto, siempre es un lujo poder disfrutar de gente con esta profesionalidad...
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