Crítica: Steve Vai "The Story Of Light"

Y, después de siete años (como si fuese una profecía o hubiese esperado a tal número), Steve Vai, vuelve con uno de sus mejores discos y es que “The Story of Light”, a pesar de llevar publicado ya tiempo, demuestra cada día que es una obra redonda, densa y llena de matices, de recovecos en los que sumergirse y de suficiente enjundia como para aguantar un largo año de conciertos, cientos de entrevistas y videos en los que el propio Vai -además de desplegar sus encantos y todo su misticismo- nos revela el equipo que usa para la actual gira o en el estudio, cómo grabó las canciones y el momento vital que inspiró a cada una de ellas; desde la alegría más desbordante a la depresión más profunda. Sumergirse en “The Story of Light” (o The Story of Light "Real Illusions: ...of a...") es hacerlo en un mundo nuevo, escucharlo es adentrarse en la “Dimensión Vai”. Un músico, un mito que ya ha demostrado todo lo que tenía que demostrar y que, sin embargo, no deja de investigar y mostrar en cada nota de sus nuevas canciones su desbordante pasión por la música y la vida, derrochando simpatía y humildad en cada trabajo.

Con la ayuda de Jeremy Colson tras los parches, Dave Weiner en la rítmica, una invitada de lujo como Aimee Mann, la propia Julia Rainy May Vai hablando en ruso en la canción homónima que abre el disco, Mike Keneally a los teclados y Bernie Grundman en la masterización, Vai graba un disco conceptual en el cual, cada pieza, cada canción, puede ser escuchada en el contexto del álbum o de manera independiente. Siendo la segunda parte de su disco del 2005, "Real Illusions: Reflections" y siendo la parte central de una trilogía que Vai ha prometido continuar. ¿Pero una introducción en ruso, acaso se ha vuelto loco? Según Vai; “En el disco, las letras son en Inglés, pero no me apetecía que apareciesen así impresas porque es demasiado obvio. Quería hacerlo en otro idioma para añadirle mística. Busqué entre todos los idiomas en mi cabeza que resonaban en mi cabeza, tratando de encontrar el adecuado. Cada idioma tiene una dinámica. El Italiano es muy musical, el Francés suena muy femenino y bonito, el Alemán tiene un montón de aristas y suena poderoso, muy masculino pero, definitivamente, el Ruso fue el elegido ya que es una lengua hermosa porque tiene la cantidad justa de fuerza y la cantidad justa de romanticismo." Bienvenidos al mundo de Steven Siro Vai…



Tras una mística portada y en una cuidada edición en formato “digipack”, acompañado de un DVD, “The Story of Light” se abre con su canción homónima, un corte que es más una introducción o una continuación de “Under It All” y en el que se superponen capas de grabaciones hasta que llega el solo de Vai abriéndose paso, una maravilla llena de dinamismo y matices, el piano de Rosenthal ayuda al tema y los arreglos de cuerda se sincopan con la fuerza que imprime Jeremy Colson pero lo sorprendente es la narración de Julia Rainy May Vai que ayuda a crear esa sensación de caos que domina el tema. Pero el plato fuerte del disco bien podría ser la siguiente canción, una de mis favoritas -no sólo de “The Story Of Light” sino de la discografía de Vai- “Velorum”. Desde el primer momento que la escuché me enganchó su riff y su melodía, llena de cambios de ritmo y agresividad, parones en seco y un final de infarto, si en disco funciona, en directo es una bomba con un Vai disfrutando en cada uno de sus desarrollos. Si alguien tenía dudas sobre si a Steve Vai podían habérsele acabados los riffs, tan sólo tiene que escuchar “Velorum” o la trepidante “Gravity Storm” para darse cuenta de que es una fuente inagotable (algo que se confirma a lo largo de este álbum, no sólo de este par de temas).



"John The Revelator", Vai bajo la influencia de Blind Willie Johnson, la canción bebe del Gospel más que del Blues pero está igualmente llena de groove y se convierte en un torbellino gracias a la increíble participación de Beverly McClellan para acabar en “Book Of The Seven Seals” y reafirmar su carácter de plegaria a coro. La calma llega con “Creamsicle Sunset” con una melodía delicada y tranquila que nos relaja antes de la tormenta de, la antes mencionada, “Gravity Storm”, quizá la más agresiao y contundente de todo el disco (infinitamente más desestructurada que “Velorum”), llena de sólidos riffs, cuando uno la escucha la primera vez resulta imposible sacarle todo el jugo, la guitarra de Steve surca los cielos, los atraviesa y desgarra, baja tonos y los sube, una locura que te deja con ganas de más y más, teniendo que volver a escucharla una y otra vez.

Vai, consciente de la tormenta que acaba de desencadenar, vuelve a sumergirnos en la calma con “Mullach a’tsi” (la única composición incluida en el disco que no es de Vai sino de Pádraigín Ní Uallacháin) con aires evocadores (gracias a sus arreglos) y tan delicada y placentera que nos hace entrar en un estado de paz y sosiego que enlaza perfectamente con “The Moon And I” en la que Vai utiliza su propia voz y la de su guitarra para crear melodías en una de las canciones quizá más genuinas del disco. De “Weeping china doll” he leído muchas críticas pero, cuanto más la escucho más me gusta, es una maravilla por su sonido saturado con el que consigue transmitir toda esa emoción y es que siempre he sido un defensor de ese tipo de distorsiones que parecen pintar en abstracto. “Weeping china doll” además mejora en directo y posee más carácter y "feeling" que en el disco.

“Racing With The Wind” parece querer sacarnos de las aguas en las que nos hemos sumergido tras “Mullach a’tsi”, con uno de los mejores solos de todo el disco (y decir eso de un disco de Vai es mucho), una maravilla. “No More Amsterdam”, es sorprendente con la voz de Aimee Mann ( a mi juicio, una de las mejores voces, no sólo de los noventa y la pasada década, sino de la historia de la música, conjugando perfectamente la delicadez y fragilidad propias con un tono áspero y cortante cuando quiere, pero revestido de languidez). La canción es lenta y melodiosa, melancólica pero no triste, la voz de Aimee sigue a la guitarra y se convierte en una de las grandes sorpresas del nuevo disco de Vai. Un diez. “Sunshine Electric Raindrops” es el más rockero y clásico del disco, cerrando el disco de una manera más espontánea y menos elaborada que el tema de apertura algo que, después de tantos registros, se agradece.

“The Story Of Light” es un disco que gana con cada escucha y en el que no cuesta, en absoluto, ver el mimo y la ilusión con los que Vai ha trabajado. Es de agradecer que alguien como él, con una carrera como la suya, siga esforzándose y sea un ejemplo de constancia e ilusión. Odio la etiqueta pero cada vez que le escucho sólo puedo sentirme inspirado y pensar que sí, que, en efecto, hay gente tocada por una varita divina y Vai no es sólo un guitarrista y compositor sino un genio. Al César lo que es del César.

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