Cuanto de verdad tiene el dicho de que para sacar un primer disco tienes toda tu vida mientras que para editar un segundo tan solo tienes dos años desde el primero. Muchos grupos tienden a poner de primeras toda la carne en el asador (lo que por otra parte es inevitable además de lógico) dejándose la piel y el cerebro en que su ópera prima sea todo lo magnífica y brillante que pueda ser, mientras que para sus sucesivos discos sufren un cierto relajamiento en el que suelen estancarse y del cual les cuesta una barbaridad salir. Warbringer son una de las bandas, digamos, importantes dentro de la escena que se suele denominar thrash metal moderno y una de las bandas que más simpatizantes tienen debido sobre todo al desparpajo que tiene esa máquina de cantar que se llama John Kevill, uno de los frontman más versátiles y dinámicos que se puede ver hoy en día en directo. Warbringer salieron a la escena metálica gracias a su primer disco; todos los amantes del thrash metal recordamos con temple y vigorosidad aquella obra maestra del género llamada “War Without End”, donde canciones como “Total War”, “Beneath The Waves” o “Shoot To Kill” marcaron un punto de inflexión y un soplo de aire fresco en lo que hasta entonces escuchábamos con desidia y aceptación. Con “Waking Into Nightmares” pienso que se equivocaron, quisieron darle una vuelta de tuerca a su thrash primigenio y no fueron capaces de adivinar que en su caso lo que justamente funcionaba era la sencillez y la rapidez. Y ello se dio a pesar de que contaron con la inestimable colaboración de Gary Holt (Exodus, Slayer) en la producción y en la mezcla de dicho álbum. A nivel personal he de reconocer que me jodió (y no poco) que después de “War Without End” Kevill y Laux no fueran capaces de dar continuidad compositiva al proyecto que habían iniciado un año antes y que cumplía todos los requisitos para convertirse en uno de los grandes clásicos del de la escena en Estados Unidos.
Warbringer no son unos virtuosos, creo que es algo obvio y perceptible en una simple escucha de cualquiera de sus discos, pero sí que tienen la efectividad necesaria para consagrarse como una banda muy importante dentro del thrash metal actual(a veces lo más simple y sencillo es lo que mejor funciona). Con este volumen cuatro que hoy nos traemos entre manos no es que mejoren mucho sus dos anteriores trabajos y evidentemente sigue estando muy lejos de su ópera prima, pero al menos siguen demostrando que son unos grandes luchadores y que están por aquí porque creen en la música y sobre todo porque creen en sus fans...“Horizon” muestra el lado más innovador y totalitario de la banda, con un Kevill que tira del carro gracias a su poderosa y genial voz, pero que no llega a romper del todo. Quizá en esta canción se ve como la banda quiere alejarse un poco del sonido de su primer disco y por el contrario siguen enrocada en sus sucesores. “The Turning Of The Gears” con un comienzo al más puro estilo Machine Head se centra más en el groove que en el thrash, donde la base rítmica se hace la dueña y señora de todo lo que se mueve a su alrededor dejando en un segundo plano el resto de matices y en ocasiones hasta anulando al bueno de Kevill. “One Dimension” sí que tiene esa esencia thrash metal que tanto nos gusta a los de la vieja escuela, un tema rápido y certero con el consiguen dar en el clavo y ponernos como antaño una sonrisita en los labios. Seguro que no será un tema menor en sus futuros conciertos y seguro que no renunciarán a incluirlo en un hipotético y futuro grandes éxitos. Fantástico también el estribillo con unos coros de los más crossover que harán las delicias de los más salvajes y acelerados.
“Hunter-Seeker”cuenta con la ventaja de ser la canción de lanzamiento con la que dieron a conocer este capítulo cuarto y con la que nos dejaron ver un puntito más oscuro y tenebroso en sus melodías y en sus atmósferas. Por regla general Warbringer son un grupo alegre y cachondo, podríamos decir que son los Helloween del thrash metal en cuanto a derroche de alegría y buen rollo se desprende de sus canciones; pero está claro que con “Hunter-Seeker” enredan con unos pasajes y unos corredores un tanto diferentes. Eso sí, innegable el adn de “War Without End” en la batería y en el grito de Kevill en las postrimerías del tema. Todo un lujo para nuestros oídos sedientos de buena caña, lo mismo que “Black Sun, Black Moon”, una de las mejores composiciones del álbum y una de los que mejor les ha quedado en su resultado global, con unas guitarras realmente bonitas y cuidadas que entran de primeras y que no suenan para nada apelotonadas en esta ocasión.
“Scars Remain”, una de las canciones más enrevesadas de este “Empires Collapse”, cuenta con un sonido crudo y visceral, un tema lleno de matices y de elementos que no podrás asimilar en una sola escucha, necesitarás darle tiempo y paciencia para captar todo lo que la banda quiere decirnos con el mismo. Con “Dying Light” liberan tensión gracias a unos riffs cortos y precisos, Kevill hace un trabajo impresionante (pienso que este chaval se merece mucho más) regalándonos uno de sus magníficos gritos infernales que todavía a día de hoy son capaces de ponerte la piel de gallina. Decir que en esta ocasión el solo tiene mucho regusto “old school”, aunque esta vez deciden ejecutarlo en una velocidad más corta. Con “Iron City”, uno de los temas más rápidos y espídicos del nuevo trabajo, no encontraréis lugar para el descanso, un tema 100% enérgico que os pondrá las pilas y os castigará las cervicales sin piedad ni contemplación alguna. Muy interesante su parte final con más de un minuto de instrumentación guiada por la fantástica guitarra de Laux; una pena que Carroll ya no esté en la banda, sin lugar a duda le daba una consistencia y una inestimable ayuda al bueno de Laux.
Posiblemente tantos cambios de formación en tan poco tiempo no ayuden a mantener la constancia necesaria para que todo vaya sobre ruedas. He de reconocer que “Leviathan” no me gusta un pimiento, se me hace muy tosca y muy poco digerible, con una métrica excesivamente cansina y dulzona (y mira que es raro esto). “Off With Their Heads!” es veloz como el rayo, un tema de poco más de minuto y medio de duración que te hace saltar del asiento y te pone en vereda con uno de esos solos marca de la casa que sirven como antesala del que es para mí mejor tema del nuevo disco. Como suele decirse en estos casos, lo bueno se hace esperar, y esta vez más que nunca ya que llega justo con el último tema del álbum…“Towers Of The Serpent” es simplemente genial, una de las mejores canciones que jamás hayan compuesto y que podía perfectamente haber formado de aquella obra maestra del 2008 llamada “War Without End”, ya que no habría desentonado para nada entre “Hell On Earth” o “Born Of The Ruins”. Una pena que últimamente sea tan escasa la aparición de este tipo de temas en los discos de la banda, a buen seguro que les harían un gran favor y les pondrían en el lugar que realmente se merecen…aún así, a nivel global el disco se deja querer y a buen seguro que a todo hijo del metal le sacará alguna que otra sonrisa. Ya contamos los días para verles como invitados de la gira que Iced Earth traerá por Europa como cabezas de cartel para comienzos de 2014. Seguro que en directo la lían…
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