Doce años han tardado Mikel Erentxun y Diego Vasallo en volver bajo el nombre de Duncan Dhu, doce años que, en realidad, son diecinueve si tenemos en cuenta que su último disco, como tal, fue “Piedras” (1994) y “Crepúsculo” fue tan sólo una vuelta más a medias, aunque con el paso del tiempo uno reconoce en él grandes, grandísimas, canciones y quizá uno de los discos más sólidos de los donostiarras. Desde su separación, al menos cuatro recopilatorios, y muchos discos en solitario tanto de Mikel como de Diego (y todos excepcionales) como alivio para todos aquellos que queriamos verles de nuevo juntos sobre los escenarios y, por fin, anuncian su vuelta ¿por qué? ¿Han mejorado las relaciones entre Erentxun y Vasallo, alguna vez estuvieron mal? ¿Ha sido por Mikel que, tras el pequeño susto con su corazón, se ha dado cuenta de que la vida son cuatro días y Duncan Dhu bien merecía otra oportunidad más? ¿Por qué han vuelto? Podríamos elucubrar todo tipo de absurdas teorías pero si por algo se han caracterizado siempre ha sido por su honestidad y en una de las muchas entrevistas, que recientemente han concedido, aclararon todas las dudas al respecto; “Hemos vuelto por dinero” y, sinceramente, les aplaudo. Según dicen, sus últimas aventuras en solitario no son todo lo rentables que les gustaría y necesitaban un pequeño balón de oxígeno para seguir produciéndolas, ¿por qué no resucitar a Duncan Dhu? Hay que tener mucho valor para ir a cara descubierta y no enmascarar las intenciones intentando engañar al público y ¿saben lo mejor? Todos, absolutamente todos, nos levantamos cada día única y exclusivamente por dinero, ellos también, no pasa nada.
Pero no es del todo cierto que haya únicamente un interés económico tras este regreso, no me lo creo después de escuchar el disco, tanto Mikel como Diego son artistas y, por mucho que se sinceren y aleguen motivos económicos para su vuelta, estoy convencido de que, en el fondo, siempre hay una inquietud tras su vuelta y también plenamente convencido de que algo de magia tuvo que haber tras la grabación de “El Duelo”. Y como celebración, excusa y acompañamiento, una vez más resucitan todos sus clásicos en una recopilación con la que sacar algo más de tajada además de incluir algún extra.
“1” es el título de éste y hace un repaso por lo más exitoso de su carrera pero, cuidado, quizá no sea un recopilatorio a la vieja usanza y su título puedo llevar al equívoco. En “1” están todos sus éxitos pero no sus mejoras canciones y además, todos esos supuestos números uno se ven acompañados en esta ocasión de otras canciones, con menos fortuna pero buen sabor. Así, empezamos con “Casablanca” que suena enternecedora a estas alturas y derrocha ingenuidad y frescura o “Fin de amor” para saltar a clásicos del pop en español como “Cien gaviotas”, “Esos ojos negros”, “Jardín de rosas”, “Una calle de París” y mi favorita “En algún lugar”. A toro pasado sorprende ser testigo de la evolución del grupo que empezó tocando acústico y con apuntes Rockabilly para convertirse en un grupo de Rock y, posteriormente, volver al intimismo acústico. “La barra de este hotel” suena novedosa en pleno 2013 gracias a ese “wah” que se te clava en la cabeza, “Rozando la eternidad” les sitúa de nuevo entre lo mejor de nuestra música y “Salitre y sudor” no ha envejecido mientras que “Palabras sin nombre” te lleva, de verdad, a otra época.
“Mundo de cristal” y “La casa azul” cambian de tercio, como “Oro blanco”, pequeños despuntes en una carrera, marcas de un evolución como “Capricornio” o “A tientas” y de vuelta de nuevo al redil más sencillo, menos bailable y moderno, con “La herida” o “Córdoba”, aquellas que grabaron para “Colección 1985-1998” y que marcaron, quizá sin saberlo, la senda por la que volverían en “Crepúsculo” (2001) el que se supone que sería su último álbum. Como extras en dvd el concierto celebrado para “Cuarenta Principales” y el verdadero motivo de esta compra obligada, el ep “El Duelo”
Con “El Duelo”, Duncan Dhu, vuelven a un sonido acústico e intimista, mucho más maduro que en “Crepúsculo” y mucho, mucho más oscuro, hasta el punto de que en algunos momentos incluso me cuesta diferenciar el tono de voz tan característico de Mikel del cazallero y arenoso de Diego. “Cuando llegue el fin” fue la elegida como adelanto y es una buena elección, se nos muestra a los Duncan Dhu de siempre pero con unos años de más, suena como su material más antiguo y no desentona, una letra elaborada (algo común en todo el EP y en sus carreras tanto en solitario como en común) con multitud de imágenes y una instrumentación sencilla -que no simple- para un estribillo desnudo y pegadizo. "No dejaría de quererte" cubre el cielo azul de "Cuando llegue el fin" con algo más de oscuridad en los arreglos e incluso las letras, ("junto al lecho del río, no me busques, me he ido") pero es la voz de Mikel la que arroja algo de claridad en el estribillo, aunque en las estrofas suene más grave, más sobria y con menos piruetas que de costumbre . "El duelo", más luminosa, es aún mejor, una pequeña maravilla a la altura de lo mejor de su carrera, nostálgica pero con una melodía optimista y un ritmo contagioso.
No ocurre lo mismo con “Llora guitarra (plora guitarra)” que aunque pegadiza baja un escalón más hacia la oscuridad y en la cual Diego toma todo el protagonismo y es también en donde nos damos cuenta del cariz que van tomando esta colección de canciones, nos recordará a la canción tradicional italiana en su ritmo y el solo de guitarra es tan jazzy como irresistible la rítmica y la voz de Vasallo que, al principio, rompe la tónica general del EP frente a la melodiosa de Mikel, para después perfilarse ideal para un tema así; rota, crápula, levemente afónica y con muchísimo sabor. "Los días buenos" vuelve con Diego como voz principal y muy similar a lo escuchado en "Canciones en ruinas" (2010) pero con Mikel haciendo coros, un gran tema de cualquier forma.
No ocurre lo mismo con “Llora guitarra (plora guitarra)” que aunque pegadiza baja un escalón más hacia la oscuridad y en la cual Diego toma todo el protagonismo y es también en donde nos damos cuenta del cariz que van tomando esta colección de canciones, nos recordará a la canción tradicional italiana en su ritmo y el solo de guitarra es tan jazzy como irresistible la rítmica y la voz de Vasallo que, al principio, rompe la tónica general del EP frente a la melodiosa de Mikel, para después perfilarse ideal para un tema así; rota, crápula, levemente afónica y con muchísimo sabor. "Los días buenos" vuelve con Diego como voz principal y muy similar a lo escuchado en "Canciones en ruinas" (2010) pero con Mikel haciendo coros, un gran tema de cualquier forma.
“La última canción” nos deja con ganas de más gracias a esa guitarra que suena cristalina y la voz de Erentxun, ¿cómo habría sido “El duelo” si, en vez de un EP, fuese un álbum al completo? Nunca lo sabremos y tan sólo esperamos que la última canción no sea, precisamente eso, la última. Escuchando “1” y después “El duelo” uno tiene una buena foto de lo que fue y es el grupo y, lo peor de todo, se descubre que la música de aquellos años era infinitamente mucho mejor que la que ahora despunta en la listas. Grandes canciones y grandes músicos, sólo ellos saben atrapar siempre el momento que les toca vivir y capturarlo grabándolo en un disco, una pena que la vuelta de Duncan Dhu tenga siempre sabor a despedida, que no se vea una continuidad, nos siguen haciendo falta grupos y discos así, que nos hagan viajar en el tiempo y evadirnos de todo.
© 2013 Jim Tonic