Crítica: Monster Magnet "Last Patrol"

Creo no estar de acuerdo con la mayoría de críticas escuchadas o leídas sobre “Last Patrol”, han pasado casi tres meses desde su lanzamiento y todas ellas parecen haber sido escritas por gente a la que la Dave Wyndorf y su música les es tan ajena como cercanos el nuevo de los Arctic Monkeys, Arcade Fire o cualquier lanzamiento nuevo a reseñar. Para ensalzar o defenestrar un disco así hay que escucharlo hasta la saciedad y conocer al grupo más allá de sus discos más conocidos. Hablar de “Powertrip” (1998) como su obra cumbre no deja de sorprenderme porque -gracias a una revista de la época, ahora en claro declive- fui de los pocos afortunados que compró “Dopes To Infinity” en 1995 y sí sentí todo el aliento del “Space Lord” que es Wyndorf en mis oídos. Monster Magnet nunca fueron Hard Rock o Metal, por mucho que las críticas de “Powertrip” así nos los vendiese, los de Jersey lo tenían todo pero en su música, por muy contundente que pudiese llegar a resultar, había Psicodelia a raudales pero nunca Hard, Punk, Stoner, Progresivo ni cualquier estilo remotamente parecido. Sin embargo, Wyndorf y los suyos manejaban todos esos colores de su paleta en su justa medida y crearon una de las obras maestras de los noventa con “Dopes To Infinity” y, eso sí, dieron el salto con “Powertrip” que, aunque desde ya hay que dejar claro que no es su mejor disco, sí fue aquel que les dio a conocer por audiencias que poco o nada tenían que ver con su propuesta, como se puede seguir apreciando. 

¿Qué ocurrió tras él? Muchos relatan los problemas de Wyndorf, la pérdida de las grabaciones de “God Says No” (2001) o el cambio de rumbo en el panorama musical como los desencadenantes del claro descenso de popularidad del grupo cuando no es verdad. “God Says No” (además, el último publicado con A&M) es un buen disco, no a la altura de “Dopes To Infinity” pero sí a la de “Monolithic Baby!” (2004) o “4-Way Diablo” (2007) y “Mastermind” (2010) contiene grandes canciones (¿quién se puede resistir a “Gods and Punks” o “100 Million Miles”?), a pesar de que Snaggletooth (mascota del grupo y protagonista de casi todas sus portadas) no aparezca retratado en una de sus mejores reencarnaciones por culpa de Ryan Clark y esa portada claramente digital. Lo que ocurrió tras “Powertrip” fue que Monster Magnet siguió siendo Monster Magnet (con todos sus defectos y virtudes, no como se los quisieron vender a algunos) y a Dave Wyndorf le importaba un pimiento aparecer en la portada de las revistas y llenar estadios. ¿Quién quiere ser una estrella de Rock cuando puedes ser el temible “Space Lord”? Así, todos aquellos que esperaban una segunda parte de “Powertrip” hablaron de bajón creativo con “God Says No” y juzgaron “Monolithic Baby!” o “4-Way Diablo” como un traspiés en el intento de reverdecer los laureles mientras Wyndorf seguía su propio camino tras algunas inevitables zancadillas.

Y llegamos a “Last Patrol”, uno de sus mejores discos en años que se abre con un Dave Wyndorf auténticamente cósmico en “I Live Behind The Clouds” cuando susurra eso de: “I’ve got a feeling that no one cares, ‘bout all that confetti I throw in the air, nothing’s important yet everything is, If there ain’t no photo I just don’t exist and the winds blow and the sky looks cool. So I make my home in the clouds...” Sin Ed Mundell, siendo reemplazado a las seis cuerdas por Phil Caivano y producido por él y el mismísimo Wyndorf, “Last Patrol” es, en sus propias palabras: "un retorno a nuestras raíces en cuanto a ambiente y estilo de grabación. Está lleno de “space-rock psicodélico” con un toque de Garaje sesentero

"Grabado casi exclusivamente con guitarras, amplificadores y efectos vintage en nuestra ciudad natal de Red Bank, Nueva Jersey. Las canciones son negras como el espacio, cuentos de venganzas cósmicas, repletas de momentos de clímax, alienación y épica. Es un viaje extraño a través de los callejones de un futuro oscuro que, no por casualidad, se parece mucho a mi propia vida. Las letras no son fantasía sino, más bien, mis reflexiones, observaciones y emociones de un período de mi vida pero tiendo a utilizar la Ciencia Ficción y el Surrealismo para expresarme y ahí es donde estas canciones despegan y te hacen viajar, como la versión de Donovan “Three Kingfishers” que me parecía que encajaba en la tónica general del álbum"

Con Garrett Sweeny y Phil Caivano a las guitarras, Pantella a la batería y Jim Baglino al bajo, lo primero que llama la atención de “Last Patrol” no son sus largos pasajes psicodélicos sino la voz de Wyndorf, en primerísimo primer plano en la mezcla. El nuevo disco de Monster Magnet arranca con "I Live Behind The Clouds", una canción brutal en su contenido, en lo musical y en cómo Wyndorf se desgañita a través de sus más de cuatro minutos, llena de subidas, bajadas y emoción. Con la homónima, "Last Patrol", el álbum se asienta en una especie de Rock Cósmico en una carretera interestelar llena de polvo, la batería es aporreada por Pantella con fuerza mientras las guitarras se estrangulan siguiendo la voz de Wyndorf llena de reverb. El solo de guitarra es genial y nos lleva a un puente lleno de calma en el que se crea una atmósfera especial para, de nuevo, volver a quitarnos el aliento. 

"Three Kingfishers" de Donovan, suena tan oriental como la original pero en la versión de Wyndorf la electricidad recorre la espina dorsal de la interpretación y acaba con una tormenta más propia de Crazy Horse que de aquellos que firmaron “4-Way Diablo” o “Monolithic Baby!”. "Paradise" comienza de manera hipnótica, con una magnífica interpretación de Dave, tal y como ocurría en "I Live Behind The Clouds", poco a poco la tensión se va apropiando de la canción sin llegar a eclosionar  y se convierte en el "Gimme Shelter" de Monster Magnet .


Llega "Hallelujah" y, a pesar de ser una de las más criticadas del disco, el ritmo de la batería y ese riff tan vacilón nos llevan de vuelta a los setenta. Dave se lo pasa bien y eso transmite en su estribillo y en los diálogos de sus estrofas pero si alguno tenía dudas acerca de la identidad del grupo en este "Last Patrol", "Mindless One" pone las cosas en su sitio y nos trae a los Monster Magnet más rocanroleros con un single que no desentonaría en ninguno de sus discos anteriores. Lo ocurrido en "Paradise" o "Three Kingfishers" no es un espejismo y en "The Duke (Of Supernature)" se confirma que no hay nadie como Wyndorf para este tipo de baladas fronterizas entre una galaxia y otra. ¡Éste es el disco que deberían haber publicado antes o después de "Powertrip"! Basta escuchar "End Of Time" para entender que todo encaja en el álbum, una canción vibrante y acelerada, trepidante e intensa. Me gusta la voz, los efectos, las guitarras, el ritmo de Pantella y ese final tan demoledor y lleno de rabia que nos lleva a "Stay Tuned", una balada desoladora que cierra el disco con aroma a Western de Ciencia Ficción.

Como extras, la alocada "Strobe Light Beatdown", con una gran interpretación que se cuela por derecho propio en el álbum (ojo a las líneas del bajo) y "One Dead Moon" con Wyndorf y una acústica para, ahora sí, cerrar "Last Patrol" con sabor amargo y demostrar que pueden superar a "Stay Tuned" con un medio tiempo y sensacionales cambios de tercio en el estribillo. Lo cierto es que “Last Patrol” deja un excelente sabor de boca a todos aquellos que nos acercamos una vez más al universo de Dave Wyndorf y valoramos el álbum en su justa medida, no es “Powertrip” ni falta que le hace a nuestro amigo ni a nosotros pero sí puede mirar de frente a su mejor disco, “Dopes To Infinity”, y nos demuestra -una vez más-, lo grandioso que es desdeñar el ser una estrella de Rock y sentirse como todo un “Spacelord”.

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